ACTUALIDAD DIOCESANA

10/04/2022

Jesús y los despojados de hoy

El sacerdote Adsis y párroco de Santa Marta de Tormes, Mariano Montero, invita a contemplar cada procesión e imagen de esta Semana Santa: “creyendo que están unidos para siempre -en el dolor y en la esperanza- Jesús y los despojados de hoy”

 

SERVICIO DIOCESANO DE COMUNICACIÓN

Hoy es Domingo de Ramos, el único día del año litúrgico en que leemos dos evangelios: el de la entrada de Jesús en Jerusalén y el de su Pasión. Y justo esta tarde procesiona por las calles de Salamanca la cofradía de “Nuestro Padre Jesús Despojado de sus vestiduras”, popularmente conocida como “El Despojado”. Digo todo esto porque esta imagen representa muy bien lo que celebramos este día, como puerta de la Semana Santa, y su conexión con el mundo de hoy.

En la misa del Domingo de Ramos vivimos un salto dramático que, quizá por conocido, no dimensionamos bien. La multitud que aclama con palmas a Jesús en su entrada a Jerusalén, es la misma que pocos días después grita a Pilato: “¡crucifícalo, crucifícalo!”¿Qué le ha pasado a esta gente?¿Será esto reflejo del corazón humano? … Lo cierto es que, sin apenas darnos cuenta, “el Aclamado” pasó a ser “el Despojado”… Despojado no solo del aprecio de los demás, sino de todo lo que Jesús tiene y es como hombre: de sus vestiduras, de sus derechos, su libertad y su dignidad… Le detienen, le golpean, le cargan con la cruz y le clavan en ella hasta que muere. El despojo de Jesús es total y representa la experiencia de las víctimas de todos los tiempos. 

Hace unos días pude contemplar la imagen de El Despojado que hoy recorrerá nuestras calles. Es una talla sencilla y muy reciente, pero con una fuerza de interpelación innegable. Porque nos centra en Jesús y, a la vez, evoca otras imágenes de nuestros días… En concreto, a mí me lleva a una impactante que la televisión nos ha mostrado esta semana: la espalda desnuda de los niños ucranianos en la que sus madres, entre lágrimas, han escrito el nombre y teléfono de otros familiares; con la esperanza de que, si los soldados rusos las matan en el camino, sus hijos quizá tengan la oportunidad de sobrevivir… Y hasta hoy se me mezclan, en la memoria y el corazón, las dos imágenes: la de Jesús Despojado y la de estos niños ucranianos, despojados de su tierra, su familia y su futuro.

Ahora comprendo mejor que el despojo de Jesús es impuesto pero a la vez asumido, es “su Pasión voluntariamente aceptada”. Jesús ha querido abajarse hasta el extremo, unirse a los crucificados de todos los tiempos, para desde ahí abrir paso a un futuro de Resurrección y Vida para todos. ¡Ojalá pudiéramos contemplar así cada procesión e imagen de esta Semana Santa: creyendo que están unidos para siempre -en el dolor y en la esperanza- Jesús y los despojados de hoy!

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