16/06/2022
SERVICIO DIOCESANO DE COMUNICACIÓN
El pasado viernes, 10 de junio, Calzada de Vandunciel acogió la clausura del curso pastoral 2021-2022 en el arciprestazgo Santa Teresa de Jesús-La Armuña, con la celebración de una asamblea del Pueblo de Dios con gran presencia feligreses de las 46 parroquias que integran dicho arciprestazgo y algunos de sus párrocos. A la cita acudió también el responsable sinodal de la Diócesis de Salamanca, el vicario de pastoral Policarpo Díaz.
“En el imaginario de nuestro arciprestazgo las asambleas de final de curso van tomando su forma”, asentía orgulloso su arcipreste, Juan José Calles al término del encuentro. Un encuentro “precioso”, como lo ha calificó y que ha supuesto un “paso del Espíritu Santo que nos ha refrescado el alma y nos ha llenado la mochilla de sueños y misiones para el futuro próximo”, aseguraba este presbítero.
La jornada se vivió como un acto de “sinodalidad eclesial”, que contó con tres momentos. El primero, una asamble del pueblo de Dios, se celebró en el templo parroquial donde los participantes fueron acogidos por el párroco de la localidad, José Carlos López Alejo. En este cenáculo dieron gracias al Señor “por todo lo que ha derramado a lo largo de este curso”. En este templo se realizó también una presentación del arciprestazgo “en su fisonomía arquitectónica, viendo las iglesias, así como el camino recorrido a lo largo de este curso pastoral centrado en la sinodalidad”.
Un arciprestazgo que cuenta con dos pulmones, uno urbano y otro rural, divido en 10 unidades pastorales, con 11 parroquias en la ciudad y 35 en los pueblos, y con una población de más de 61.000 habitantes que es atendida por 18 sacerdotes, de los cuáles cuatro son religiosos.
Después, los asistentes escucharon el testimonio de dos hermanas del “cenáculo sinodal de Valdelosa”, como lo describe el arcipreste. Olga y Ángela, que mostraron que no se termina todo con la clausura sinodal de la etapa diocesana ya que “los grupos que se han creado en las parroquias durante este proceso sinodal continúan reuniéndose gracias a este impulso del Espíritu”. El encuentro concluyó con la bendición y la lectura del poema “Asidónanos”, compuesto por los Carmelitas descalzos del Monasterio de San José del Desierto de las Batuecas.
Desde la iglesia los participantes partieron en procesión hacia el aula cultural ACUM de Calzada de Valdunciel, “un gesto profético de salida misionera a un espacio público”, que realizaron cantando por las calles de la localidad, para celebrar el segundo momento de la asamblea arciprestal: una mesa rendonda de escucha y de diálogo con el mundo. Una actividad que responde a la petición planteada por la Comisión diocesana del Sínodo como acción apostólica con grupos más alejados de la Iglesia, como asociaciones culturales, mundo de la política, sindicatos,… con el fin de escuchar lo que sienten y piden a la Iglesia.
La mesa redonda fue moderada por la periodista Mª Cristina Cenizo, y en ella intervinieron Román Javier Hernández, alcalde de Calzada de Valdunciel y diputado provincial; Antonio Calvo, de la asociación ZOES; Estifen Tedejo, vicedecano de estudiantes y comunicación institucional de la Universidad Pontificia de Salamanca; Ana Gil Sánchez, representante del sindicado USO en la empresa Majorel y, Carlos Rincón, redactor de La Gaceta de Salamanca.
Los ponentes hablaron con total libertad y sus propuestas serán recogidas como fruto también del trabajo de escucha sinodal en este arciprestazgo. Estos pidieron que la Iglesia salga de las sacristías, de los escenarios y muros parroquiales al encuentro de la humanidad que camina en tantos diversos escenarios y con tantas situaciones difíciles. Una Iglesia que sea fermento de una humanidad nueva, que estimule los procesos de comunidad en la sociedad. También reclamaron que la Iglesia vuelva a estar a estar en los escenarios donde se juegan los destinos de la humanidad, y que siga ofreciendo lo genuino de ella que es el anuncio del Evangelio, que se acerque a los más vulnerables, enfermos, familias, a los jóvenes,…
Tras su intervención se abrió un fructífero diálogo con la asamblea allí congregada, que concluyó con las intervenciones del arcipreste, Juan José Calles, quien sueña “con que recojamos en esa experiencia sinodal un espacio para proponer a las instituciones públicas, culturales, asociativas y políticas de Salamanca una mesa redonda de encuentro, de diálogo, de discernimiento porque todos estamos al servicio del bien común de la ciudadanía”. Este responsable considera que “la Iglesia, como institución, está al servicio de la humanidad, ofrece diálogo y colaboración” e invitó a soñar que fruto de esta experienica “se puedan abrir caminos de esperanza también para nuestra Diócesis”.
El vicario de pastoral de la Diócesis y responsable sinodal, Policarpo Díaz, clausuró el acto comprometiéndose a “llevar la frescura” vivida en esta jornada en Calzada a la asamblea final del Sínodo que se iba a celebrar al día siguiente en Madrid. Una experiencia de “Iglesia que ha acogido el testimonio de lo que el papa Francisco le ha dicho, se ha puesto a la escucha, y de lo que lleváis en el corazón, lo que necesitáis y lo que soñáis”.
La mesa redonda concluyó con una invitación a participar en el tercer momento de la jornada, un ágape fraterno en el hogar del jubilado de Calzada, donde los asistentes compartieron la esencia del cristianismo, “comer juntos, en fraternidad”, como resaltó el arcipreste.
Este encuentro sinodal celebrado en Calzada ha sido un soplo del Espíritu que ha dejado “un poso en el alma de todos muy gratificante”, comenta agradecido Juan Calles. “El Espíritu Santo ha pasado suave y discretamente por nuestras parroquias, nos ha puesto en movimiento, en camino”, asegura. Este camino de la sinodalidad pasa “por crecer en comunión con Jesús, por participar activamente en la vida de las parroquias y de las comunidades y por se protagonistas de la misión. Seguimos caminando juntos”, afirma Calles, al tiempo que subraya que “se acabó el protagonismo del clero, hace falta el protagonismo de los fieles laicos”.