25/01/2018
“La Vida Consagrada, encuentro con el Amor de Dios”, es el lema de la Jornada Mundial de Oración por la Vida Consagrada que vamos a celebrar el viernes 2 de febrero, Fiesta litúrgica de la Presentación del niño Jesús en el Templo. En ese día miramos a la vida consagrada y a cada uno de sus miembros como un don de Dios a la Iglesia y a la humanidad. Ese día estamos invitados a participar en la eucaristía que va a presidir el Obispo de Salamanca, Mons. Carlos López, a las 19.30 horas en la iglesia de San Juan de Sahagún, en la que daremos gracias a Dios por todas las Órdenes e Institutos religiosos dedicados a la contemplación o a las obras de apostolado, especialmente los que están presentes en nuestra diócesis de Salamanca.
La Jornada Mundial de la Vida Consagrada fue instituida en 1997 por iniciativa de Juan Pablo II, para orar y dar gracias a Dios por las Órdenes e Institutos religiosos dedicados a la contemplación o a las obras de apostolado, por las Sociedades de vida apostólica, por los Institutos seculares, por el Orden de las vírgenes, por las Nuevas Formas de vida consagrada y por otros grupos de consagrados, como también por todos aquellos que, en el secreto de su corazón, se entregan a Dios con una especial consagración.
El lema de este año “Encuentro con el Amor de Dios”, está basado en la exhortación apostólica del Papa Francisco Evangelii gaudium y su invitación, como se señala en la presentación de la Jornada, a “trabajar por «la cultura del encuentro», que inicia con la acogida del amor de Dios que devuelve el sentido a la propia realidad y nos impulsa a narrar a otros las maravillas de este amor, nos lanza a la evangelización con la palabra y las obras que fluyen de una existencia transfigurada. La cultura del encuentro nos dispone no sólo a dar, sino también a recibir de los otros, a compartir, convivir, ayudarnos como una sola familia humana, como hermanos, en las grandes necesidades y en las pequeñas cosas cotidianas”.
La jornada se presenta como una “nueva ocasión de entrar en lo íntimo de uno mismo, para ver qué es lo esencial, lo más importante para nosotros, y qué nos está distrayendo del amor y por tanto nos impide ser felices. El amor de Dios es fiel siempre, no desilusiona, no defrauda”, recuerdan los obispos de la Comisión Episcopal para la Vida Consagrada Comisión en su mensaje, en el que animan a todas las personas consagradas a “re-descubrir la grandeza del don recibido, expresado en esta Jornada como «encuentro con el amor de Dios», para vivir coherentemente su misión en la Iglesia y en el mundo, propiciando el encuentro con el amor de Dios uno y trino”.