21/05/2024
SERVICIO DIOCESANO DE COMUNICACIÓN
La Orden del Carmelo Descalzo está estudiando, desde agosto de 2022, la apertura del sepulcro de Santa Teresa de Jesús, que se venera en la Basílica de la Anunciación de Nuestra Señora del Carmen, en Alba de Tormes, en el monasterio de las Carmelitas Descalzas. La intención es hacer un estudio “serio” del santo cuerpo y de las reliquias mayores de la Santa, después de la última apertura realizada en 1914, como apuntan desde la Orden del Carmelo.
La Curia General del Carmelo Descalzo, presidida por el padre general, Miguel Márquez Calle, aprobó esta puesta, “viendo la conveniencia y la necesidad de realizar este proyecto”, detallan en un comunicado. Los encargados de ello son médicos y científicos italianos, y al frente de ellos, está el prestigioso profesor, Luigi Capasso, director del equipo de expertos que trabajan junto con el Dicasterio vaticano de las Causas de los Santos, presidida por el cardenal, Marcello Semeraro.
En el año 1991, en pleno centenario de la muerte de San Juan de la Cruz, recuerdan que se hizo lo mismo con su sepulcro. En la actualidad, la Orden del Carmelo Descalzo desde Alba de Tormes y desde la Curia General de Roma se está realizando los trámites oportunos en el Vaticano para que, con la autorización del papa Francisco, se realice el examen del cuerpo y de las reliquias mayores de la Santa.
Asimismo, también están estudiando toda la documentación que guardan en sus archivos, en especial, en el del monasterio de las Carmelitas Descalzas de Alba de Tormes, “en lo referente al sepulcro y a las reliquias de nuestra Santa Madre Teresa de Jesús”. Las fechas posibles se determinarán después del verano de 2024, según la disponibilidad del equipo científico italiano y de las personas implicadas.
El proyecto de reconocimiento implicará varios pasos canónicos, y permitirá en el año 2025, la veneración del sepulcro teresiano para los albenses y peregrinos.
Desde el siglo XVII, se ideó un sistema de guarda y protección compartida sobre el sepulcro de Santa Teresa, que se centra sobre todo en la división y distribución de las llaves del mismo, que se confían a personas o entidades, civiles y religiosas que representen de alguna forma a las partes interesadas.
En concreto, las llaves del sepulcro son diez, tres tiene la comunidad, otras tres el Duque de Alba, y el mismo número, las del padre general en Roma, y una del arca interior de plata, el Rey.
Y aunque de algunas llaves hay copia, para evitar problemas en caso de pérdida o desaparición, no se tenga que forzar el sepulcro para poder abrirlo. La combinación de las mismas corresponde a tres llaves para la reja exterior de hierro del camarín; otras tres, para la tapa de bronce incrustada en el arca de mármol por la parte anterior, y cuatro, para el arca interior de plata.
Este conjunto de llaves se hallan divididas a su vez en juegos de tres, una de cada sector: reja, arca de mármol y el de plata, excepto la llave real (del arca interior de plata), que es de pura deferencia hacia la persona regia y no es decisiva en el proceso de apertura del sepulcro.
Los tres juegos de llaves del sepulcro teresiano las tienen la priora de las Carmelitas Descalzas de Alba de Tormes (Monasterio de la Anunciación); el padre general de los Carmelitas Descalzos en Roma; el Duque de Alba, antes depositadas en la capilla del palacio de Liria, en Madrid, y en la actualidad, depositadas en el palacio de Monterrey, en Salamanca. Y por último, una llave del arca interior de plata para la monarquía española, que el Rey Alfonso XIII entregó al prior de los Padres Carmelitas Descalzos antes de su exilio, y que se expone en las salas de exposición del Convento de San Juan de la Cruz.