27/07/2020
La Diócesis de Salamanca celebró ayer una eucaristía por los sacerdotes fallecidos durante el estado de alarma, diez en total, aunque en el recuerdo también estuvieron los presbíteros muertos en 2020. En su saludo inicial, el obispo, Carlos López Hernández, recordó que el motivo de la celebración era orar “por los hermanos sacerdotes fallecidos durante la pandemia, cuyas exequias no hemos podido celebrar”.
Además, insistió en que se ha querido compartir el dolor de la humanidad, “de todos nuestros hermanos, probados de diversas maneras, con la infección, el dolor, el sufrimiento, e incluso, la muerte”. En este sentido, López Hernández añadió que, con esta experiencia de fe, “se convierte todo en algo distinto, se hace realidad la victoria permanente de Jesús muerto y resucitado sobre los males de este mundo”.
El canónigo de la Catedral de Salamanca, Casimiro Muñoz, fue el responsable de dar lectura a los nombres y fechas de defunción de los sacerdotes diocesanos fallecidos en lo que va de 2020: Juan Francisco Campo Guarido, Bernardino Monleón Regalado, Fernando Martín Acera, Ángel Benito Martín, Rodrigo Sánchez Rodríguez, Longinos Jiménez Díaz, Ignacio Pinto Sánchez, Manuel Díaz Nieto, Manuel Sánchez Vicente, Fructuoso Mangas Ramos, Miguel Ángel García Sánchez, Ovidio Pérez García, Francisco Carreras Córdoba, Ángel Rodríguez Rodríguez y Crescencio Sánchez López.
Como ya ocurriera en la misa funeral por las víctimas de la pandemia de la provincia de Salamanca, que tuvo lugar el sábado, 25 de julio, festividad de Santiago Apóstol, en el altar se ubicaron las imágenes del Cristo de las Batallas y de Jesús Resucitado, esta última de la Cofradía de la Vera Cruz.
La eucaristía, presidida por el obispo, fue concelebrada por un importante número de sacerdotes diocesanos, y con la presencia de familiares de los presbíteros fallecidos. En su homilía, el prelado indicó que el misterio eucarístico “es el espacio espiritual más adecuado para la memoria agradecida del ministerio sacerdotal de los hermanos presbíteros que durante el tiempo de aislamiento eclesial han sido llamados por el Padre eterno”. En este sentido, evocó el hecho de que vivieron su Pascua personal, “como tránsito en soledad, sin el acompañamiento eucarístico de la comunidad, y sólo llevados místicamente sobre los hombros del Buen Pastor”.
El obispo añadió que, en esta eucaristía hacía visible “nuestra comunión con ellos en Cristo”. En la homilía también advirtió de que en esta experiencia de vocación cristiana, “la Iglesia debe introducir a sus nuevos hijos mediante la educación en la familia y en la escuela, y en el proceso de la catequesis de iniciación y del continuado acompañamiento espiritual”. Para Carlos López, “la catequesis de iniciación cristiana es ahora la piedra angular de la misión evangelizadora de la Iglesia y de la promoción de vocaciones al ministerio presbiteral”.
Al respecto, subrayó que es una tarea “urgente”, pues han fallecido los diez sacerdotes por los que hoy especialmente oramos y otros ocho, en su día despedidos con sus exequias. “La última ordenación presbiteral fue hace dos años, y las dos futuras podrán celebrarse en el año 2022″, añadió, por lo tanto, cree que la renovación vocacional es, “urgente para la continuidad en la misión”. Bajo su punto de vista, las familias y las comunidades cristianas, “han de intensificar su compromiso de orar por las vocaciones y de cuidar la propia renovación espiritual y apostólica, que facilite su nacimiento y maduración”.
Antes de la bendición final, se realizó una oración a la Virgen de la Vega, patrona de Salamanca, y se dio por concluida la celebración entonando “Bajo tu amparo“.