06/06/2024
SERVICIO DIOCESANO DE COMUNICACIÓN
Cada 7 de junio, la Iglesia celebra la Solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús, como un símbolo de amor divino. Desde el Servicio diocesano de Patrimonio Artístico, su responsable, Tomás Gil, nos acerca a esta devoción a través de a una de las imágenes que le representa. En concreto, la que talló con su gubia José Luis Núñez Solé para las Salesas, y que hasta el mes de septiembre se puede visitar en la sala de la contemplación del Palacio Episcopal, ya que forma parte de una exposición temporal sobre este artista.
La imagen, de más de dos metros de altura (225cm), procede del convento de La Visitación, de las hermanas Salesas de Salamanca, “que han tenido la generosidad de prestarnos esta obra”. Núñez Solé realizó seis obras para la parroquia de María Mediadora en concreto, tres vidrieras, un relieve de la visitación que se encuentra en la calle, que se encuentra por encima de la puerta de entrada del templo, un San José y el Sagrado Corazón de Jesús, que realizó un año después de la inauguración, en 1968.
“Se trata de una imagen muy apropiada para las hermanas Salesas, por su carisma del Sagrado Corazón de Jesús“, subraya este sacerdote. El artista realizó esta talla en un alto relieve, casi de bulto redondo, “para ser puesta sobre una pared en alto, y además, sin nada alrededor, para que tenga todo el protagonismo la figura de Cristo”. Durante un tiempo, estuvo colocada en la Iglesia, según se contempla el presbiterio, en la nave central.
Tomás Gil detalla que la imagen en madera la hizo sin ningún tipo de policromía, “en el color madera original“, a la que dio unas pátinas de ocre claro, “para resaltar aún más los volúmenes”. Y en la pieza se pueden apreciar las trazas de la gubia con la que trabajó la madera, “dando la sensación de que es una imagen inacabada, o de que no parece pulida del todo”, pero que según Tomás Gil, “aporta una belleza a la imagen a través de ese trabajo y de esa mano de la artista que se encuentra plasmada en la obra”.
Para el responsable diocesano de Patrimonio Artístico, la sensación de inacabada conlleva que la persona que la contempla, “tenga que acabarla en la oración, en nuestro interior, al contemplar la figura de Cristo y lo que nos sugiere, y también para nuestra vida de seguimiento de discípulos del Señor”. Gil insiste en que representa la imagen de la misericordia de Dios, “de la ternura de Dios a través de la imagen de su hijo Jesucristo”, y Núñez Solé quiso representarla con dulzura y con suavidad.
Al respecto, detalla los rasgos suaves de la cara, “y en la anatomía del cuerpo, los brazos o el torso, que son como de pliegues de paños húmedos que se ciñen al cuerpo”, así como en las piernas también. De esta forma, “muestra esa humanidad del Hijo de Dios encarnado“.
El texto que inspira esta imagen es el de Mateo 11, según confirma Gil, “cuando los discípulos regresan de la misión de Jesús , y que han sido llamados por las entrañas de misericordia de Jesús”. Este sacerdote recuerda las palabras que les dice Jesús: “Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Cargad con mi yugo y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis vuestro descanso. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera”. (11,25-30).
Y en la imagen de José Luis Núñez Solé, se muestra a Cristo con el corazón sobre su mano izquierda, “mostrando sus entrañas compasivas llenas de amor a todo aquel que ha hecho su camino, a todo aquel que ha sido discípulo suyo y que se ha jugado la vida por el anuncio del Evangelio, y que ha tenido que pasar por la experiencia también de la Cruz”.
Asimismo, extiende su otra mano hacia abajo, “que además está llagada por la marca que le ha dejado la señal de los clavos de la cruz, las llagas abiertas de Jesús en la mano derecha, que nos invita a nosotros a que nos dejemos llevar por Él, porque su yugo es llevadero y su carga es ligera, como dice también a continuación el texto de Mateo”.
Los pies de esta imagen del Sagrado Corazón de Jesús aparecen descalzos, “que invitan a que continuemos por ese camino de la misericordia y de la ternura de Dios a la hora de ofrecer la buena noticia del Evangelio, y de convertirnos mensajeros”, concreta Gil.