04/03/2025
El 17 de diciembre de 1198, el joven papa Inocencio III aprobaba, de manos de San Juan de Mata, la Regla de la Orden Trinitaria por la que se regirían los religiosos de la misma. Y poco tiempo después, tras haber fundado bastantes comunidades en Francia, las de Avingaña del Serós y en su capital Lérida, Burgos, Toledo, Daroca y Segovia – éstas en España-, y el Hospital “ Santo Tomás in Formis” que le regalara este papa en Roma, manda construir en el mismo, el año 1210, un precioso pantocrátor con la inscripción en latín “Signum Ordinis Sanctae Trinitatis et captivorum” (“escudo de la Orden de la Santa Trinidad y de los cautivos”), donde Cristo Rey se hace hombre con dos cautivos, uno cristiano y otro no cristiano.
Con motivo del octavo centenario de dicha aprobación, los religiosos de España decidieron construir la actual parroquia, regalando los de Italia una copia exacta del escudo y que está colocado en la parte exterior de su torre.
Al año siguiente de dicha aprobación, San Juan de Mata realizó desde Marsella la primera de sus redenciones, que se vería inmortalizada siglos después con el rescate del inmortal Miguel de Cervantes. Recordando que Cristo viene a traer la liberación a todos, estos religiosos, ya desde su fundación, tuvieron como lema y sentido de la Orden Trinitaria la alabanza a la Santísima Trinidad. Pero esta dinámica y fuente de convivencia, que en su Hijo Jesús nos trae la redención y libertad de cuerpo (entonces, principalmente, la de los cautivos) y espíritu.
En 1390 llegaron los trinitarios a Salamanca, siendo varios sus conventos, ya que, en las muy frecuentes y devastadoras riadas del Tormes, las viviendas, iglesias, conventos y hasta la primitiva –actualmente desaparecida- catedral de San Juan el Blanco fueron totalmente devastados. Tras la riada de 1490, se concedió a la entonces única rama trinitaria, la calzada, al actual Colegio Mayor Montellano de la Calle Zamora.
Un religioso trinitario manchego de Almodóvar del Campo, reformador de la Orden, San Juan Bautista de la Concepción, funda a principios del siglo XVII una pequeña comunidad en Salamanca, agrandada posteriormente en los actuales juzgados y su adyacente iglesia-parroquia de San Pablo.
Cuando en enero de 1681, en una de las redenciones efectuadas por dichos religiosos reformados o descalzos, llegaron a Valencia con 211 cautivos liberados, trajeron también una veintena de imágenes entre las que descuella la del Jesús Rescatado, que fue llevada a su convento de Madrid y que, en 1722, construyó la preciosa urna barroca donde se conservan la mayoría de los restos mortales de San Juan de Mata (que, desde 1966, residen aquí, en su parroquia).
A partir de dicha fecha, en todos los conventos e iglesias que los Trinitarios tuvieron hasta la Desamortización de Mendizábal (1835) –caso de la actual parroquia de San Pablo- y en los posteriores -caso del ahora convento y parroquia de la Avenida Filiberto Villalobos, existe una imagen, copia del Nazareno Rescatado de Medinaceli, que nos recuerda no solamente al Cristo Redentor de hace dos mil años, sino también al Cristo Esclavo de hoy, en todos sus hijos e hijas maltratados y esclavizados en infinidad de cautiverios actuales, especialmente los perseguidos a causa del odio a la fe cristiana, a quienes sus religiosos, acompañados por las diversas congregaciones femeninas trinitarias y los muchos seglares que igualmente comparten nuestro carisma, tratan de hacer presente el doble lema trinitario: “Gloria a ti, Santa Trinidad, y a los cautivos la libertad”.
De ahí la tradicional costumbre del Besapiés y las innumerables imágenes del Jesús Nazareno Rescatado, o de Medinaceli, sobre todo en las procesiones de la Semana Santa.
La parroquia de San Juan de Mata, en la Avenida de Filiberto Villalobos 82, acogerá el viernes, 7 de marzo, el tradicional besapiés a la imagen de Jesús Nazareno Rescatado. El templo permanecerá abierto de 8:00 de la mañana a 22:00 horas para la veneración de los fieles. Además, a lo largo del día se celebran cuatro eucaristías, a las 9:00, 12:00, 18:00 y 20:00 horas. Al término de la última misa se rezará el Via Crucis.