20/03/2025
El pasado 11 de marzo, el santo padre aprobó la puesta en marcha de un itinerario de acompañamiento y evaluación de la fase de implementación del proceso sinodal. En la nota de acompañamiento del documento final de la XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos, el papa Francisco precisaba que las Iglesias locales están llamadas a desarrollar, en los diversos contextos, las indicaciones autorizadas contenidas en el documento, a través de los procesos de discernimiento y de toma de decisiones previstos por el derecho y por el documento mismo.
Según explica la Secretaría general del Sínodo, en una carta remitida por el Card. Grech, este camino implicará a las diócesis, a las conferencias episcopales de todo el mundo, así como a sus agrupaciones continentales, que cuidarán de implicar también a los institutos de vida consagrada, a las sociedades de vida apostólica, a las asociaciones laicales, a los movimientos eclesiales y a las nuevas comunidades presentes en sus territorios.
El resultado final será la celebración de una asamblea eclesial en el Vaticano en octubre de 2028. Este proceso proporcionará el tiempo necesario para implementar las indicaciones del Sínodo antes de la asamblea eclesial de octubre de 2028, e incluirá algunos eventos significativos de evaluación:
Desde ahora, la Secretaría General del Sínodo se compromete a acompañar y apoyar a las Iglesias en este camino, y considera de fundamental importancia garantizar que la fase de aplicación sea ocasión para involucrar nuevamente a las personas que ya han contribuido y para devolver los frutos de la escucha de todas las Iglesias y del discernimiento de los pastores en la Asamblea sinodal: de este modo continuará el diálogo ya iniciado en la fase de escucha.
El proceso se valdrá del trabajo de los equipos sinodales formados por presbíteros, diáconos, consagrados y consagradas, laicos y laicas, acompañados por su obispo: los equipos sinodales son instrumentos fundamentales para acompañar de manera ordinaria la vida sinodal de las Iglesias locales. Por esta razón, los equipos existentes deben ser reforzados y eventualmente renovados, y los equipos suspendidos deben ser reactivados y debidamente integrados.
En línea con las indicaciones del documento final, el objetivo es concretar la perspectiva del intercambio de dones entre las Iglesias y en la Iglesia entera. A lo largo del camino, todos podrán beneficiarse de la riqueza y la creatividad de los pasos dados por las Iglesias locales, recogiendo los frutos en sus agrupaciones territoriales (provincias, Conferencias Episcopales, reuniones internacionales de las Conferencias Episcopales, etc.).
El itinerario será también la ocasión para evaluar juntos las decisiones tomadas a nivel local y reconocer los progresos realizados en materia de sinodalidad (cf. n. 9). Este itinerario permitirá al santo padre podrá escuchar y confirmar las orientaciones consideradas válidas para la Iglesia entera (cf. nn. 12 y 131). Por último, este proceso constituye el marco en el que situar las múltiples iniciativas de aplicación de las orientaciones del Sínodo, en particular los resultados de los trabajos de los Grupos de Estudio y las aportaciones de la Comisión de Derecho Canónico.