ACTUALIDAD DIOCESANA

05/05/2023

Luis Durán: “Siempre estaré donde haga falta, esto es mi vida, me he consagrado, el Señor me sostiene”

Este sacerdote de El Bodón celebra sus Bodas de Oro como presbítero haciendo balance de su vida en los últimos 50 años, 26 de ellos en Alemania, junto a los españoles emigrantes, y en la actualidad, en Torresmenudas y Aldearrodrigo

 

SERVICIO DIOCESANO DE COMUNICACIÓN

En El Bodón pasó su infancia, junto a sus padres y sus cuatro hermanos. Allí inició su vida cristiana, “a través del ejemplo de mis padres, los catequistas, y mucha gente que entonces nos ayudaban a todos los niños”, recuerda Luis Ignacio Durán con motivo de la celebración de sus Bodas de Oro sacerdotales.

Fue ordenado presbítero por el obispo Mons. Demetrio Mansilla

Tiene claro que en aquella época, de niños, “éramos educados por todo el pueblo, y nos animaban a ser mejores”. Y en la parroquia de San Lorenzo de su pueblo natal, recibió todos los sacramentos y fue ordenado el 29 de julio de 1973, por el aquel entonces obispo de Ciudad Rodrigo, diócesis a la que pertenecía, Demetrio Mansilla.

Luis Durán se formó en el seminario de Ciudad Rodrigo, y después inició sus estudios en la Universidad Pontificia de la capital. Y tras terminar ese periodo, se fue a Alemania en 1978, donde transcurrió la mayor parte de su vida sacerdotal, en concreto, durante 26 años.

En su ordenación sacerdotal, en El Bodón, su pueblo natal, junto a su familia, el 29 de julio de 1973

Su etapa pastoral en Alemania

Celebrando la eucaristía en una parroquia de Alemania donde acompañaba a los trabajadores emigrantes españoles

Allí encontró su vivencia pastoral más real, junto a los emigrantes españoles que habían dejado todo para buscar oportunidades laborales en el país alemán. “Quiero hacer un elogio de los primeros sacerdotes que llegaron allí, porque su trabajo fue ingente”, argumenta.  Porque como detalla este presbítero, muchos emigrantes llegaban como ovejas sin pastor, “y la labor de los sacerdotes era ímproba”. Entre ellos destaca al obispo emérito, Mons. José Sánchez, que en la actualidad vive en residencia diocesana de la capital salmantina.

Como resalta, no solo era un acompañamiento espiritual, “también los atendían en sus casas, en el trabajo, o para hacer de intérpretes y acompañarles al médico, mil cosas, con una labor más social que estrictamente pastoral”.

Luis Durán ha entregado la mayor parte de su ministerio sacerdotal en Alemania, allí desempeñó su tarea pastoral durante 26 años

Y a través de las Misiones Católicas Españolas, se fue organizando otras cosas para ayudar a los emigrantes. “Se consiguió tener escuelas complementarias en castellano, para poder hablarlo y escribirlo”, detalla Durán. Esa es la realidad de los emigrantes españoles que se encontró al llegar allí. “Me sentí heredero de un trabajo grandísimo que se había hecho anteriormente, y pude dedicarme más al y trabajo pastoral, de las catequesis, de organizar los matrimonios o los encuentros de convivencia, la liturgia, etc.”, recuerda. La mayor parte de la tarea la realizó en la ciudad de Osnabrück.

Su aprendizaje

Junto a su biblioteca en su casa de Osnabrück (Alemania)

En Alemania, Luis Ignacio Durán reconoce haber aprendido varias cosas. “Que somos emigrantes en este mundo, y los cristianos tenemos una palabra más bonita todavía para expresarlo, porque tiene una carga teológica impresionante, que es la de peregrinos”, afirma.

Este presbítero recuerda lo que se dice en la plegaría eucarística: “Donde se define a sí misma, como iglesia peregrina en este mundo: Acuérdate de tu Iglesia peregrina en la tierra“, cita textualmente. Y confirmó el hecho de que los cristianos estamos “de paso, porque nuestra vida del futuro está en Dios, Él es la esperanza, y por eso, en medio de estas circunstancias difíciles que vivimos ahora los cristianos, tenemos esperanza”. Luis Durán puntualiza que los cristianos tenemos que tener claro, “que Dios no nos abandona, el Señor está con nosotros, con la Iglesia, que nos hace avanzar entre luces y sombras”.

En 2004 regresó a Salamanca, y fue acogido e incardinado en la diócesis. El obispo por aquel entonces, Mons. Carlos López, le encomendó las parroquias de Torresmenudas, Aldearrodrigo, Zamayón. A las que se sumaron El Arco, Palacios del Arzobispo y Santiz. Pero por motivos de salud, hace unos meses ha quedado bastante liberado, y se ha quedado con las dos primeras.

El aprendizaje de los demás

Presidiendo la celebración de las Primeras Comuniones en la parroquia de Zamayón

Y en estos 50 años, da gracias a Dios y a todos los que le han formado, “a los que me han ayudado, a quienes me han puesto su fragilidad, que todos tenemos; y a los que me han hecho el bien, y me han ayudado a ver y saber qué es lo que hay que hacer y lo que no”, determina. Este presbítero tiene claro que, “quien nos hace algún daño, nos enseña lo que no debes hacer”.

Su ministerio sacerdotal lo ha vivido con una “gran alegría, pero también con cierta inquietud, en el sentido de que no llego a hacer, todo lo que el sacerdocio es”. Y como confirma Durán, “eso siempre inquieta, y te da como la sensación, no de culpabilidad, pero sí de omisión de muchas cosas que podría haber hecho mejor, o hacerlas aún todavía”.

Durán se queda con esa paz que también le ha transmitido su ministerio, “a pesar de las dificultades, pero puedo decir que son más las satisfacciones que las penalidades, “son más las alegrías, que los fracasos, y sobre todo, porque  todo lo dejamos para que el Señor haga lo que tenga que hacer, porque la salvación llega con nosotros y sin nosotros”. Y añade que es nuestro Salvador, “el que va a conducir a la Iglesia”.

“Siempre estaré donde haga falta”

En este sentido, señala a la oración como la clave para ayudar y acompañar en ese proceso, “siempre renovador de nuestra vida sacerdotal”. Luis Ignacio Durán no concibe su vida sin una parroquia, “y siempre estaré donde haga falta, esto es mi vida y mi existencia, es lo que he vivido, me he consagrado, el Señor me sostiene, me ayuda”.

Y piensa que la raíz, “está en cómo nos vamos interiormente configurando con Jesucristo sacerdote, y eso es un avance que siempre está en proceso y que se va avanzando, nunca se llena del todo, sino que vamos poco a poco  renovando interiormente a través del espíritu, que actúa en nosotros, que nos ayuda, que nos impulsa y nos consuela, nos alienta, nos da la fuerza necesaria para ello”.

Para este presbítero, eso es el ministerio, y en la actualidad, lo vive en sus parroquias con gente mayor, “que viven mucha soledad y que se encuentran muy desamparados en muchos aspectos”. Él se queda con la visita que hace a esos mayores, “les lleves el Santísimo Sacramento o no, ellos lo agradecen igual, y yo aprendo mucho de ellos”.

 

 

 

 

¿Te gustó este artículo? Compártelo
VOLVER

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información. ACEPTAR

Aviso de cookies