ACTUALIDAD DIOCESANA

07/06/2023

Las historias que haces posible con tu “X”: Felisa Pescador, 93 años

Dentro de la campaña local de “XTantos”, nos acercamos al barrio de Pizarrales para conocer la historia de Felisa Pescador, de 93 años, que recibe la atención de su parroquia a través de la Pastoral de la Salud. Con su testimonio, la Iglesia en Salamanca anima a marcar esta casilla en la Declaración de la Renta

 

SERVICIO DIOCESANO DE COMUNICACIÓN

Felisa Pescador tiene 93 años y presume de su hija y de sus dos nietos cuando nos abre las puertas de su casa para compartir con la comunidad diocesana lo que ha dado y ahora recibe de la Iglesia. Se emociona al recordar lo que ha vivido en la parroquia de su barrio, en Pizarrales, y lo que agradece la visita a domicilio del voluntario de Pastoral de la Salud, Ignacio Martín.

Ella comenzó a colaborar en la parroquia como catequista, “un día en misa, pidieron colaboradores”. Pero Felisa reconoce que no se sentía preparada porque de pequeña no había podido completar bien su etapa educativa por distintas circunstancias.

“Después me fui haciendo mayor y había que trabajar para ayudar a los padres, pero a mí siempre la Iglesia me ha gustado muchísimo, e incluso desde pequeñita yo quería ser monja de la caridad”, relata. Los años en la parroquia los recuerda con mucho cariño, “lo hemos pasado bien”, participando en rezos, encuentros o reuniones, “teníamos un sacerdote que también nos animaba”. Ella ha coincidido con varios: “Joaquín, Jesús, Santiago o Lauren, entre otros”, enumera, sin olvidar al actual, Jorge García.

Catequista de cientos de niños

Durante décadas fue catequista y formó a cientos de niños en la iniciación cristiana. En más de una ocasión, a Felisa la paran por la calle para saludarla algunos de esos niños que ya adultos han formado su propia familia.

Hasta cumplir los 80 seguía colaborando activamente en la parroquia, pero por motivos de salud tuvo que dejarlo. Pero su tarea ha sido inmensa, y ella misma la recuerda: “Empecé con los jóvenes, luego los matrimonios, donde hacía falta allí estaba”, admite. Si la necesitaban para los bautizos, “ahí estaba”. Han sido muchos años de alegrías, como ella misma confiesa, “y he ido aprendiendo”, y sobre todo, “nunca me ha faltado mi fe”.

Ahora recibe la visita de los voluntarios de Pastoral de la Salud, que le traen la comunión. “Yo siempre le digo al Señor que ya estoy preparada para lo que quiera”, afirma, y a lo largo de su vida, “siempre me he puesto en manos del Señor y le he pedido su ayuda ante los contratiempos”.

Dedicación durante gran parte de su vida

También se siente orgullosa de haber podido leer las lecturas los domingos, “porque yo aprendí a leer cuando tuve una peritonitis, que me dejó dos años en una cama”. A la Iglesia ha dedicado gran parte de su tiempo y de su vida, y ahora es la Iglesia la que viene hasta su casa. Cuando habla de las visitas de Ignacio se emociona. “Charlamos un ratito, le cuento mi vida, mis enfermedades…”, precisa.

Y aunque Felisa vive muy cerca de la parroquia, no la puede ver desde la ventana, “pero con las visitas de Ignacio, es como tener la parroquia en casa“. Ella lo tiene claro, “estoy muy agradecida con la Iglesia, he conocido a tanta gente…”.

 

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