29/11/2024
SERVICIO DIOCESANO DE COMUNICACIÓN
Tras finalizar la segunda sesión de la asamblea general del Sínodo en Roma, el decano de la Facultad de Derecho Canónico de la UPSA, José San José Prisco, que ha participado en este encuentro de la Iglesia universal, responde a un interrogante: ” ¿Y ahora qué?”. Lo ha hecho en una conferencia que tuvo lugar el pasado lunes, 23 de noviembre, en el que estaban presentes el obispo de Salamanca y gran canciller de la Pontificia, Mons. José Luis Retana, y el rector, Santiago García-Jalón de la Lama.
Para este sacerdote, este Sínodo ha sido “una experiencia eclesial riquísima”, y que se ha dividido en tres momentos. El primero, de consulta al pueblo de Dios, un segundo, la asamblea, en este caso en dos sesiones, “la última acaba de finalizar”, y por último, un tercer momento que es el de la recepción, “o el de la implementación”.
San José Prisco recuerda que el Sínodo no ha terminado, “está todavía en su tercer momento, que acaba de iniciar”. Y esta fase, según indicó este experto, “viene iluminado e ilustrado en el documento final de la asamblea sinodal, que fue aprobado en todos sus párrafos por la asamblea sinodal”. Al respecto, indicó que el papa Francisco no hará una exhortación apostólica posterior a la asamblea sinodal, como ha hecho en otras convocatorias, “y es la principal diferencia con las anteriores”.
El decano de la Facultad de Derecho Canónico reiteró que aunque haya terminado la segunda asamblea, “no quiere decir que haya concluido el proceso”. El documento final está dividido en varias partes, que José San José fue desgranando en su intervención.
Antes, quiso aclarar que la intención del papa Francisco con el Sínodo es “caminar juntos en la misión de la Iglesia”, y que a veces han surgido temas que no tenían nada que ver con la sinodalidad.
Bajo su punto de vista, considera que el primer documento de trabajo era “absolutamente incorrecto”, porque era demasiado extenso, “con muchísimas preguntas”. De hecho, reconoce que era algo incompresible hasta para él. “Y como ésto va a llegar a la mayoría de la gente cuando son cosas bastante confusas“.
Desde la asamblea trataban de responder a una cuestión: “¿Qué hay que hacer para que la Iglesia sea sinodal? Y el papa, según admite José San José, “con buen criterio”, entre la primera y la segunda asamblea, lo que hizo fue reservarse él algunos temas que no eran propios para un Sínodo, “y crear diez grupos de estudio para abordar esos temas”. El primero de los temas son sobre las Iglesias Orientales, “donde se trataba de ver cómo hacer que estas Iglesias no desaparezcan”.
Al respecto, indicó que en la Iglesia Católica, la mayor parte de los católicos “somos del rito latino-romano”, pero existen familias litúrgicas de ritos orientales católicos, “pero están en territorios asolados por la guerra y vienen a occidente a buscar mejores condiciones de vida”, aclara este experto sinodal. Pero en estos nuevos lugares no tienen una iglesia con su rito oriental, “y esto no se puede permitir porque la riqueza es la diversidad, y aunque sean pocos, tienen tradiciones milenarias, más antiguas que la latina, y hay que ayudarles a que no desaparezcan”.
Otro de esos temas de estudio era sobre “La escucha de los pobres”, según resalta, “como lugar teológico donde se manifiesta quién es Dios en Cristo, que se ha hecho pobre por nosotros”. El papa considera que tampoco es un tema para el que el Sínodo ande determinando cómo actuar. O sobre los misioneros digitales, o la revisión de la ratio en los seminarios, que habrá que adaptarla, “y un grupo de trabajo va a tratar de modificar el plan de formación, para que se adapte a esta Iglesia sinodal”.
Los nuevos ministerios de lectorado, acolitado y catequistas se estudian en otro grupo de trabajo paralelo al Sínodo, “porque es algo bueno para una Iglesia sinodal, pero especificar cómo actuar es un debate que desborda totalmente la intención del Sínodo”. A estos grupos de estudio se suma temas como la incorporación de la vida consagrada en las diócesis; sobre la figura del obispo, su selección, etc.; o respecto al cambio ecuménico.
En cuanto al documento final tras la asamblea, celebrada del 2 al 27 de octubre, José San José fue detallando las diferentes partes del mismo, de 52 páginas en total. Como por ejemplo: “Llamados por el espíritu a la conversión”, “La conversión de las relaciones”, “La conversión en los procesos”, “La conversión de los vínculos”, y en una quinta parte, “Formar un pueblo de discípulos misioneros”, con una conclusión: “Un banquete para todos los pueblos”.
El decano de la Facultad de Derecho Canónico advierte que en el título de cada parte se repite una misma palabra: conversión. “Es la llamada y es la que ha estado en el fondo de todo el proceso sinodal, no se trata de una estrategia, sino de una verdadera actitud cristiana”. Él considera necesario escuchar a los de fuera de la Iglesia, “pero lo que construye Iglesia es la mirada desde dentro, de todos juntos, mirando al mismo espíritu”.
De las asambleas, recuerda este sacerdote que no sólo estaban presentes los obispos, “el papa ha querido que esté presente el pueblo de Dios, y han participado como padres y madres sinodales, con su voto”. En el proceso se han sumado expertos teólogos, como en su caso, pero sin derecho a voto, solo como consultores. Y su trabajo se extenderá hasta el próximo mes de junio, “cuando tenemos que presentar las posibles reformas de la legislación vigente para acomodarlo al camino sinodal”.
Este documento dedica muchas páginas a la iniciación cristiana, “pero administramos sacramentos sin iniciar cristianamente a las personas”, y se debe de revisar.
José San José Prisco detalló la metodología de los grupos, de escucha activa. “Tres minutos para cada uno diciendo lo que le ha llegado al corazón y a la mente sobre el tema leído, y los demás en silencio”, precisa. Y tras una ronda, se hace silencio, con momentos de oración. Y en una segunda ronda, “no puedes repetir lo que has dicho en la primera, sino de lo que han dicho los demás, qué es lo que subrayarías, o que te ha llegado más”. El tercer momento, tras la oración, se analizan las convergencias, y se busca un consenso. “La Iglesia sinodal es una Iglesia de la escucha, de escuchar a los demás“, subraya. En todas las mesas de trabajo había un teólogo, y en algunas, un canonista.
En la segunda parte del documento final se habla de “La conversión de las relaciones”, que como apunta San José Prisco, “no es una estrategia, ni una herramienta para eficacia organizativa, sino que es la forma en la que se ha revelado Jesús”. Y reitera que la misión de la Iglesia, “viene por la condición bautismal”, que es anunciar el Evangelio de Jesucristo.
Este especialista en Derecho Canónico resalta algunas palabras del papa respecto a este proceso: “La Iglesia es constitutivamente sinodal, y esto sí es magisterio constitucional”, sentencia. José San José insiste en que no es una cuestión de los pastores, “y esto lo tenemos que predicar”, sino de todo el pueblo de Dios, “y va a obligar esto a los pastores, a que se piensen cómo hacen las cosas, y empiecen a hacerlas mejor si no las hacen bien”.