19/01/2023
SERVICIO DIOCESANO DE COMUNICACIÓN
La Iglesia en Salamanca se reunió el pasado 14 de enero para definir la aportación diocesana en la etapa continental del Sínodo, que debe derivar en la elaboración final del denominado “Instrumentum laboris”, que tiene que estar redactado en junio con las reflexiones de toda la Iglesia Universal.
Este encuentro tuvo lugar en la Casa de la Iglesia y contó con la participación de más de 150 personas, procedentes de diferentes grupos sinodales y realidades diocesanas. La jornada comenzó con la acogida y oración en la capilla mayor, junto a la Cruz de la Asamblea diocesana, donde se recordó la lectura del profeta Isaías 54, 2-3, que recoge el lema del documento de trabajo para la fase continental: “Ensancha el espacio de tu tienda“.
“El encuentro bajo la Palabra ha sido muy potente, con la imagen bíblica que recorre toda la escritura, la tienda del encuentro en el pueblo de Israel, en el desierto, Dios llevó a su pueblo para enseñarle la sinodalidad durante 40 años, con la tienda del encuentro”, apunta el responsable de la comisión sinodal, el sacerdote, Juan José Calles. Al respecto, cree que este proceso del Sínodo, “nos ha mostrado esta importancia de encontrarnos en la tienda del encuentro, es el espacio para la comunión, es el lugar para la participación, y es la base para la misión”.
En el momento inicial también se vivieron momentos de silencio y reflexión, en torno a la jornada que se iba a celebrar. Y tras escuchar la canción de “Amplía el espacio de tu tienda”, la acogida en la capilla concluyó con la oración de la fase continental del Sínodo: “Ayúdanos a entrar en estas páginas como en tierra sagrada”.
Con un vídeo de uno de los integrantes de la comisión del Sínodo, Alfonso Salgado, comenzó la explicación de la tarea que se iba a realizar por grupos, nueve en total, sobre el documento de trabajo de la etapa continental, en el que había que responder a tres bloques de preguntas. Cada grupo se responsabilizaba de uno de los bloques, que después fueron compartidos en la puesta en común, que tuvo lugar en las aulas del sótano del auditorio de Calatrava.
Como relata Juan José Calles, “se ha desplegado la tienda en nueve estancias, y hemos trabajado muchísimo durante una hora, ha sido impresionante ver a los secretarios y moderadores de los grupos, el trabajo que el Espíritu santo ha puesto en nuestros corazones, respondiendo a las tres preguntas que nos planteaba el número 106 del documento de trabajo para la etapa continental”.
Y tras un café “sinodal”, en el comedor de la Casa de la Iglesia, los participantes se trasladaron a las aulas del sótano del auditorio de Calatrava, donde se puso en común todo lo que habían trabajado los nueve grupos. Este bloque del encuentro fue retransmitido por el canal de YouTube de la Diócesis de Salamanca, y se puede ver en este enlace.
“Hemos tenido una sesión de comunicación de los nueve grupos, hemos participado y nos hemos escuchado, hemos podido hacer aportaciones, y los miembros del equipo sinodal han tomado nota de todo lo que se ha dicho”, subraya el responsable sinodal.
En primer lugar, tres grupos compartieron sus aportaciones al primer bloque de preguntas:
“¿Qué intuiciones resuenan más fuertemente con las experiencias y realidades concretas de la Iglesia en el continente? ¿Qué experiencias parecen nuevas o iluminadoras?”
Al respecto, estos grupos de trabajo detectaron elementos comunes de la Iglesia Universal, como la necesidad de la oración, “de estar arraigados en el encuentro personal con Jesucristo”, apuntaron. Además, recordaron que hay que tener presentes a los excluidos de la Iglesia, “y hacerlo con un discernimiento comunitario”.
Además, resaltaron la propuesta del diálogo interreligioso, la llamada el ecumenismo o el reconocimiento de distintas espiritualidades dentro de la Iglesia católica, y otras religiones. Algún grupo insistió en la presencia de la mujer, tanto en la Iglesia como en los consejos deliberativos.
En algo que también coincidieron los tres primeros grupos fue en el tema de la formación a todo los niveles, “no solamente en lo catequético o teológico”, sino profundizar en todo.
Otra clave abordada en este primer bloque de preguntas fue la necesidad de una mayor participación de los laicos, “y el excesivo clericalismo“. Y una de las cuestiones más repetidas está vinculada con la ausencia de los jóvenes, tanto en el proceso sinodal como en la Iglesia: “¿Cómo van a entrar los jóvenes en esta tienda si no van a la Iglesia?”.
Asimismo, se planteó que el pueblo de Dios, “exprese su voz en la elección del obispo”, o que no deben de cambiar “los cimientos de la fe”, como algo principal en este Sínodo. En el primer turno de intervención con el público presente, se remarcó el abandono de los pueblos, “que nunca pierdan su sitio y su palabra”.
En cuanto al segundo bloque de preguntas:
“¿Qué tensiones o divergencias sustanciales surgen como particularmente importantes desde la perspectiva del continente?”
“En consecuencia, ¿cuáles son las cuestiones e interrogantes que deberían abordarse y considerarse en las próximas fases del proceso sinodal?”
Los tres grupos que abordaron estas cuestiones, vieron como tensiones, “el pluralismo de posiciones en el interior de la Iglesia, la comunión de los divorciados o la tensión entre los dones carismáticos y los jerárquicos”. Otras tensiones las vincularon al reconocimiento de la diversidad dentro de la Iglesia, “como un don del Espíritu, y no como un problema”. Los participantes también manifestaron como una divergencia, “el secularismo a nivel social”.
Sobre los interrogantes, señalan el “exclusivo o excesivo protagonismo del sacerdote, y la pasividad de los laicos”. En este sentido, indican un problema de calidad de las homilías, o “la dificultad de la escucha, y establecer un diálogo más fecundo entre adultos y jóvenes”.
En este segundo bloque volvió a salir el tema de la mujer, “que siempre somos mayoría en la Iglesia”, o “cómo reorganizar la vida de la Iglesia ante la escasez de vocaciones sacerdotales, que va unido a la corresponsabilidad”. Entre las tensiones remarcaron la desunión dentro de la propia institución, “avanzar por caminos distintos”, o la falta de formación y espiritualidad.
Como planteamientos para abordar, uno de los grupos interpela para revisar el estilo sinodal de las celebraciones litúrgicas, “potencial la celebración de la Palabra, dar espacios de oración y silencio, o revisar las estructuras eclesiales”.
En último de los bloques de preguntas es más concreto:
Mirando lo que surge de las dos preguntas anteriores: ¿Cuáles son las prioridades, los temas recurrentes y las llamadas a la acción que pueden ser compartidas con las otras Iglesias locales de todo el mundo?
Entre las prioridades, los grupos coinciden en el cuidado de los mayores en el medio rural, como minorías, y de nuevo, se repite, “la ausencia de jóvenes en la Iglesia”, o la participación del laicado, así como el cambio de estructuras, “de lo jerárquico a lo circular”. E insistían en que eran siervos, “no superiores”, con el deseo de vivir “conducidos por el Espíritu Santo”.
Otro aspecto que subrayaron es la falta de credibilidad de la Iglesia, “como es el tema de los abusos”. Y entre las llamadas a la acción: “Cuidar la formación de todos los miembros del pueblo de Dios, y especialmente, de los pastores”. Los grupos también proponen renovar las estructuras y ponerlas en marcha, “al servicio de la misión, que es anunciar el reino de Dios, evangelizar a los jóvenes o eliminar el clericalismo”. En este sentido, apuntan a poner en valor todos los ministerios en la Iglesia, “y buscar maneras para avanzar en el lugar de la mujer en la Iglesia”.
Las ideas de los grupos se van repitiendo en cada uno de los bloques de preguntas, y se entrelazan entre sí. “Tener una participación más activa, especialmente en la toma de decisiones de la Iglesia”, e incluso, plantearon el tema del “diaconado de la mujer”. Entre los temas recurrentes planteados, de nuevo surgió la necesidad de seguir afrontando “los abusos”, y el problema de la “pederastia”.
Antes de finalizar, el obispo, Mons. José Luis Retana, que estuvo presente durante todo el encuentro sinodal, se hizo eco de todo lo planteado por los nueve grupos, y quiso resaltar varios aspectos. Entre ellos, la comunión y la corresponsabilidad, “a veces señalamos excesivamente lo que nos separa, es decir, lo importante es seguir a Cristo en la Iglesia“. Y cree que la metodología, el carisma y el modo de realizarlo, “eso no es lo esencial”.
El prelado también mostró su preocupación por la idea repetida de la ausencia de los jóvenes: “No hemos sabido transmitir la fe a los jóvenes, y es un tema pendiente”, y considera que tanto la Pastoral Juvenil como la Universitaria, tienen que trabajar en ello. Mons. José Luis Retana subrayó algunos pilares de la Iglesia, como los jóvenes, la familia y las vocaciones, “porque el problema más importante de nuestras iglesias ahora es que no hay sacerdotes, y no los habrá”.
En cuanto al clericalismo, el obispo reconocía que era cierto, “pero va en las dos direcciones, es decir, los curas creen que son ellos los que llevan el asunto, y vosotros, se lo dejáis a los curas”. También quiso resaltar el papel de la mujer, que asegura tener claro, “la vida de la Iglesia lo llevan las mujeres”, y avanzó que en puestos de responsabilidad, como en las delegaciones, o en el consejo episcopal, “habrá mujeres”.
La Comisión diocesana del Sínodo se reunirá este jueves para recoger las aportaciones del encuentro sinodal y presentarlo antes del 23 de enero. Uno de sus integrantes acudirá a Madrid al Encuentro nacional el 28 de enero, para presentar el documento de la Diócesis de Salamanca, que junto a todas las síntesis de España se enviarán a Praga para la Asamblea continental a comienzos de febrero.
De allí saldrá otro documento consensuado que se enviará a la Secretaría General del Sínodo en Roma, de las siete asambleas continentales, y será el documento “cero” para elaborar el “Instrumento laboris”, “que volverá a llegar a nuestra Iglesia local en este proceso de restitución, de feedback, a comienzos de junio”, relata Juan José Calles. Se podrá trabajar sobre ese documento y en octubre tendrá lugar la primera sesión del Sínodo sobre la sinodalidad.
“El papa Francisco quiso que para este proceso no se quede en Sínodo de los obispos, sino del pueblo de Dios, que se va a reunir en octubre habiendo escuchado el “sensus fidei” de toda la Iglesia Universal, para decirnos en este momento y en esta hora, lo que el Señor nos pide a través del Espíritu Santo, para ser un lugar de comunión, de participación y una base que nos lance a la misión“, añade Calles. La razón de ser de todo el proceso, “es una Iglesia en salida, de tienda de campaña, acogedora, de puertas abiertas, donde ensancha la mirada a la humanidad para recibir la alegría del Evangelio”.