09/02/2025
Recién estrenado el mes de febrero, Manos Unidas viene de nuevo con su Campaña, que en esta 66ª edición proclama: “Compartir es nuestra mayor riqueza”.
Y sí, aunque parezca una contradicción, en cuestión de amor cuanto más se comparte más se tiene. El lema de este año tiene como marco el objetivo del quinquenio: “Compartir la prosperidad para erradicar la pobreza, el hambre y la desigualdad”.
Prosperidad, sosiego, vida digna y paz son palabras que una gran parte del mundo no ha gozado. Algunos somos afortunados por haber nacido en un ambiente de prosperidad.
No obstante, “los seres humanos quieren volar, pero temen el vacío: no pueden vivir sin certezas. Por eso cambian el vuelo por las jaulas: las jaulas son el lugar de las certezas”. (Dostoievski)
Este pensamiento del escritor ruso debería hacernos reflexionar. ¿No vivimos quizás en jaulas en medio de nuestra prosperidad? Enjaulados en un consumo basado en apariencias y superficialidad, enjaulados en preocupaciones del “yo, mí, me, conmigo”, enjaulados en disfrutes alocados que son “pan para hoy y hambre para mañana”…
De Manos Unidas surge una palabra de esperanza invitándonos a ejercitar miradas compasivas hacia quienes sufren, miradas que pueden poner alas a nuestros más bellos sueños, porque nuestra prosperidad lo es sobre todo en la medida que incluye la de nuestro prójimo. “Mi prosperidad no tiene sentido, ni es duradera, si no garantiza la de los demás”. (Centesimus Annus, 27. San Juan Pablo II)
La prosperidad comienza por compartir el alimento. Estaría bien que aprendiéramos a “llevar lo que tenemos, suelto entre las manos, con la disposición de entregarlo”. (Edith Stein)
Ésa sería una muestra de nuestro corazón desprendido, esponjado, ensanchado, que se sale de sí, llevado por las alas del compartir, hacia el otro.
Estas alas del compartir nos hacen, además, más livianos, más ligeros, y en consecuencia más felices. Quien lo ha probado lo sabe.
Salgamos, pues, de la jaula y echemos a volar.
En nombre de Manos Unidas muchas gracias por intentarlo.
Mercedes Marcos, voluntaria de Manos Unidas Salamanca