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El obispo de Salamanca destacó en la solemnidad de San José al santo como modelo de fe y vocación, y recordó que toda llamada de Dios es un don, que se acoge y se convierte en una misión y servicio a los demás

SERVICIO DIOCESANO DE COMUNICACIÓN

La capilla mayor de la Casa de la Iglesia acogió este miércoles, 19 de marzo, la celebración de la solemnidad de San José y el Día del Seminario. La eucaristía fue presidida por el obispo de Salamanca, Mons. José Luis Retana, y concelebrada por el obispo emérito de Sigüenza-Guadalajara, Mons. José Sánchez; el vicario general, Tomás Durán; el provicario general, Antonio Carreras; el vicario de pastoral, Andrés González; el rector del Seminario diocesano, Fernando García; el director de la Residencia diocesana, Justo Crespo, y el sacerdote Francisco Delgado. Una celebración en la que participaron presbíteros, residentes, trabajadores de la Casa de la Iglesia, así como jóvenes que están en proceso de discernimiento.

Al iniciar su homilía, Mons. José Luis Retana dedicó unas palabras de cercanía hacia Mons. José Sánchez, quien ese día celebraba 45 años como obispo, así como al seminarista Mario Cabrera que colaboró al servicio del altar.

El obispo destacó el papel de San José como protector de la Iglesia y de los seminarios, “dos instituciones queridas por el Señor”. En referencia al Día del Seminario, cuyo lema este año es “Sembradores de esperanza”, subrayó la responsabilidad de los seminaristas como futuros sacerdotes: “Habrán de esparcir las semillas de la esperanza de las que tan necesitado anda nuestro mundo”. En este sentido, remarcó: “Necesitamos sembradores de esperanza”, que bebiendo del Evangelio de Cristo, “llenen de belleza y fraternidad la historia inacabada de nuestro querido mundo”.

Para Mons. José Luis Retana san José es modelo de confianza en Dios y custodio de los misterios de la salvación, por ello, animó a los presentes a asumir su propia vocación con la misma fe y obediencia que el padre de Jesús.

También hizo referencia al Congreso de Vocaciones celebrado recientemente en Madrid, “de algún modo nos ha hecho cambiar de perspectiva, en el sentido que nos ha dejado claro que cada uno de nosotros es una vocación”, y esa llamada se manifiesta de manera concreta en la forma de vida, en un lugar, en la misión que cada uno asume.

Además, recordó que toda vocación nace de Dios, surge de la amistad con Jesús y exige una respuesta generosa: “Toda vocación que viene del Señor conlleva una misión. Es una llamada con una finalidad, con un sentido, con un proyecto”. El prelado salmantino destacó que es un don que “no se merece, sino que se acoge” con humildad y debe traducirse en entrega, amor al prójimo y compromiso con la misión de Dios. Y puso como ejemplo a la Virgen María y su respuesta al acoger la llamada de Dios: “He aquí la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra”.

Y concluyó pidiendo al Señor la gracia de escuchar más, de soñar con sus planes y de acoger responsablemente a Cristo”, y a María, “Maestra de vida espiritual”, que “nos haga dóciles al proyecto de Dios sobre nuestra vida, como lo fue ella” y transforme nuestra vida con su luz.

Vigilia diocesana por las Vocaciones sacerdotales

Las actividades con motivo del Día del Seminario continuarán el viernes, 21 de marzo, con una vigilia diocesana de oración por las vocaciones sacerdotales, a las 20:00 horas, en la capilla mayor de la Casa de la Iglesia. Una celebración que presidirá el obispo de Salamanca y que contará con el testimonio vocacional del seminarista diocesano, Mario Cabrera.

Además, el domingo, 23 de marzo, se celebrará en las parroquias el Día del Seminario y la colecta para apoyar las vocaciones al ministerio sacerdotal.