28/01/2022
SERVICIO DIOCESANO DE COMUNICACIÓN
En la Diócesis de Salamanca, un total de 752 personas conforman la familia de vida consagrada, dedicando su vida y su fe en 79 comunidades religiosas, 47 congregaciones, además de institutos, movimientos o asociaciones, tanto en la capital como en diferentes puntos de la provincia.
La delegada diocesana para los Institutos de Vida Consagrada y Sociedades de Vida apostólica es la jesuitina, Inés Cruz, quien quiere resaltar la presencia en los pueblos, “donde se está haciendo una labor muy callada, a veces desapercibida, pero que es importante y es el testimonio de ese Jesús que vive entre nosotros”. Esta responsable subraya la presencia religiosa en parroquias o en movimientos, “y me comentaba el vicario de Pastoral que en todas las delegaciones de la diócesis hay religiosos o religiosas, es decir, que nuestra presencia, aunque sea callada y pase muy desapercibida, a veces ahí estamos, y ahí queremos seguir colaborando y construyendo el Reino”.
La Jornada Mundial de la Vida Consagrada se celebra el próximo 2 de febrero, fiesta de la Presentación del Señor, este año con el lema: “Caminando juntos”. En este sentido, Cruz quiere recordar que la vida consagrada “implica a todos aquellos que tenemos una consagración especial a través de votos o de otros compromisos, como podemos ser los religiosos, los institutos seculares, las asociaciones de vida religiosa, etc.”.
Al respecto, insiste en que todos “somos consagrados en el Bautismo”. Pero la jornada que van a celebrar se centra, según sus palabras, “en los que hemos tenido la suerte de que el Señor nos llamara a un estado de vida en el que nos consagramos, a Él, a estar con Él, e intentamos ser testigos creíbles suyos en la sociedad”.
Inés Cruz considera que la presencia de la vida consagrada es bastante numerosa en Salamanca, “pero se está reduciendo como está sucediendo en la sociedad, en número y cada vez está más envejecida“. En este sentido, admite que sus actividades y su quehacer, “que ha sido muy abundante realmente en la Diócesis de Salamanca, pues se está viendo afectado por estas circunstancias”. Sin embargo, resalta que la esencia de la vida religiosa “no es tanto hacer, que es muy importante, cuánto ser, y esa misión la tenemos hasta el fin de la vida”.
Esta delegada asegura que están llamados a vivir como Jesús vivió, “a identificarnos con Él, y a ser sus testigos de manera que remitamos a otra realidad distinta de la sociedad y de los valores entre los que estamos”.
De cara a posibles retos, esta religiosa asegura que tienen que trabajar “por una mayor vitalidad en nuestros carismas”, que cada uno tiene los suyos, “no somos iguales, pero en el fondo coincidimos todos en el seguimiento de Jesús, aunque cada uno tenemos un camino marcado que nos diferencia en algunos aspectos, pero aportamos desde nuestro carisma y desde lo que quisieron para nosotros nuestros fundadores”.
En relación a la jornada del próximo 2 de febrero, en Salamanca se celebrará una eucaristía a las cinco y media de la tarde en La Purísima, presidida por el obispo, Mons. José Luis Retana. “Estáis todos convocados, nos sentiríamos muy agradecidos de contar con vuestra presencia, y sobre todo, con vuestra oración, porque si algo es este día para nosotros, es un día de acción de gracias, por nuestra consagración y vocación”, detalla.
Otro aspecto que destaca la delegada de Vida Consagrada es el hecho de poder compartir “con todos vosotros, con el pueblo de Dios, nuestra vida y carisma, nuestro quehacer”. Durante la eucaristía de ese día, renovarán también sus votos, “nuestra consagración, y queremos que de alguna manera sea un reconocimiento agradecido y un impulso para seguir viviendo nuestra vida como el señor espera de nosotros”.
En cuanto al lema de este esta jornada, “Caminando juntos”, aclara que “lo conectamos con el Sínodo, porque estamos en un ambiente sinodal, en el que tenemos que caminar juntos, escuchar juntos al Espíritu para buscar lo mejor para nuestra Iglesia, entre todos”.