30/07/2023
A las puertas de la Jornada Mundial de la Juventud, que se celebra del 1 al 6 de agosto en Lisboa, las lecturas bíblicas de este domingo son providenciales. En ellas Dios nos invita a que pensemos en los jóvenes de la JMJ y a que para ellos sea hoy nuestra oración.
Ayúdales, Señor, a que aprendan a discernir lo esencial de la vida… En medio de este mundo donde tantos se mueven por el afán de poder y el deseo de bienestar individual, concédeles, como a Salomón, sabiduría para desarrollar sus talentos en la dirección de la justicia y el bien común.
En este tiempo suyo tan lleno de incertidumbre –desde la guerra sin piedad contra Ucrania hasta el cambio climático desbocado, que tanto afectan al presente de todos y al futuro de los jóvenes– ayúdales, como a Pablo, a saberse acompañados por Jesús y por la comunidad cristiana, pase lo que pase.
En medio de esta Iglesia nuestra que vive un proceso acelerado de reducción y cambio, ayúdales a caminar uniendo la experiencia de los mayores con la energía de los jóvenes, y a encontrar la bienaventuranza de quien opta por Jesús como su mayor tesoro quien opta por Jesús como su mayor tesoro, porque habrá comprendido que es Él quien, por amor, lo ha vendido todo para comprar nuestra libertad con su sangre derramada.
Y, más allá de las lecturas dominicales, si tuviera que expresar en una sola frase lo que pido para esta Jornada Mundial de la Juventud en su conjunto, diría: “¡Señor, que sea una JMJ que alumbre!”... Que alumbre en todos los sentidos de esta palabra tan castellana; al menos en estos tres:
Para empezar, así como en la tradición de nuestros pueblos LA LUMBRE REÚNE a la familia y teje vínculos profundos, que la JMJ sea una experiencia que caliente el corazón, experiencia fuerte de encuentro fraterno y amistad internacional para los jóvenes católicos que allí se encontrarán. Que descubran que, aunque cada uno se sienta a veces poca cosa en este mundo descreído, somos un solo Cuerpo en Cristo. Nos lo dijo Él: “Donde dos o más estáis reunidos en mi nombre, ahí estoy Yo”.
Pido también que, desde esta experiencia, se fortalezca no solo la identidad y pertenencia cristiana de los participantes, sino que crezca la conciencia misionera que nos mueve a ALUMBRAR EL MUNDO. ¡Que la convivencia en paz y alegría de los jóvenes en Lisboa ilumine este mundo en guerra! ¡Que cada joven, a su regreso, sepa ser luz en sus ambientes! Jesús lo dijo muy claro: “Vosotros sois la luz del mundo; no se enciende una lámpara para esconderla bajo la mesa, sino para que alumbre a todos los de la casa”.
Pido por último que la JMJ sea un acontecimiento QUE ALUMBRE VIDA, que dé a luz un compromiso profundo en el corazón y la vida de los jóvenes participantes, que les vincule a Jesús y su misión los 365 días del año. ¡Mejor: toda la vida! Una JMJ que alumbre una generación de discípulos misioneros capaces de enfrentar el futuro convencidos de que “Jesús está con nosotros todos los días, hasta el final de los tiempos”.
¿Qué dices, Señor?… ¿Qué nos hemos venido arriba?… Pues qué bien, porque eso nos acerca a los jóvenes, porque así son ellos… Además, es una oración sencilla que no me cansaré de repetir con convicción y con fe: “¡Señor, que sea una JMJ que alumbre!”.
Mariano Montero, sacerdote Adsis, párroco de Santa Marta de Tormes y miembro del equipo diocesano de Pastoral Universitaria.