ACTUALIDAD DIOCESANA

01/03/2020

Tentaciones. Artículo de Tomás González

También yo siento hambre de mil cosas a veces, y no tras largos ayunos precisamente. También tú te habrás sentido invencible alguna vez, sin necesidad de haber estado en el alero del templo. Y seguro que tú y yo conocemos a alguien al que hayan mostrado ante sus ojos una oferta irrechazable, aunque no consistiera en todos los reinos del mundo puestos a sus pies.

Porque tú, y yo, y esa persona, vivimos en el mismo desierto al que Jesús se retiró, un desierto donde el demonio tienta pero donde la Palabra de Dios se escucha, su Ley nos llega en el silencio y su Gracia nos viene en la soledad. Parecemos solos allí, aquí, en este desierto, pero no lo estamos.

Cada Cuaresma, como la que ahora comenzamos, es un nuevo desierto en el que combatir y vencer, en el que asumir nuestra debilidad y acudir siempre al perdón, en el que compartir y renovarnos para resucitar en la noche de la Pascua. Porque a este desierto nos ha traído el mismo Espíritu. Porque también a nosotros nos sirven los ángeles cada vez que el demonio nos suscita hambre y elegimos la Palabra, nos invita al abismo y escogemos la Ley de Dios, nos ofrece poder y nos abandonamos en la Gracia.

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