12/01/2025
“Poner el foco” es una expresión que se usa con frecuencia en el periodismo, la psicología y, cada vez más, en el lenguaje coloquial. “Poner el foco” es fijar la mirada, centrar la atención, concentrarme en alguien, hacerle el centro de mi interés, orientar hacia él mis cinco sentidos… En su grado extremo, es lo que hacen los enamorados cuando se dicen: “Solo tengo ojos para ti”. De manera que “poner el foco” sería mirar con los ojos del corazón, poner lo mejor de mi ser en aquel a quien miro y ad-miro.
Lo contrario es “desenfocar”, que la RAE (Real Academia Española) define como: “hacer perder el enfoque adecuado”. Esa es la dinámica de otra palabra de moda, la “posverdad”, que en estos tiempos se está convirtiendo en una amenaza global. La semana pasada hemos visto cómo los nuevos dueños de la mayor potencia mundial se sienten con un poder nunca antes alcanzado, que les permite tergiversar la realidad en beneficio propio, hacer de sus intereses el criterio de la verdad, difundir bulos masivos y crear tendencias, manipular elecciones allá y acá, tratar a los amigos como enemigos e incluso amagar con intervenir militarmente en suelo europeo… Vienen tiempos difíciles. Hoy vivimos en un “desenfoque” mundial, impuesto y creciente, que nos lleva a normalizar las guerras, difuminar los derechos humanos y asumir como inevitable la ley del más fuerte.
Pero mientras el mundo se vuelve más oscuro e incierto, los cristianos hemos celebrado el nacimiento de Jesús, el humilde Niño Dios, que es Luz y Verdad para todos los pueblos, portador de paz y vida para la humanidad entera… Ahora nos damos cuenta de que el largo e intenso “Tiempo de Navidad” -que hoy concluye- ha sido un aprendizaje testimonial de “cómo poner el foco en Jesús”. Isaías nos ha recordado que Dios lleva siglos diciéndonos: “Mirad a mi siervo, a quien sostengo”. Y los evangelios nos han mostrado cómo hicieron eso María y José, Isabel y Juan el Bautista, los pastores de Belén y los magos de Oriente… El evangelista Juan lo resume así: “La Palabra se hizo carne y habitó entre nosotros, y hemos contemplado su gloria”. Todo en estas semanas ha sido invitación a poner nuestra vida y nuestra plena atención en Jesús.
Y para que no quepan dudas, este domingo del “Bautismo del Señor” la Epifanía se hace más profunda, pues es el mismo Dios Padre quien “pone el foco” en Jesús y le dice: “Tú eres mi hijo, el amado”… ¡Y eso lo cambia todo! Porque cuando los cristianos centramos nuestro ser en Jesús el Hijo -al que nos unimos para siempre en nuestro propio bautismo- escuchamos ese eco eterno dirigido a nosotros en Él: “Tú eres mi hijo, el amado”… En estos tiempos de posverdad y confusión, y ante el nuevo año que tenemos por delante, el Espíritu Santo nos dice al oído: “No fijéis los ojos en nadie más que en Él, no adoréis a nadie más que a Él, porque solo Él nos sostendrá… ¡Poned el foco en Jesús!”
Mariano Montero, sacerdote Adsis, párroco de Santa Marta de Tormes