ACTUALIDAD DIOCESANA

20/01/2019

Bodas de Caná

En el ciclo litúrgico C la Iglesia propone para el Segundo Domingo del Tiempo Ordinario la proclamación del evangelio de las bodas de Caná (cf. Jn. 1, 1-12). Y en el segundo cuerpo del retablo de la Catedral Vieja de Salamanca, en la tercera tabla desde la izquierda, aparece pintado este relato que vamos a contemplar.
Advertimos que el primer milagro de Jesús se revive y actualiza en el interior de un patio de una casa florentina del siglo XV. Las influencias compositivas de Giotto para la Capilla Scrovegni  o de Barna de Siena en San Gimignano, son evidentes. Los invitados se sientan en una mesa rectangular, un dosel sobresale sobre los muros apoyado sobre ménsulas, así mismo un tapiz cuelga en la pared tras los personajes. Debido a los errores de perspectiva y la aparente desconexión entre los personajes, esta tabla fue realizada por un ayudante del taller de los Delli, que quiso recrear las novedades de la primera tabla del retablo, la de la Natividad de la Virgen, sin conseguirlo.
Se reúnen en una mismo escenario los distintos momentos descritos por el evangelista San Juan en las bodas de Caná. La Virgen María, sentada a lado de Jesús, se vuelve hacia Él y une sus manos como intercesora, para que estrene su ministerio e intervenga: “Faltó el vino, y la madre de Jesús le dice: -No tienen vino-” (2, 3). Jesús accede a la petición de la madre, por eso extiende el dedo de su mano derecha, como signo de su palabra para realizar el milagro: “Llenad las tinajas de agua… sacad ahora y llevadlo al mayordomo” (2, 7a. 8).
En primer plano, a la derecha, los criados cumplen las órdenes de Jesús, llenando con agua las seis tinajas, colocadas en perspectiva: “Y las llenaron hasta arriba” (2, 7b); y el mayordomo prueba su conversión en vino: “El mayordomo probó el agua convertida en vino” (2, 9).
Los dos invitados a la mesa, situados al fondo, comentan admirados el suceso: “has guardado el vino bueno hasta ahora” (2, 10b). Mientras sucede todo esto, se añade al fondo un detalle aparentemente anecdótico, propio de la pintura del gótico internacional, pero que tiene gran importancia, ya que da sentido al milagro. 
A la derecha, una sirvienta sale de la cocina sosteniendo la comida, un cordero, servido en una bandeja dorada, como el de la tabla de la Última Cena; frente a ella se asoma otra mujer señalando a Jesús, recordando con su gesto otra tabla anterior a esta, en la que Juan el Bautista hacía lo mismo para decir que Jesús es el Cordero de Dios (cf. Jn. 1, 36).
Las bodas de Caná están concebidas dentro del conjunto del retablo como un milagro que pretende mostrar varios sentidos a la vez. El vino hace referencia a la Sangre de Cristo, que va a ser derramada para el perdón de los pecados, se trata de una prefiguración de la Eucaristía. También significa la unión de Cristo con su Iglesia, cuando Jesús convierte el agua en vino, cambia el agua de la Antigua Ley por el vino de la alegría del Evangelio, naciendo así su Iglesia. Y las seis tinajas simbolizan las seis épocas de la historia de la salvación que precedieron a la llegada de Cristo: Adán, Noé, Abraham, David, Jeconías y Juan el Bautista.
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LAS BODAS DE CANÁ Taller de los Delli Ca. 1439-1445
Bodas de Caná

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