ACTUALIDAD DIOCESANA

28/04/2019

La parroquia de Buenos Aires: 25 años de acogida frente a la adversidad

El próximo 1 de mayo, Santa María de Nazaret conmemorará este aniversario con una eucaristía, a las 12.30 del mediodía, presidida por el obispo, Don Carlos López, y el homenaje a la comunidad de las Siervas de San José por los 36 años de su presencia y compromiso en el barrio.

 

Durante los últimos 25 años, la parroquia de Santa María de Nazaret ha vivido de cerca la realidad de un barrio que ha tenido sus luces y sombras. Buenos Aires se gestó en 1983, con una población joven, que iniciaba su proyecto de vida en esta nueva zona de la capital.

El número de vecinos fue creciendo y desde el primer momento, la atención de la Iglesia estuvo en manos de la comunidad de las Siervas de San José que allí se estableció. Así lo recuerda el actual párroco de Buenos Aires, Emiliano Tapia, que lleva realizando esa tarea pastoral desde 1994. La zona también estaba atendida por la parroquia San Pedro Apóstol de Tejares, hasta que en tiempos del obispo Don Mauro Rubio se decidió construir un templo en el barrio.

En 1993 abrió sus puertas, el 1 de mayo, aunque no fue hasta un año después cuando se constituyó como parroquia. Como se relata en la crónica de ‘Comunidad’ del día de su apertura: “Fue bendecida por el obispo Don Mauro y abierta al culto bajo la advocación de Santa María de Nazaret”, propuesta de las Siervas de San José en recuerdo del taller de Santa Bonifacia. Además, se recogió que la iglesia había salido de los sótanos y locales bajos y quedaba erigida al aire libre, “con un tejado bien empinado hacia el cielo hasta donde han de llegar las celebraciones y las oraciones de la gente de esta barriada”. Asimismo, apuntaron que todo el barrio se vistió de gala y que participaron 300 familias, “todas muy numerosas”. La misa fue oficiada por don Mauro, con una decena de sacerdotes diocesanos. En la crónica también se recoge el nombre de las tres campanas: Nazaret, La Salud y Lourdes.

Emiliano Tapia, párroco de Santa María de Nazaret. Foto: Óscar García.

Emiliano Tapia llegó al barrio cuando el templo se convirtió en parroquia, al año de ser abierta. Y como él mismo relata se encontró una riqueza “impresionante” en torno a varias cuestiones. Por un lado, “la fuerza y presencia de la Iglesia en el barrio, de la que giraban las inquietudes de sus habitantes”, y además, la presencia mayoritaria de la gente joven, tanto en el barrio como en la parroquia. Por último, subrayó de aquel 1994, la dinámica de grupos de catequesis, “muy viva”. A mitad de la década de los 90, Buenos Aires llevaba ya diez años de vida, en los que se habían conseguido nuevas infraestructuras, además de creado la asociación de vecinos, de mujeres, y el colegio, con más de 200 niños, como evoca Tapia.

El barrio ha perdido el 50% de su población

Con todo ello, Santa María de Nazaret en estos 25 años se vio obligada a dar un giro, y cuidar de la gente joven del barrio, “que un 90% de ellos ha rechazado siempre el tema del narcotráfico y del consumo”, determina Tapia. Pero fue testigo de cómo iban desapareciendo de Buenos Aires, “y solo ha quedado la gente mayor”, a la que tienen que dar una respuesta de acompañamiento, resalta. La población infantil también ha disminuido, al ritmo de toda la población del barrio, con la mitad que hace 25 años, pasando de 1.500 a 750. “Muchas viviendas se han quedado vacías, y en la actualidad, la parroquia cuenta con un pequeño grupo de gente que participa en la dinámica de encuentro con el Evangelio, con 12-14 personas, y la celebración de la fe, pasando de 200 de hace dos décadas, a 25-30 que acuden cada domingo.
Hace tiempo que no celebran confirmaciones, comuniones pocas, y alguna boda, “pero siempre hemos tenido mucha presencia en acompañar a la gente del barrio y al resto de sus asociaciones, en sentir las problemáticas más hondas y duras del barrio, con las familias, el narcotráfico, etc.”, enumera. Este sacerdote lo tiene claro: “El barrio es cerrado pero la parroquia siempre ha estado abierta”.

Emiliano en el exterior del templo. Foto: Óscar García.

Tras ser nombrado capellán de la cárcel de Topas, en 1996-1997, por compromiso personal y la dinámica en dicha pastoral penitenciaria, “abrimos en la parroquia una casa de acogida para gente que sale de la cárcel o que está en la calle y se encuentra sin hogar, es un signo importante que una parroquia de un barrio, donde la conflictividad nos ha envuelto en dolor, nos hemos abierto a la acogida y a dar respuesta a ese problema de empobrecimiento”. Se hizo a través de ASDECOBA, con más de 2.500 personas acogidas desde su inicio, y 20 plazas de forma permanente.Este párroco también supo unir la parroquia de un barrio con el medio rural, la de Florida de Liébana y Pino de Tormes, y sumar la realidad de la cárcel. “Son realidades distintas pero el mismo Evangelio, y mantener todo eso es el gran reto”, admite.

El futuro de esta parroquia pasa por dar respuesta a otras realidades de esa zona, como las de la urbanización de Peñasolana, a quien prestan servicio, “con muchas familias y niños, que desde la necesidad de afrontar la preparación a la Primera Comunión se genera una dinámica interesante e importante”. Allí viven 1.800 personas, y Emiliano Tapia cree que necesitan un local adecuado para poner en marcha un centro pastoral.

El mes de mayo será especial para la comunidad parroquial de Buenos Aires, celebrarán los 25 años de vida de Santa María de Nazaret, pasado, presente y el largo futuro que les espera.

 

El templo fue bendecido e inaugurado por el obispo Mauro Rubio Repullés, el 1 de mayo de 1993.

 

 

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