ACTUALIDAD DIOCESANA

15/06/2018

Inauguración del Retablo de San Boal

El domingo 10 de junio se inauguró el retablo de San Boal, después de su restauración y conservación. La expectación de los asistentes al encuentro de Fe y Arte fue grande, prueba de ello es que en los dos pases se llenó, precisamente en una tarde lluviosa y fresca que invitaba a quedarse en casa.
De esta manera, gracias a la Unidad Pastoral de San Marcos-San Juan de Sahagún, se ha recuperado y puesto en valor el patrimonio artístico de la Iglesia en Salamanca. Eso ha propiciado una investigación histórica, estilística, iconográfica y teológica.
El vídeo realizado por Fe y Arte, juntamente con el Servicio de Patrimonio de la Diócesis, recoge las fechas, los autores, el estilo y el relato de fe. Sabemos que es un retablo de dos períodos, correspondientes a 1740 y 1792. Conocemos a los maestros tallistas de 1792: Eustaquio Román, Miguel Martínez y Tomás Monroy. El estilo es barroco, uno más recargado, propio de la primera mitad del XVIII, y otro más plano y sencillo, de gusto más academicista y neoclásico, ya de finales del XVIII.
El libro de fábrica de la Parroquia de San Boal recoge el motivo por el que se renovó el retablo desde el anterior, pues los feligreses, siguiendo el gusto de la época, solicitaban un camarín, para subir hasta el espacio que ocupaba la imagen que estaba en la hornacina de calle central, dedicada a la Inmaculada Concepción. En este retablo del XVIII apreciamos el cambio de la devoción del mismo, pasando de San Boal a la Virgen María. Las circunstancias históricas de defensa del dogma de la Inmaculada, propiciaron esta transformación. Los fieles subían al camarín seguros de que entraban en el misterio de Cristo, compartiendo con María la claridad de su gracia frente al sufrimiento, el pecado y la muerte: “Yo soy la luz del mundo; el que me sigue no camina en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida” (Jn. 8, 12). Es decir, no solo se ha devuelto el esplendor a lo material del retablo, se ha logrado algo más profundo, porque la belleza se ha puesto de nuevo al servicio del Evangelio, posibilitando hoy en día un anuncio de Jesucristo a todos los que lo contemplen.
Fotos: Óscar García

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