10/09/2024
Desde el año 2007, venimos celebrando en septiembre -vamos por la XVI edición- las llamadas Semanas de Pastoral. ¿Cuáles han sido los objetivos de las mismas? En primer lugar, vivir el gozo del misterio, la oración común, el retiro inicial, la celebración eucarística en torno al obispo, el sacramento de la reconciliación que se celebró en varias de ellas, la oración con la que se comienza cada tarde, y las vísperas que, en ocasiones, finalizaban cada jornada. También, la comunión en torno al obispo, todos, no solo los sacerdotes, no solo los Consejos, sino todo el Pueblo de Dios, con su pastor en medio, alentando, escuchando, conviviendo y haciendo fraternidad.
Siempre ha estado presente en estas Semanas, y con gozo las han vivido en una presencia sencilla y de escucha con todo el Pueblo de Dios, al estilo de lo que el papa Francisco dice del obispo: unas veces camina delante, otras en medio y otras desde atrás del pueblo, para fomentar “una comunión dinámica, abierta y misionera” en “formas de diálogo pastoral, con el deseo de escuchar a todos y no solo a algunos que le acaricien los oídos” (EvGa 31).
Y también quieren iluminar, teológica y apostólicamente, la misión y el camino pastoral del “día a día” diocesano, de las indicaciones que vienen de la Iglesia universal; y encender el corazón e inspirar las inteligencias con ponencias, mesas redondas, talleres, comunicaciones, diálogos…. Han sido ya muchos obispos, teólogos, mujeres, laicos y religiosos, que desde su sabiduría personal, teológica y espiritual, han orientado y alentado las prioridades pastorales de cada curso, que la Diócesis promueve cada año pastoral. Se ha pretendido dar cabida a todas las sensibilidades y opciones pastorales.
Y, todo ello, como aliento, iluminación… sin “hormas”, sin imponer un camino, sino suscitar desde la oración, la celebración, la comunión y la teología, un impulso pastoral creativo, libre, al soplo del Espíritu en todas las personas (sacerdotes, laicos, vida consagrada), en todas las realidades pastorales (parroquias, arciprestazgos, cofradías, delegaciones…) y en todos los rincones de la diócesis, hasta los más pequeños y escondidos. Todo ello, enmarcado y en diálogo con el momento cultural contemporáneo en el que se desenvuelve hoy la evangelización.
Quieren ser, las Semanas de Pastoral, un “soplo” espiritual, teológico, pastoral, para ser acogido en la libertad del Espíritu, en gratuidad, los que quieran… Para ello, también se ofrece música, teatro, mimo, comida común, rutas de arte, caridad y gozo en medio de la creación , así como paseo por la ciudad…Tal vez este aspecto, gratuito y de aliento abierto, hace que muchos piensen, se hayan preguntado y sigan preguntándose por su utilidad: ¿para qué sirven, qué resultados dan, qué frutos muestran, qué se gana participando…? No hay respuestas a estas preguntas. Todo queda sembrado con esperanza; el fruto es del Señor.
Quizás quien mejor puede expresar la oferta gratuita de las Semanas de Pastoral sea el poema de Juan Ramón Jiménez titulado “Alegría nocturna”:
¡Allá va el olor
de la rosa!
¡Cójelo en tu sinrazón!
¡Allá va la luz
de la luna!
¡Cójela en tu plenitud!
¡Allá va el cantar
del arroyo!
¡Cójelo en tu libertad!
Tomás Durán Sánchez,
párroco “in solidum” de Doñinos de Salamanca