05/05/2022
SERVICIO DIOCESANO DE COMUNICACIÓN
Un centenar de personas siguieron las huellas del Sínodo pisando el camino de la vía verde que conduce hasta Alba de Tormes. La propuesta, organizada por la comisión del Sínodo, se celebró el pasado 30 de abril, con dos rutas adaptadas a la condición física de cada persona. Por un lado, de 11,5 kilómetros, desde El Encinar, y otra más corta, desde Terradillos.
El primer grupo, de unas cuarenta personas, partió en autocar del aparcamiento de Las Bernardas, en Salamanca, a las nueve y media de la mañana en dirección a El Encinar, donde comenzaron a caminar. Para vivir momentos de reflexión a lo largo del trayecto, entre paisajes de encinas, se lanzaron varias propuestas impresas en un folio repartido a todos.
Por un lado, se recordó una frase del papa Francisco en relación a la celebración del Sínodo: “Escuchen al Espíritu Santo escuchándose unos a otros… No tengan miedo de entrar en diálogo y déjense convencer por el diálogo. Será bueno para toda la Iglesia…”.
Los organizadores de la marcha plantearon a los participantes que aprovecharan la oportunidad del paseo para hacer memoria agradecida de cuál ha sido el camino de su fe. Al respecto, compartirlo con el compañero de al lado. Asimismo, se invitaba a hablar sobre las experiencias sinodales que han vivido hasta ahora, y si les gustaría repetir vivencias de asambleas comunitarias diocesanas.
Por último, se lanzó otra pregunta: “¿Ves alguna relación entre la ruta de hoy y el caminar juntos que se nos propone en el Sínodo para la sinodalidad?”.
A la altura del municipio de Terradillos, se unió a la marcha un segundo grupo, medio centenar, para dirigirse hacia Alba de Tormes. Como reconoce uno de los coordinadores de la marcha, el sacerdote, José Ángel Ávila, “fue una peregrinación muy positiva, y los dos grupos nos hemos juntado al mismo tiempo en Terradillos, y hemos ido caminando hasta el cruce ya con Alba de Tormes, donde nos esperaba la Guardia Civil para llevarnos a la zona de las playas”, precisa.
Una vez allí, tras comer una paella, se realizó una dinámica con el objetivo de que la gente se conociera entre sí, “donde han compartido su experiencia en los trabajos de los grupos sinodales”. Después, el grupo se desplazó hasta la iglesia de San Juan para conocer su patrimonio de la mano del diácono, Ciriaco García, para mostrar, entre otras obras, la del Apostolado.
La última visita cultural ha sido a la iglesia de La Anunciación, en concreto, a la exposición “Teresa de Jesús: Mujer, Santa, Doctora”, organizada por el IV Centenario de la Canonización de Santa Teresa de Jesús y el I Centenario de su nombramiento como Doctora Honoris Causa por la Universidad de Salamanca. El grupo recorrió los diferentes capítulos de la muestra junto al carmelita, P. Miguel Ángel González.
Antes del regreso a Salamanca, tuvo lugar una eucaristía en la iglesia parroquial de San Pedro Apóstol, concelebrada por cuatro sacerdotes: Policarpo Díaz, José Ángel Ávila, Jesús Terradillos y Emilio Vicente. En la acción de gracias, se recordó como en esa jornada, “Dios nos ha puesto en camino como Iglesia diocesana para fortalecer nuestra comunión, estimular la esperanza y despertar la ilusión de una nueva etapa en que nos sintamos llamados y enviados juntos”. Asimismo, se dio gracias por esta invitación, “a echar las redes para la misión, y por la invitación a la mesa, siendo nuestro alimento en la eucaristía para que encontremos siempre la fuerza en Ti”.
Por último, se agradeció los carismas que se han mostrado en la peregrinación, “en la que participan grupos sinodales y personas de diversas realidades eclesiales”. A modo de balance, José Ángel Ávila también indicó que gracias a esta peregrinación se estaban conociendo un poquito más, “y estamos descubriendo la belleza que es caminar como Iglesia diocesana”.
Akemi Ponce fue una de las participantes de la marcha. Boliviana y misionera idente en Salamanca, pertenece al grupo de Familias en Duelo de la Delegación diocesana de Familia y Vida. Ella acudió a la ruta junto a dos compañeros con los que ha trabajado las tres fichas del Sínodo. “Lo hemos pasado muy bien, y ha sido un momento muy enriquecedor, de ser Iglesia, porque nos hemos reunido de varios carismas, y nos ha abierto mucho más el corazón”.
Fran Gómez fue otro de los participantes de la marcha sinodal, de 14 años y procedente de la parroquia de Carbajosa de la Sagrada. “Me ha parecido una buena experiencia, porque además de aprender sobre la naturaleza, he conocido a mucha gente, y me parece interesante”, apuntaba. Su petición es poder repetir en experiencias similares a esta.
Amparo Fuentes es sacristana en la parroquia de Santa Marta y se animó a caminar desde El Encinar, y califica de “muy buena” esta experiencia, “poder caminar con personas que piensan de la misma manera, y donde Dios está con todos nosotros”. Para ella, el Sínodo es una forma de recordar que la Iglesia, “está viva, y que tanto la fe como la institución, siempre funcionará, soy optimista, y creo en la Palabra”.
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