24/01/2020
Los niños son en estos tiempos materia de los medios de comunicación y noticia permanente sobre abusos sexuales, sobre el hambre extrema que llega hasta la muerte o sobre el asesinato de algunos de ellos a manos de sus mismos padres o hermanos. En estos días los niños están también presentes en el arte chino presente en nuestra Plaza Mayor, como muestra la imagen.
Pero también hay instituciones que aparecen en nuestro tiempo como instrumento de defensa y protección de los menores. Y se muestra un tratamiento especial a los menores que vienen en pateras o por otros medios tanto o más arriesgados, a veces ni siquiera acompañados de sus padres o de otras personas mayores que se muestren como sus protectores. Los llamamos MENAS, menores no acompañados.
También teóricamente nos encontramos con avances en el compromiso de protección de los menores. Así se han mostrado las normas que manifiestan los derechos propios de los niños: la Declaración Universal de los Derechos del Niño.
En esa misma línea aparecen instituciones como la UNICEF, creación de la Organización de las Naciones Unidas, la ONU. Esta agencia de la ONU para la atención a los niños necesitados de todo el mundo nació el año 1946 para ayudar a los niños de Europa afectados por la Segunda Guerra Mundial, y hoy atiende a los niños necesitados de cualquier parte del mundo.
El próximo domingo día 26 celebraremos en España la Jornada Mundial de la Infancia Misionera, una institución más modesta, pero pionera en la atención a los niños, al principio de China y hoy de todo el mundo, especialmente el mundo de mayores necesidades, y especialmente el mundo de las misiones.
El Movimiento Infantil Misionero nacía en Francia como movimiento de solidaridad (hoy lo llamaríamos ONG) en el año 1843, para ayuda a niños necesitados. Fue creación del obispo mons. Forbin-Janson ante las impactantes noticias que los misioneros enviaban dando a conocer la dramática situación de los niños, y especialmente de las niñas en China.
Después de una visita a Pauline Jaricot, fundadora de la Obra de la Propagación de la Fe para ayuda a las Misiones, que organizaba a sus socios en grupos de diez o doce personas que se comprometían a solidarizarse con la obra de los misioneros, conociéndolas, rezando un padre nuestro diario por las misiones y contribuyendo con una pequeña cuota económica mensual.
Ese mismo estilo de organización introdujo el obispo Forbin-Janson para comprometer, no a personas mayores directamente, sino precisamente a los niños franceses haciendo de ellos los protagonistas de la ayuda a los niños de las misiones de China, que después se extendería a ayudar a todos los niños del mundo. El obispo creía así en la eficacia de los mismos niños y por eso hacía de ellos los protagonistas de su eficaz ayuda a otros niños. Así se recoge hoy en el movimiento infantil misionero con la expresión: “Los niños ayudan a los niños”.
La Obra de la Infancia Misionera, que en 1922 sería adoptada por el papa Pío XI, junto con las otras tres Obras Misionales Pontificias, tiene el honor de ser la primera iniciativa mundial de atención a los niños. Goza, además, de la particularidad de que en ella los niños no son simples receptores de ayudas, sino auténticos protagonistas de la acción misionera.
El cuarto domingo de enero de cada año se celebra en España la Jornada de la Infancia Misionera, para alentar el espíritu misionero y la solidaridad mutua entre los pequeños de todo el mundo. La colecta de esta jornada, con la que las personas mayores colaboran con los niños a hacer más eficaz la obra misionera, ayuda a sostener muchos proyectos evangelizadores y asistenciales en favor de los niños de los territorios de misión.
La Infancia Misionera contribuyó con más de 19 millones de euros en favor de los niños del mundo en 2018. Y se ejecutaron 2.943 proyectos agrupados en tres grandes campos de acción: la vida, la salud y la educación. El año pasado se enviaron desde España cerca de dos millones de euros, fruto del trabajo de sensibilización de la Obra de la Infancia Misionera.
Este año la campaña, teniendo como referencia la huida de Jesús niño a Egipto para salvar su vida de los propósitos del rey Herodes de acabar con Él, tienen en cuenta especialmente a los niños perseguidos, desplazados y refugiados. Y los niños asisten especialmente a campos de refugiados que atienden muy eficazmente nuestros misioneros.
La situación en el mundo de los niños refugiados y abandonados el Papa Francisco lo explica así: “Cuando la ira de Herodes se abatió sobre Belén, la Sagrada Familia de Nazaret se refugió en Egipto. El pequeño Jesús nos recuerda así que la mitad de los refugiados de hoy en el mundo, son niños, víctimas inocentes de la injusticia humana”.