24/04/2019
José Antonio Marcén es el dominico de San Esteban de mayor edad y memoria viva para recordar los primeros años de la Hermandad Dominicana. No conoció su fundación, hace 75 años, pero llegó a Salamanca dos años después, en 1946, con apenas 15 años. Eso le convierte en un narrador de excepción para viajar en el tiempo, a aquella década de los 40, a mediados, en la que el gremio de papel, prensa y artes gráficas decidieron crear una hermandad para la madrugada ya del Viernes Santo. Este fraile dominico recuerda algunos nombres de esos primeros pasos de la hermandad, “como Gombau, Moretón o Antonio (el de la librería de la Rúa)”.
La primera denominación de la hermandad fue del Santísimo Cristo de la Buena Muerte. En las crónicas de la época apuntan que desfilarán en su primera Semana Santa cien nazarenos con hábito blanco, capirotes negros y cíngulo de esparto, junto a una representación de los padres Dominicos con su ‘Schola Cantorum’. Allí estaría José Antonio Marcén, poco años después del comienzo de todo. “La procesión era un acto más de nuestra comunidad, muy solemne”, apunta. Entre sus recuerdos está el hecho de que durante la procesión entonaban: “Perdona a tu pueblo…”, (tararea este fraile dominico). Recuerda parte del recorrido de aquellos inicios de la Hermandad Dominicana: “Subíamos por San Pablo, Plaza Mayor, Rúa y bajábamos de vuelta, para llegar sobre las siete y media de la mañana”, añade.
En la década de los 50 fue director consiliario de la hermandad durante unos años. Recuerda el entusiasmo de los hermanos que pusieron en marcha la hermandad, y mira con nostalgia al Cristo de la Buena Muerte cuando entra a la capilla de San Esteban para hacerse una fotografía junto a tres de los actuales titulares de la hermandad.
En la primera procesión de 1944 salieron las imágenes del Cristo de la Buena Muerte y de Nuestra Señora de la Piedad, de Salvador Carmona. Un año después se sumarían las imágenes de Nuestro Padre Jesús de la Pasión, de Damián Villar, y Nuestra Señora de la Esperanza, de Francisco González Macías. Y ya en 1945 se habla de los heraldos a caballo o de las bandas de cornetas y tambores