08/02/2025
SERVICIO DIOCESANO DE COMUNICACIÓN
Más de 3.000 personas procedentes de 70 diócesis, congregaciones, movimientos y asociaciones públicas de fieles participan este fin de semana en un congreso de vocaciones que lleva por lema una pregunta: “¿Para quién soy?”. Un interrogante que lanzó el papa Francisco es su exhortación “Christus Vivit”.
La delegación de la Diócesis está formada por 22 personas, muchos de ellos jóvenes de Pastoral Juvenil y Universitaria, además de sacerdotes, laicos y religiosas de vida consagrada. Junto a ellos, participa en el congreso el obispo, Mons. José Luis Retana.
Todos ellos asistieron a la jornada inaugural, en el Madrid Arena, donde comenzaron lanzando algunas preguntas para ambientar los objetivos de este encuentro: “¿Qué ansia tu corazón? ¿Para quién soy? ¿Qué haces aquí? o ¿Cómo me mira Jesús?” Además, compartieron un momento de oración, donde recordaron que este congreso ha tenido una preparación previa en todas las diócesis, en diferentes grupos de trabajo, sobre tres fichas. En el escenario se encontraban dos iconos que acompañarán a los congresistas, con el cuadro del Cristo de la Llamada, y la Nuestra Señora de la Vocación, tallada en madera.
El primero en tomar la palabra fue el arzobispo de Madrid, Mons. José Cobo, como ciudad anfitriona del congreso, quien subrayó que necesitamos transitar hacia la cultura del encuentro y del diálogo. “Somos hijos amados de Dios, y la misión da sentido a nuestras vidas”, interpeló. El prelado insistió en que somos llamados y convocados en la asamblea, “que es la Iglesia”, y la vocación es una llamada de alguien para alguien. E insistió en que por el Bautismo, “todos somos discípulos de Cristo en misión”, y nuestra vida, “tiene futuro si la vivimos como vocación al servicio de todos”.
El arzobispo de Braga, Mons. José Manuel García Cordeiro, del Servicio europeo de Vocaciones, recordó a los presentes que “todos” somos llamados a la misión, “a salir y evangelizar”. Y define a la Iglesia de “atenta a las personas, a los jóvenes, sabiendo que ellos vienen a la Iglesia para alimentarse desde dentro”.
Por su parte, el nuncio apostólico en España, Mons. Bernardito C. Auza, dio lectura al mensaje con el que el papa Francisco ha querido unirse a la celebración de este Congreso de Vocaciones, “agradeciendo a todos los que trabajan por las vocaciones en las amadas tierras de España”.
El santo padre manifiesta su alegría porque el lema del encuentro recoja las palabras de la Exhortación apostólica “Christus vivit”, un documento que advierte que muchas veces “perdemos tiempo preguntándonos: «Pero, ¿quién soy yo?»” y “no llegamos a la pregunta fundamental: «¿Para quién soy yo?»”. Sin duda, responde el pontífice “eres para Dios”. Pero, matiza: “Él quiso que seas también para los demás, y puso en ti muchas cualidades, inclinaciones, dones y carismas que no son para ti, sino para otros” (n. 286).
Y para cerrar el acto inaugural, tomó la palabra el arzobispo de Valladolid y presidente de la Conferencia Episcopal, Mons. Luis Argüello, quien compartió algunas pistas sobre lo que se persigue en este congreso, que denominó, “la gran fiesta de la Iglesia en España”, como por ejemplo, “descubrir un yo comunitario que queremos ofrecer a nuestros contemporáneos”.
La ponencia marco inicial corrió a cargo de Ana Samboal y Alfonso Alonso-Las Heras, que recoge el trabajo en común anterior a este congreso. En las líneas presentadas está el hecho de que la razón de este encuentro sea descubrir, “la certeza de que Dios sigue invitándonos a todos a una existencia plena y dichosa”. Porque insistían en que la vida es vocación de todos y para todos, “y encuentra su sentido en un bien que se dona, en una tarea para los demás”.
Por otra parte, confirmaron que la vocación personal posee una dimensión comunitaria: “La dicha es imposible sin los otros”, y en una sociedad individualista este fundamento es profundamente “contracultura”. Y a modo de conclusión, reconocen que crear una cultura vocacional es un proceso largo, “que exige superar el pesimismo y el derrotismo”. Y señalaban que los jóvenes, lejos de ser culpables de la crisis actual, “son víctimas de una cultura que los desorienta, pero también muestran una sed de sentido y una apertura a un discurso alternativo”.
Para finalizar la primera jornada, el presidente de la Comisión Episcopal para los Laicos, Familia y Vida, Mons. Carlos Escribano, presidió la Vigilia de oración, y en su predicación, invitó a los presentes en este congreso a que se conviertan en “signos de esperanza para los demás”. Asimismo, reconoció que Dios se manifiesta a través de los sencillos.
En cuanto al programa de la jornada de este sábado, se trabajará en los cuatro itinerarios propuestos: Palabra, Comunidad, Sujeto y Misión. Para cada uno se ofertan, además, varios talleres, 64 en total, y cada participante ha elegido previamente dos itinerarios -uno para la mañana (entre Palabra y Comunidad) y otro para la tarde (entre Sujeto y Misión) – y de cada uno, dos talleres.