29/06/2022
SERVICIO DIOCESANO DE COMUNICACIÓN
Más de una veintena de migrantes de origen subsahariano fallecieron el pasado viernes, 24 de junio, en Nador, al intentar cruzar la línea fortificada que divide a España y Marruecos, debido al aplastamiento que sufrieron en el intento masivo de salto a la valla de Melilla de cerca de 2.000 inmigrantes africanos, y otras 76 resultaron heridas.
Ante la gravedad de estos hechos, que vienen a sumarse a otros en el pasado, tanto en Ceuta como en Melilla, la Conferencia Episcopal Española, a través de la Subcomisión para las Migraciones y la Movilidad Humana, emitió un comunicado expresando su dolor por la pérdida de vidas humanas y exhortando a las autoridades a esclarecer los acontecimientos y a adoptar medidas adecuadas para que estos episodios no vuelvan a suceder. Los obispos recuerdan que “necesitamos humanizar e implementar nuevas políticas migratorias que tengan en cuenta la gravedad de la presión migratoria”.
El mismo papa Francisco ha expresado su dolor por la tragedia de Melilla, así como por la de Texas, acontecida el pasado 27 de junio, en el que fallecieron axfisiados 51 migrantes mientras viajaban en la caja de un tráiler que fue abandonado. Por ello, exhorta a la comunidad cristiana a orar “por estos hermanos que han muerto mientras perseguían la esperanza de una vida mejor” al tiempo que ha pedido al Señor que “nos abra el corazón y estas desgracias no sucedan de nuevo”.
Uniéndose a esta invitación del pontífice, la Unidad Pastoral Santísima Trinidad-Sagrada Familia, ha convocado una vigilia de oración por los migrantes este miércoles, 29 de junio, a las 20:00 horas, en la iglesia de la Sagrada Familia, en el barrio del Zurguén, a la que invitan a sumarse a toda la comunidad diocesana. “Queremos transmitir nuestra solidaridad y orar por estas víctimas, que son los pobres de la tierra”, afirman sus párrocos, José Vicente Gómez y Tomás Durán.
Estos sacerdotes recuerdan las numerosas vigilias que se han celebrado en Roma, bajo el lema, “Morir con esperanza”, por los fallecidos y desaparecidos en el Mar Mediterráeo y otras rutas de inmigración hacia Europa huyendo de la guerra o de situaciones insostenibles en sus países de origen. “Han fallecido buscando una vida mejor, de tener pan para sus hijos, una casa, un trabajo,…”, recuerdan.
Estos sacerdotes afirman que “necesitamos una Europa no más armada militarmente sino más solidaria, más abierta a los pobres”, porque insiste en que ese “ha sido el humanismo cristiano de Europa siempre”. Y abogan por recuperar las raíces de Europa como pidió el papa Juan Pablo II en Santiago de Compostela, “que se avivaran, raíces de fe, de solidaridad, de apertura, de misericordia, de acogida de los pobres”. Ya que esas si “son las raíces de Europa, no las de electrificarla como un chalet para que no entre nadie en nuestro bienestar”.