24/02/2021
“La Cuaresma siempre la hemos entendido y vivido como un camino”, apunta el vicario de Pastoral de la Diócesis de Salamanca, Policarpo Díaz, en un vídeo que comparte con la comunidad diocesana a través del canal de YouTube. Para este responsable, el camino es una imagen muy pedagógica, “que por un lado tiene un tramo interior, hacia dentro de nosotros mismos, y también, uno exterior, con unas paradas fuera de nosotros mismos”.
Díaz también asegura que, en ese camino, “unas cosas van hacia el interior de nuestra persona, más oración, más encuentro personal con el Señor o más diálogo con la Palabra de Dios”, y añadió también que significa, más ayuno “y privarnos de un montón de cosas que en nuestra vida nos sobran y que necesitamos adelgazar de las mismas”.
El vicario de Pastoral también habla de un camino exterior, “al encuentro de los más pobres, de los crucificados de nuestro tiempo”. Y cree que, la limosna, sin duda, “nos ayuda a salir de nuestro propio amor, querer e interés, y ocuparnos de las necesidades de los más pequeños , unas veces cerca y muchas veces, y sobre todo muy necesitados, los de lejos”.
Según apunta Policarpo Díaz, “la Cuaresma la hemos de plantear como una lucha, como un camino que nos va purificando, que nos va renovando si lo hacemos con vitalidad y con rigor, con seriedad”. En ese sentido, cree que nos va identificando con el Señor, “y nos va haciendo luchar en esa batalla contra las fuerzas del mal“. Y se refiere, según sus palabras, “a esa batalla que tantas veces se libra dentro de nosotros mismos, que no tenemos que acudir a ver en los medios de comunicación batallas de fuera. Aquí, dentro de nosotros, se está operando una batalla, una lucha entre el bien y el mal, entre el camino del Señor y el camino del mal espíritu”.
Por ese motivo, este responsable recuerda a la comunidad diocesana que dentro de nosotros “saldremos vencedores si confiamos en la misericordia del Señor”, y si nos ponemos en sus manos, “si dejamos que el Señor sea el que nos limpie, el que nos purifique, el que nos ayude a descubrir que mirándole a él y solo a él, vamos a encontrarnos con la verdad más bella de nuestra propia vida”.
En su mensaje también insiste en que la Cuaresma nos invita “a ir a lo esencial”, y en relación a esta palabra, Policarpo Díaz recuerda que, durante estos días, se ha discutido sobre ello, en relación a la limitación de aforos y horario, y se plantea: “¿Qué es lo esencial?”.
“Todos entendemos que hay cosas que verdaderamente son esenciales, y que nunca se han discutido, ni durante el estado de alarma ni en el toque de queda, como los espacios de alimentación, los de la sanidad (las farmacias, los centros de salud, los hospitales…)”, enumera este responsable. Y al respecto, señala que lo esencial “es lo que el hombre necesita para comer, para vivir y para estar sano”, “¿por qué lo esencial no es lo espiritual?”.
El vicario de Pastoral asegura que se tiene que reflexionar sobre ello, “y hemos de luchar por lo que verdaderamente nosotros entendemos que es esencial”. Asimismo, confirmó que durante todo este tiempo se ha visto con gran preocupación y dolor, “las colas del hambre, nos han conmovido, nos han removido el corazón, porque evidentemente, es un clamor que el ser humano necesita comer, y que los más pobres se han quedado en la estacada y necesitan acudir a las colas del hambre”. Pero Policarpo Díaz determina que en estos días también ha visto “colas del hambre espiritual” en las puertas de las iglesias.
En concreto, “gente que quería ir a misa y no podía entrar, que quería vivir la celebración del Miércoles de Ceniza y no podían entrar porque el límite eran 25″. Unos días después, se amplió el aforo a un tercio, pero se cuestiona de nuevo: ” ¿Seguiremos permitiendo que siga habiendo colas del hambre espiritual? ¿qué es lo esencial?”.
Ya el año pasado, señala Díaz, “aprendimos a vivir la Cuaresma de otra forma, en casa, con la familia, en la intimidad con nuestro Señor, en la profunda comunión espiritual con todos, aunque no pudiéramos estar juntos”. Y cree que se trata de una llamada importante, “que este año tenemos vivir una Semana Santa y una Cuaresma mucho más austera, porque así profundizamos en lo que verdaderamente es esencial”.
También pide a la comunidad diocesana que reflexione: “¿Qué es lo que verdaderamente necesitamos para hacer este camino de purificación, de encuentro profundo con el Señor y con los hermanos para llegar a la noche Santa de la Pascua?”.
Además, insiste en que cada uno “tenemos que hacer un pequeño examen de conciencia para saber qué nos estorba, qué nos sobra, qué nos está haciendo daño, y de qué tenemos que despojarnos para que podamos acompañarle y vivir la experiencia de la Pascua”. El vicario de Pastoral también pide que al iniciar el camino, conviene que se tenga muy clara la meta: “Cristo resucitado”, porque parece que es “una obviedad” pero la espiritualidad cristiana ha estado muy marcada por la teología de la cruz.
“Porque el sacrificio de la cruz es el que nos salva, pero a lo mejor hemos borrado la perspectiva final, la teología de la gloria“, reitera. Por tanto, argumenta que la Cuaresma, “quede iluminada previamente por la Pascua, para que lleguemos renovados, resucitados y en plenitud”.
E insiste en que, aunque no se pueda hacer mucho, “no significa que no podamos hacer nada”. Policarpo Díaz pide que sean creativos, “y que lo vivamos cada uno con la vitalidad y el dinamismo de nuestra fe”.
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