21/11/2024
SERVICIO DIOCESANO DE COMUNICACIÓN
El primero de los tres encuentros formativos sobre el primer anuncio, a cargo del catedrático de Teología de la Evangelización y Catequesis en la Universidad San Dámaso, Juan Carlos Carvajal, se centró en la actitud personal ante el primer anuncio: la conversión. Cabe recordar que se trata de una de las prioridades de este curso, y que está coordinado desde la Delegación episcopal para la Evangelización y el Primer Anuncio.
A la jornada estaban convocados los agentes de pastoral, como catequistas, profesores de Religión, responsables de las delegaciones o servicios, etc. El día comenzó con el saludo del obispo, Mons. José Luis Retana, quien recordó que este tema es una continuidad de la Semana de Pastoral, donde ya intervino Carvajal, y que es importante la participación, “de los que estáis a pie de obra, y que llegáis a la gente”.
Por su parte, el delegado para la Evangelización y el Primer Anuncio, Javier Alonso Talegón, insistió en que se trata de una prioridad que debe de estar en las parroquias, y de ahí su denominación: “En modo primer anuncio”. Y antes de dar la palabra al ponente, se rezó una oración de invocación al espíritu.
Por su parte, Juan Carlos Carvajal recordó que su idea era hablarles directo al corazón, “a vuestra propia experiencia de fe“, y añadió que lo hacía por una sencilla razón: “Nadie puede dar lo que no ha recibido o lo que no tiene”.
Además, recordaba que el objetivo del primer anuncio es despertar la fe en Cristo, “facilitar la relación con él”, su encuentro, y considera que difícilmente se puede lograr, “si nosotros no tenemos esa experiencia”. Y lanzó a los presentes una pregunta: ¿Qué es lo que tiene el primer anuncio? ¿qué provoca? A lo que respondió que es el ministerio de palabra, “por la cual se revela la actualidad del acontecimiento de Jesucristo en la vida de una persona”.
E insistía en que lo que la escritura dice, “está aconteciendo hoy”, porque el anuncio es la capacidad de mostrar, “cómo lo que Jesús dijo se lo está diciendo a esta persona”. Carvajal cree que el primer anuncio es el arrojo, “la valentía de decir a otro que Jesús está en su vida”.
Asimismo, considera que el anuncio tiene una parte de testimonio, “yo tengo que contar lo que Jesús ha hecho en mí, pero tiene una parte de propuesta”. Este sacerdote confirmaba que toda la transformación misionera de las parroquias, las comunidades, de las diócesis, “es una transformación institucional”, y estratégica, “pero en realidad, la misión, el anuncio, desborda eso”. Carvajal teme que es un peligro reducir el anuncio a la metodología, “cuando el anuncio, antes que nada, acontece en la vida ordinaria“.
También resaltó que ser misionero, “no es un oficio”, y que una persona no solo es evangelizador los sábados de cinco a nueve, o porque soy catequista los lunes y miércoles de cinco a siete. “La vida de Jesús es real en la vida, en su propia vida”, sentenció. Este catedrático tiene claro que no hay nada en la vida, “en la cual no se pueda anunciar a Jesús”, y habrá que encontrar los modos, “que tienen que partir del convencimiento de que Jesús no es ajeno a nadie”.
Este sacerdote reconoció que estamos en una sociedad que ha rechazado a Dios, “cuanto menos agnóstica, por no decir que vive negando a Dios”. Carvajal aseguraba que a veces, poder hacer un anuncio de Jesús, “resulta muy trabajos”, y no se puede hacer de buenas a primeras, “hay que tener paciencia, y saber estar, hay que saber ayudar al otro a que vaya profundizando, a que se vaya abriendo”.
Por otra parte, subrayó que el anuncio se hace en la vida, y que es en la periferia existencial, “donde mejor podemos dar testimonio de Cristo“. Al respeto, aclaró que es donde todos encontramos nuestros límites, “y donde las ideologías se caen y el anuncio de Jesús puede adquirir sentido”.
Tras su intervención comenzó el trabajo por pequeños grupos en diferentes aulas y salas de la Casa de la Iglesia, donde reflexionaban sobre los aspectos tratados por Carvajal en su ponencia, y sobre un cuestionario que compartió para ellos. Y tras una breve pausa para un café, se inició un tiempo de diálogo donde interpelaban sus inquietudes a Juan Carlos Carvajal. La jornada concluyó con una oración que se celebró en la capilla mayor de la Casa de la Iglesia.
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