16/11/2023
SERVICIO DIOCESANO DE COMUNICACIÓN SOCIAL
Desde 1931, la iglesia de San Martín está declarada como Bien de Interés Cultural, y data de 1103. El templo, enclavado junto a la Plaza Mayor de Salamanca, ha sufrido importantes daños a lo largo de los siglos. En el siglo XVIII, se hundieron gran parte de las bóvedas de la nave central, que fueron rehechas por Jerónimo García de Quiñones.
Además, el templo sufrió un incendio el 2 de abril de 1854, que destruyó el retablo mayor, y tuvieron que rehacerse los dos tramos orientales de la nave. Según se recoge en los informes técnicos de las intervenciones realizadas en San Martín, “los testimonios medievales de la iglesia quedan enmascarados por las sucesivas reformas del templo y las modernas edificaciones del entorno”.
En los últimos años, se detectaron movimientos y desprendimientos de material que derivaron en un plan de monitorización de la iglesia, con distribución de sensores por todas las naves,”con el que se localizaron los puntos críticos de la estructura”. Con el análisis de datos, se planteó la solución más acertada para cada patología. Y en fases anteriores, se ha subsanado los problemas estructurales del edificio.
Hace unos días, el pasado 11 de noviembre, festividad de San Martín, la iglesia abrió de nuevo sus puertas al culto, tras el proceso de restauración interior ejecutada en los últimos 18 meses. El coste ha sido de más de 350.000 euros, invertidos a través del plan Románico Atlántico, promovido por la Junta de Castilla y León y la Fundación Iberdrola.
Este miércoles, 15 de noviembre, ha tenido lugar una visita institucional al templo por parte del consejero de Cultura, Gonzalo Santonja; el presidente de la Fundación Iberdrola, Fernando García, o el presidente de la Fundación Santa María la Real, Ignacio Fernández Sobrino, entre otros, acompañados de sus párrocos, Antonio Matilla y Jorge García.
El director técnico de la obra, el arquitecto, Jesús Castillo, recordó que esta ha sido la última actuación de un conjunto que se viene desarrollando en esta iglesia desde que arrancó el plan. “Nos trasladamos a esta iglesia en 2015, donde se observan unos problemas estructurales que eran evidentes ya desde el siglo XIII, que hay derrumbes, pero se observan todavía problemas estructurales y se decide acometer una monitorización de la iglesia para saber qué problemas estructurales tiene realmente”, apunta este experto.
El siguiente paso fue iniciar una serie de obras para consolidar el templo estructuralmente, “y poder acometer esta última obra, que es la del acondicionamiento interior y la Iluminación que podemos ver hoy”.
Castillo insiste en que antes de la intervención, la iglesia “era gris, lúgubre y sin luz, teniendo en cuenta que lo que hace Jerónimo García de Quiñones, en el siglo XVIII, es dar muchísima luz a los dos tramos de la nave principal, pero aún así era una iglesia que estaba triste”.
Este arquitecto confirma que con esta última actuación, “ha recuperado su carácter original, románico y esta belleza de la piedra salmantina, este color que nos da esa calidez, reforzado con la iluminación, tanto artificial como natural, con unas mallas de latón que refuerza en ese color de la piedra de Salamanca, y le está dando una riqueza a todo lo que es el conjunto de la iglesia”.
Jesús Castillo recuerda que en la iglesia hay distintas actuaciones desde su origen, en el siglo XI, hasta la última, “que enmascaraba muchas de las actuaciones anteriores que se producen en el siglo XIX”. El director de la obra insiste en que tras el incendio que se produjo,c on la caída de los dos últimos tramos de la bóveda, “se vuelven a restaurar, y esa película pictórica es la que daba la imagen final de la iglesia que teníamos”.
Al respecto, detalla que esos estucos estaban “muy deteriorados por las humedades que había tenido la cubierta“, que ya fue reparada en otra actuación, “pero no las consecuencias de esas humedades”, remarca. Por ese motivo, los morteros “estaban muy mal en algunas zonas, y en algunas había y en otras no”.
En esta última intervención lo que se ha hecho, según describe, “es recuperar los morteros que estaban bien en todas esas zonas, y limpiar toda la suciedad que tenía la iglesia histórica”. De esta forma, se han recuperado todos esos fingidos de sillares, que como subraya este arquitecto, “si se observa en detalle es muy curioso de ver, porque los fingidos que tienen esas pinturas de las bóvedas reproducen lo que en las naves laterales está en piedra”.
En definitiva, lo que han hecho es recuperar todos esos morteros y esa base pictórica, “e igualar cromáticamente todas, porque en algunas tenemos pintura, y en otras tenemos la sillería vista, para que el conjunto general sea homogéneo y sea único”.
Por su parte, el presidente de la Fundación Iberdrola España, Fernando García, cree que gracias a este plan Románico Atlántico, “se dignifica la situación de verdaderas joyas arquitectónicas, de verdaderos tesoros culturales”.
El párroco de San Martín, Antonio Matilla, manifestó su alegría por la apertura del templo tras 18 meses de obras. El primer día al culto coincidió con la fiesta principal de esta iglesia, la de San Martín, el 11 de noviembre. El horario de apertura es de 9:30 a 12:00 horas, con misa diaria (de lunes a domingo), a las 10:00 horas.
Además, reciben la visita de miles de turistas cada año, “y la iglesia siempre está abierta para todo aquel que quera rezar o contemplar“, remarcó este sacerdote.
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