09/04/2020
Queridos hermanos presbíteros, de vida consagrada y fieles laicos:
Los datos de mi proceso médico de la última semana me ofrecen la seguridad y mi curación total a la espera de recibir mañana el alta oficial. Os hago este anuncio gozoso en las primeras horas de la tarde del Jueves Santo, en la memoria de la institución de la Eucaristía y del sacerdocio, y del nuevo mandato del Amor como el Señor nos ha amado.
Como la inmensa mayoría de vosotros participaré a través de la televisión en la celebración de la eucaristía del Papa Francisco. Durante ella renovaré las promesas de mi ordenación presbiteral y episcopal, y estaré en profunda comunión con el presbiterio diocesano y con todos los fieles en el misterio de la Eucaristía y el testimonio del Amor. Y en esta ocasión, es el sucesor de Pedro el signo universal más visible de la comunión eucarística del pueblo sacerdotal nacido de la sangre de Cristo en la Cruz.
Durante la estancia en el hospital, he tenido la firme convicción de que el Señor ha querido curarme para que en adelante cuide más de todos los hermanos que el Señor me ha encargado guardar por amor a Él. Nos esperan tiempos de urgente atención a enfermos y de ejercicio sacrificado de caridad social, en unos y en otros nos llama el Señor a cuidarle. Y espero poder hacerlo en comunión con toda la comunidad diocesana.
Agradezco los signos de afecto y de comunión y la oración constante por la salud de vuestro pastor. El Señor ha tenido a bien escuchar vuestras plegarias. ¡Gloria al Señor por siempre!
Feliz Jueves Santo para todos, feliz Jueves Santo para el nuevo pueblo sacerdotal. Feliz Jueves Santo para los presbíteros, sacerdotes para siempre. Unido con todos vosotros en el amor de Cristo,
+ Carlos, vuestro obispo.