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29/03/2025

Juan Jesús Delgado: “El mundo rural es un territorio de esperanza y futuro”

Este militante del Movimiento Rural Cristiano alza la voz en defensa del mundo rural y se prepara para las acciones del 31 de marzo y 15 de mayo, que denuncian el abandono institucional y reivindican estos territorios como espacios de transformación social y de futuro

 

SERVICIO DIOCESANO DE COMUNICACIÓN

Juan José Delgado es un laico comprometido que forma parte del movimiento de acción católica: Movimiento Rural Cristiano. Es además  presidente de las Escuelas Campesinas de Salamanca y concejal del Ayuntamiento de Monleras. Desde allí impulsa diversas iniciativas sociales y comunitarias. Con una gran vocación por el mundo rural, comparte en esta entrevista su experiencia y compromiso.

 

¿Qué es el Movimiento Rural Cristiano?
El Movimiento Rural Cristiano es uno de los movimientos apostólicos especializados, que como dice su nombre, está presente en el mundo rural, con ese compromiso de transformar la realidad de acuerdo a los valores del Reino.

 

¿Qué significa para ti formar parte de este movimiento?
Para mí ha sido esencial en mi recorrido como creyente, en mi trayectoria cristiana. Me formé hace muchos años en el Movimiento de Jóvenes Rurales Cristianos (MJRC) . Han pasado ya varias décadas. Y desde ahí, desde el movimiento de jóvenes, que tuvo cierta fuerza en la zona noroeste de la provincia de Salamanca,  di el salto al movimiento adulto, el Movimiento Rural Cristiano. Ha sido esencial en mi formación, en mi crecimiento, en la misión y el compromiso con la realidad rural. Me ha acompañado de toda la vida…

 

A finales del mes de febrero participaste en Toledo en vuestra Asamblea general. ¿Qué destacarías del encuentro?
La Asamblea siempre es un momento intenso de encuentro de los grupos que estamos en las distintas diócesis. No somos muchos, como nos pasa en general a los movimientos sociales cristianos. En este momento es más difícil mantenerse como grupos, como comunidades con una trayectoria y un compromiso fuerte. Concretamente, en esta Asamblea hemos realizado una reflexión a fondo sobre la sinodalidad en la Iglesia, que conecta de lleno con lo que ha sido la trayectoria de los movimientos apostólicos, que siempre hemos tenido ese sentido de corresponsabilidad con nuestra Iglesia como laicos comprometidos, como pueblo de Dios.

Ha sido una reflexión interesante, entrando en el espíritu del Sínodo, se ha planteado como un cambio de paradigma en la Iglesia, penetrando en las claves, analizando otros documentos del papa Francisco. Ese ha sido el eje central de reflexión.

 

La LVI Asamblea general del Movimiento Rural Cristiano se celebró este año en Toledo, y  reunió a más de 50 militantes de trece diócesis, entre ellas Salamanca, representada por Juan José Delgado

 

¿Esa sinodalidad y esos valores de la Iglesia se pueden ver reflejados en el mundo rural de hoy?
Claro que sí. Entendemos desde la Iglesia, desde ese camino, esa propuesta de sinodalidad que la Iglesia tiene que construir, transformar el mundo rural con otras personas, en las realidades, en las distintas plataformas, pero trabajando juntos: laicos, toda la Iglesia como institución, pero muy en sintonía con esos movimientos que están ahí, en la realidad, con la gente de buena voluntad, que está comprometida por hacer un mundo más justo, más fraterno.

Un mundo que acoja la realidad de las distintas personas, que dé respuestas a sus necesidades, que construya un mundo rural vivo, que haga de ese mundo rural un espacio de transformación social, una alternativa que necesita nuestro mundo en su conjunto.

 

¿Cuál es la realidad del Movimiento Rural Cristiano en Salamanca?
En nuestra diócesis es bastante pobre. Hace unos años existieron algunos grupos en la zona de las Villas, animados por el sacerdote Aníbal Hernández. Hoy ya no continúan. Como miembro activo adulto me encuentro solamente yo, sin tener detrás un grupo de referencia, me siento vinculado al movimiento de ámbito nacional. Sí que es cierto que hay bastantes personas que están en sintonía, también algunos sacerdotes que están en esa línea de tener muy presente el mundo rural.

Yo creo que la Iglesia necesita hacer una apuesta mucho más clara y firme por los movimientos apostólicos, en los que los laicos tengamos un papel activo y comprometido. Todavía estamos un poquito a la sombra del clericalismo. Necesitamos madurar, crecer, despegar… es un compromiso también nuestro. Es decir, que si no existen grupos, no se debe solo a que los curas no apuesten por ellos o una diócesis, sino sobre todo, que los laicos no acabamos de tener claro nuestro papel y nuestra misión en el mundo.

 

¿Podría ser entonces un reto el poder potenciar el Movimiento Rural Cristiano en la diócesis?
Sí, yo desde luego hago una invitación a la Iglesia en su conjunto, a que eso se tome en serio y que preparemos el camino. A veces hace falta presentar el movimiento, acogerlo, alentar donde existe algún grupo y, quizá hoy no formemos grupo en una parroquia aislada porque somos pocas personas en cada parroquia. Tendremos que abrirnos y unirnos con personas del entorno de una comarca, de una zona, de un arciprestazgo.

 

El próximo 15 de mayo se celebra el Día del Mundo Rural. Este año, ¿qué objetivos centran la campaña?
La celebración del Día del Mundo Rural es quizá la acción más importante que lleva a cabo el Movimiento Rural Cristiano hacia fuera, hacia la sociedad. Es una campaña importante a la que se invita a participar a todas las diócesis. Es un día de sensibilización, de conciencia, que pone el foco en alguno de los problemas concretos y en propuestas.

En esta ocasión, el lema es “Migrantes, nuevos vecinos en los pueblos”. Consideramos que la llegada de personas migrantes a territorios rurales es una realidad incuestionable. Se está produciendo despacito, poco a poco. Ya existen muchas personas que están llegando, que se encuentran con muchas dificultades de todo tipo: de acogida, de integración,… Y estamos en un contexto en nuestra sociedad en que se está poniendo en marcha como un discurso de rechazo y de odio. Nuestro mensaje siempre es de acogida, de trabajar juntos, no desde superioridad, sino en igualdad.

Personas que llegan, que tenemos que acoger y con las que tenemos que construir ese otro mundo rural posible en el que creemos. Hablamos de un mundo rural como espacio de acogida, como espacio de oportunidades, donde las personas ocupen el centro y es un desafío, pero también es una oportunidad de transformación de nuestros pueblos, como de hecho está ocurriendo que ellos están contribuyendo a que se mantengan servicios básicos, servicios sanitarios, servicios educativos.

 

¿Están contribuyendo al cuidado de las personas a mantener un tipo de agricultura de cercanía?
Creemos que es muy importante su trabajo y su presencia y que nuestro compromiso está ahí en trabajar con ellos para para hacer un mundo rural mejor.

 

Perteneces a la parroquia de Monleras y allí estáis llevando a cabo un proyecto de atención a personas mayores en la comarca. ¿En qué consiste ese proyecto?
No es un proyecto local,sino de ámbito más amplio, comarcal, en el que confluimos tres asociaciones, que son: Escuelas Campesinas de Salamanca, Adecasal, Adescoba, así como varios ayuntamientos que se han ido implicando a lo largo de los años, porque entendemos que solo comunitariamente podemos sostener iniciativas o proyectos de largo alcance. Este es un proyecto que lleva en marcha muchos años, casi 40 desde que se inició, y que ahora va caminando bastante consolidado.

Un proyecto que se basa en respetar el deseo de las personas mayores: el de permanecer en su casa, si es posible, en su entorno y en sus pueblos, con calidad de vida. Es un proyecto que incluye distintos pilares. Por ejemplo, la atención personal en el domicilio, con servicios básicos que son necesarios para para poder permanecer. Cuando aparecen ciertas dependencias y limitaciones, entran también los otros pilares: los servicios sociocomunitarios. Los que ofrece, por ejemplo, el Centro de día de Monleras, espacios que hacen frente a la soledad no deseada y que ofrecen esa oportunidad de participación en la comunidad, de sentirse parte activa y viva.

Y luego tenemos centros residenciales, que son pequeñas casas asistidas para personas cuya dependencia ya es muy significativa y no pueden seguir en casa, pero pueden estar en el entorno y seguir participando de otras actividades de la zona.

Es un proyecto ambicioso, en el que también nos encontramos con dificultades, pero con muchísimas esperanzas y con grandes posibilidades que se están abriendo. Entre otras, que las personas mayores están contribuyendo a la revitalización del mundo rural por el trabajo que se ha generado sobre todo en mujeres, población joven que trabaja en esos servicios.

 

En este momento los pueblos afrontan muchos desafíos: despoblación, envejecimiento, falta de empleo, escasez de servicios… ¿Cuál es tu mensaje de esperanza?
Sí que es verdad que, a veces, se ve más ese lado negativo, porque la realidad  siempre tiene sus grandes dificultades. Pero nosotros, desde el movimiento rural, y yo como creyente, siempre pienso que el mundo rural ofrece una gran esperanza, es un lugar de futuro. Cuando estamos pensando en el modelo de sociedad en el que vivimos, parece que este es un territorio de sacrificio, un territorio de exclusión. Eso lo denunciaremos, por ejemplo, en la campaña de la España vaciada, en la que también formamos parte, el 31 de marzo.

No queremos el territorio de sacrificio al que nos conducen, sino un territorio de esperanza, porque aquí están los recursos de la vida, y existe ese saber comunitario: una experiencia muy importante de comunidad que nos pueda ayudar a crear las claves para esa nueva sociedad que necesitamos en el mundo rural. Es posible transformar. Es clave para ese cambio de paradigma, que tiene que hacer nuestro mundo hacia otro modelo de sociedad, hacia otro modelo de organización socioeconómica. Aquí estamos poniendo en marcha esperanzas que van en esa dirección y en ese camino.
Es un territorio con futuro y con esperanza, pero desde otras claves, desde otro modelo de sociedad, desde otra visión y otros valores.

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