29/04/2022
SERVICIO DIOCESANO DE COMUNICACIÓN
Luismi tiene 52 años y quiere trabajar de cocinero. Durante gran parte de su vida ha trabajado en la construcción, como él mismo relata desde el centro de formación y empleo de Cáritas diocesana de Salamanca, Padre Basabe, donde realiza un curso de cocina junto a otros compañeros.
“Este curso lo he hecho por formación y para dar un cambio en mi vida”, admite. Además, confiesa que le gusta mucho la cocina, “quiero cambiar y experimentar lo que se vive en una cocina”. Este extremeño tiene claro que cuando uno acude a un restaurante, “no sabes lo que se vive en la cocina”, y para Luismi, esa labor genera una gran satisfacción.
“El hecho de dar de comer a tantas personas que van a ese establecimiento es de agradecer, y satisfacen todos los trabajos, pero hay alguno que destaca y te gusta más”, admite Luismi. Hace unos meses, este alumno trabajó de ayudante en una cocina en un pueblo de Salamanca, “y como me gustó tanto decidí formarme para trabajar en ello”. Él intenta participar de forma activa en el curso, “pregunto todo el rato”, y mantiene la esperanza de encontrar un empleo en la ciudad, “hay buena salida en la hostelería porque tenemos mucho turismo, y ahora viene la campaña de verano”.
Otra de las alumnas del curso de cocina es Edith, de 53 años, que tras ser cuidadora de una persona descubrió que la cocina era una nueva pasión. “Yo ya había trabajado en la hostelería, y ya he hecho un curso de formación profesional en restauración”, relata. Esta mujer ha trabajado en algunos restaurantes de Salamanca y de fuera de la provincia, “y en mi país me formé en administración hotelera”.
En la fase final de la parte teórica del curso, ya que en unos días comenzarán las prácticas, Edith reconoce que ha estado encantada, “nos han brindado esta oportunidad, y hemos aprendido mucho con esta formación”.
María, de 63 años, es otra de las participantes de este curso del centro Basabe de Cáritas, y comparte su entusiasmo por la cocina, “soy colombiana y quería conocer la cocina española”. Ella tiene la esperanza de tener una segunda oportunidad en el mercado laboral, pese a su edad, “al menos para entrar como ayudante”.
La coordinadora del área de inserción laboral de Cáritas diocesana de Salamanca es María Élices, recuerda que en el centro Padre Basabe, “nos dedicamos a acompañar a las personas que buscan trabajo, bien porque están desempleadas, o porque quieren hacer una mejora en su vida laboral”.
Entre los servicios que ofrecen está la orientación laboral; la formación para el empleo; como agencia de colocación o el trabajo en red con empresas y otras entidades”. Esta responsable asegura que siempre buscan, “que haya una transformación en el tejido de la ciudad para favorecer las oportunidades de empleo para las personas que acompañamos”.
Hasta el centro Padre Basabe puede acercarse cualquier persona, “que quiera o necesite un apoyo en esa búsqueda de empleo”, advierte Élices. En cuanto a sus alumnos, predominan las mujeres, “que son mayoritarias”, y muchas de ellas que forman una familia monoparental; o personas paradas de larga duración, migrantes o jóvenes, “que están buscando en la formación laboral una oportunidad de hacer un proyecto de vida”.
Los esfuerzos del personal de Cáritas se dirigen principalmente al acompañamiento, “buscamos los puntos fuertes de su búsqueda de empleo, para fortalecerlos, y analizamos los puntos débiles, para transformar eso en oportunidades”. Por último, esta coordinadora asegura que siempre se cuida que la persona, “sea la protagonista de su proceso de búsqueda, y que conozca bien el territorio y su búsqueda sea eficaz“.