03/02/2020
Junto a la cama de Úrsula, en la planta de la Unidad de Cuidados Paliativos, tiene colocada una estampita de la Virgen de la Merced, una talla de la capilla del hospital de Los Montalvos. La tiene allí gracias a los capellanes del centro, que se la regalaron, los sacerdotes Antonio Ruano y José María Morales. Ella misma relata que cada día suele rezar, y si se encuentra bien, baja hasta la capilla. “Tengo varios rosarios, me gusta rezarlos, el de Medjugorje, de Garabandal y del Carmen”, relata.
En cuanto a lo que supone para ella la visita de los capellanes: “Aquí vienen dos, don Antonio, que hoy me ha dado la Comunión, y (José María) Chema, y hay misa los días festivos, aunque vamos poquitos”, señala. Ella baja todos los días a la capilla por las tardes, “si me encuentro bien, allí estoy un ratito, y suelo rezar el rosario, me ayuda hacerlo en silencio”.
Úrsula reconoce que espera la llegada de Chema y Antonio cada día: “Don Antonio es una persona que transmite mucha paz y sosiego, es un ejemplo de vida”. También habla de Chema, que como admite, “te espabila”, porque según cuenta esta paciente, “quiere que nos pongamos en marcha, me gusta también”. En su caso, ya ha recibido los tres sacramentos, “y también han tenido el gesto de regalarme el Evangelio de cada día”.
Durante la visita de los capellanes, Úrsula escucha el Evangelio, y el correspondiente comentario del mismo, “me gusta que me hablen sobre ello, lo entiendo mejor”. Ella misma se pregunta cómo lleva el proceso de su enfermedad: “No quiero morirme, esa es la verdad, ya se lo digo a Jesús, hay que ponerse en sus brazos, lo que no sabía es que tenía tanta espiritualidad”. Sobre el equipo de la Unidad de Cuidados Paliativos, no tiene nada más que buenas palabras, “es muy bueno, que no lo dejen nunca deteriorarse”.
El sacerdote Antonio Ruano acude a Los Montalvos tres días a la semana, los lunes, miércoles y viernes. Además, participa en las sesiones clínicas junto al equipo de esta unidad: “Me dedico a visitar a los enfermos e intento llevarlos un poco de luz y esperanza”, admite. Él se siente como uno más del equipo interdisciplinar que allí trabaja, “hacen una gran labor, estoy a su disposición para ayudar en la dimensión humana y espiritual”.
Su tarea es estar pendiente de la demanda, y en el caso de solicitarlo, administrar la unción de enfermos, o la eucaristía. “No solo mantenemos contacto con el enfermo, sino también con su familia, que muchas veces están necesitados de cariño y de esperanza”. De esta experiencia pastoral cercana a la enfermedad y la muerte, Ruano ha aprendido que somos limitados, “que estamos en camino, que no va a la fatal, sino al encuentro”. Y asegura que, en Cuidados Paliativos, “la fe es muy importante, la espiritualidad se cuida mucho, en esta y en otras plantas del hospital”. Cada domingo, a las 18:30 horas celebran la eucaristía.
Por su parte, José María Morales (Chema) destaca el servicio espiritual que ofrecen, “somos cuerpo y alma, y todo requiere de una atención integral, y nosotros transmitimos la vida de la fe, todos los valores de la vida cristiana, dar a conocer al Señor”. Para él, lo más importante, además de acompañar y estar, “de escuchar, acoger y transmitir valores, es que puedan acceder a los sacramentos, especialmente, al de la unción de enfermos”. Morales asegura que en cierto modo, “vengo a evangelizar, así de sencillo”.
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