ACTUALIDAD DIOCESANA

03/01/2022

Imágenes de un ministerio

El vicario de Pastoral de la diócesis, Policarpo Díaz, repasa el itinerario que ha seguido para realizar el documental dedicado al obispo Mons. Carlos López, a modo de agradecimiento y despedida

 

Conocer la vida de alguien es como tratar de acercarse al “misterio de su persona”. Acercarnos a la biografía de Don Carlos y recorrer los espacios físicos donde se ha desenvuelto su historia personal, y dialogar con unos y con otros, que han sido testigos de su paso por los distintos sitios, siempre es una aventura deliciosa. Sobre todo, cuando ese trabajo se hace para producir y regalarle un vídeo en el que aparezcan imágenes de su vida, de su formación y sobre su ministerio.

Así se ha hecho este vídeo. Pateando uno por uno los lugares de su vida. Y haciéndolo desde el cariño y el respeto; con una cierta “reverencia” por lo que supone rastrear los pasos que ha pisado el que -todavía es- nuestro obispo.

Y además, en silencio, con cierto sigilo, no sólo porque queríamos que fuera una sorpresa, sino sobre todo porque estábamos seguros que si él se enteraba de ese empeño, lo abortaría de inmediato, tan lejos como está él de los homenajes, de los regalos y de los aplausos hacia su persona.

Pero sabíamos que había que hacerlo. Y habrá que hacer otro tipo de trabajos: recopilatorios de su ministerio, lecturas teológicas, pastorales y espirituales de su ministerio. Eso queda pendiente. Hay que hacerlo. No sólo por él y para él, sino sobre todo para la Iglesia Diocesana, que en Don Carlos López ha tenido un sólido pastor, un buen y sencillo obispo que se ha gastado y desgastado por el servicio de la Iglesia diocesana, sobre todo, por sus personas e instituciones.

Itinerario

Primero fuimos a Papatrigo, el pueblo que le vio nacer: la pila bautismal en la que nació a la fe en la parroquia de Santo Tomás Apóstol (en el vídeo, por error, decimos Santo Tomás de Aquino), su casa, las calles y plazas de su pueblo, la ermita, los campos… Todo muy sugerente.

El segundo paso fue el colegio donde estudió los estudios de secundaria: María Auxiliadora de Salamanca.

Luego fuimos a Ávila, a su seminario, donde fue formado en el rigor y la ascesis, y a la casa de ejercicios donde fue ordenado presbítero. También tuvimos la necesidad de ir a la Universidad Pontificia de Salamanca, para grabar en la Facultad de Derecho Canónico, y en sus pasillos, patios y escaleras. No olvidamos el Teologado de Ávila en Salamanca, el de ayer (de la plaza de la Fuente), y el de hoy, en la avenida de los Maristas. Unas pequeñas tomas de la sede de la Pontificia en Madrid nos ayudaron a dejar constancia que allí también pasó dos cursos estudiando Liturgia. En todos estos sitios “se cuajó” su vocación y fue tomando forma su vida y su entrega al Señor, a través del estudio, la formación y la lectura.

Santa Ana con la Virgen. Iglesia de Papatrigo (Ávila).

Merece la pena mencionar algo especialmente significativo del Seminario de Ávila. No fue un seminario cualquiera. Fue seminario muy pensado, muy trabajado, con una fuerte inversión de personas y bienes, como si de una apuesta segura para el futuro se tratara. La huella de grandes personas que no improvisaron nada (Don Santos Briz Moro, Don Maximino Romero de lema, Don Baldomero Jiménez Duque…). Ahí están los resultados: Don Olegario González de Cardedal, Don Ricardo Blázquez, Don José Manuel Sánchez Caro, Don José Luis Retana y el propio Don Carlos López… son algunos ejemplos de los frutos importantes para el servicio a la iglesia de personas que se forjaron en ese seminario.

Capilla de la Conferencia Episcopal

No pudimos ir a Munich, donde estuvo cuatro años, pero sí pudimos ir pateando uno a uno todos los preciosos y humildísimos pueblos de La Moraña, donde comenzó su ministerio. Pueblos como Muñosancho, Villamayor, Rivilla de Barajas, y sobre todo, Narros de Saldueña… tan parecidos al mundo rural salmantino, que fueron testigos de su ministerio sacerdotal. La siguiente estación nos llevó de nuevo a Ávila, donde en su obispado trabajó al servicio de su diócesis en aquello para lo que se había formado. Fue vicario judicial y Don Felipe Fernández García (obispo de Ávila en aquel momento) le encargó la dirección del Sínodo Diocesano de Ávila. Hubo que volver a Madrid, para dejar constancia de su paso por la Conferencia Episcopal Española, como secretario técnico de la Junta Jurídica de la Conferencia. Allí conocimos también la Casa de las Operarias Parroquiales, de Arturo Soria 230, donde se alojan todos los sacerdotes que trabajan al servicio de la Conferencia Episcopal. Tanto los conserjes de la Conferencia Episcopal, como las religiosas de la casa, nos aseguraron que Don Carlos trabajaba hasta altas horas de la madrugada. Y nos preguntaban: ¿Seguro que ya no trabajará tanto en las noches, ¿verdad? La respuesta fue la sonrisa que negaba la mayor.

¿Quién nos iba a decir que cuando llamamos al Obispado de Plasencia para ir a grabar y al atendernos personalmente Don José Luis -al que le explicamos nuestra pretensión- estaríamos hablando con nuestro próximo obispo? Hasta allí fuimos, y disfrutamos una jornada entera de grabaciones: Catedral, palacio, Virgen del Puerto, seminario, calles y plazas. Allí pudimos ver el Boletín del Obispado, con la crónica de su ordenación y muchas fotos de su ministerio episcopal en Plasencia.

Pero lo que más nos ha costado, sin duda, es grabar lo de Salamanca. No era fácil estar en su despacho o en su casa, con la certeza de que no apareciera en cualquier momento. Grabábamos como si fuéramos ladrones y estuviéramos “en fuera de juego”. Por otro lado, no era fácil disimular, porque había que trasladar de aquí para allá un trípode enorme, y dos o tres equipos diferentes, con un montón de extras que estaban en una maleta.

En un vídeo de 25 minutos no cabe la vida, pero si cabe la palabra “Gracias”. De hecho, este vídeo es como un álbum de fotos que le queremos regalar para que nos recuerde y nosotros podamos recordar el paso de Dios por la vida y ministerio de este hombre sencillo y fiel, austero y afable, listo y sereno, profundo y centrado en Cristo y en su cruz.

Obispo sinodal

Don Carlos López Hernández nos ha servido y no se ha guardado ninguna carta debajo de la manga. Se ha entregado al máximo, hasta dejar su salud y casi su “pellejo”. Sin duda alguna, podríamos hacer un catálogo de deficiencias y quizá algún error. Pero nadie podrá encontrar en él maldad, despecho, desprecio por nada ni por nadie. Él ha sido un testigo que se ha limitado a darnos ejemplo, no sólo con su palabra (por cierto siempre pensada y discernida, pensada y orada), sino también con su ejemplo, que sólo conocen quiénes han podido ser testigos de ciertos momentos de mayor intimidad, porque es muy discreto, en la renuncia y en la austeridad. Nos ha hablado y dado ejemplo del perdón, de la escucha paternal, del diálogo nunca impositivo de sus propuestas… Ahora que está de moda la palabra “sinodalidad”, sin duda alguna, podemos decir que Don Carlos es un caminante que ha hecho camino con nosotros. Ha sido un obispo “sinodal”.

Su mentalidad jurídica la ha utilizado para dejar una diócesis más y mejor organizada, pero sobre todo, para buscar caminos pastorales para evangelizar en el mundo actual. Los senderos y las rutas las tenemos indicadas. La Asamblea, y todas sus muchísimas propuestas, garantizarán una diócesis viva y dinámica, llamada a cambiar la dinámica. Muchas son las dificultades, pero jamás podremos decir que no ha habido un obispo que haya puesto todo su empeño en abrir brechas.

Que este humilde y muy incompleto documental nos sirva para amar más a la Iglesia diocesana de Salamanca, y para saber reconocer, valorar y agradecer el paso de Don Carlos por nuestra Diócesis y por las vidas de todos los diocesanos.

Policarpo Díaz, Vicario de pastoral.

Manuel Hernández Vives, Aeropol Drones.

Agradecimientos

Gracias a todas la instituciones y personas que nos han ayudado, facilitándonos la entrada a todos los lugares y que nos han acompañado, solucionando las dificultades.

Gracias a José Manuel Belo Correas (Piu) y a José Agustín Sánchez, por acompañarnos en distintos viajes y ayudarnos como porteadores del pesado material que hay que usar para cada una de las grabaciones.

emeterio pato junto a Policarpo Díaz
Emeterio Pato junto a Policarpo Díaz

Gracias al equipo del Servicio de Medios de Comunicación de la Diócesis de Salamanca, por facilitarnos mucha documentación y por pedir a Televisión Salamanca las imágenes de la celebración de la “toma de posesión de Don Carlos en Salamanca” y la licencia para usarlas.

Gracias a Emeterio Pato, párroco de Papatrigo, que nos trató con un gran cariño y nos facilitó todo. Gracias también a Ceferino Jiménez y a Antonio Gutiérrez, párrocos de los pueblos que de igual modo nos ayudaron muchísimo.

Gracias a Gaspar Hernández Peludo, rector del Seminario de Ávila, que nos facilitó la entrada en el Seminario de Ávila en Ávila y también en Salamanca.

Gracias al vicario general, Abilio Blázquez, que nos acompañó una mañana entera grabando en el Obispado de Ávila.

Gracias a los conserjes de la Conferencia Episcopal Española, que nos dejaron entrar en el que fue el despacho de Don Carlos y nos abrieron la preciosa capilla de la Sucesión Apostólica, encendiendo todas las luces, para que pudiéramos disfrutar tomando imágenes. Gracias a las Operarias Parroquiales, por abrirnos de par en par la casa donde vivió Don Carlos en Madrid.

Gracias a la rectora de la Universidad Pontificia de Salamanca, Mirian Cortés, y a Pedro Sangro, vicerector, que nos facilitaron la entrada en la Universidad Pontificia. Del mismo modo, gracias al Colegio de María Auxiliadora de Salamanca, que con mucha gentilidad nos facilitaron cuanto les pedimos.

Gracias al personal del Obispado de Plasencia, a su vicario general, Jacinto Núñez, que gestionó la autorización, y a su todavía obispo, Don José Luis Retana, que no sólo permitió que grabáramos en todos los lugares que quisimos, sino que además nos acompañó personalmente en todo momento. También gracias a los Siervos de María, comunidad que cuida el Santuario de la Virgen del Puerto de Plasencia. Don José Luis Hermoso nos informó sobre diversos aspectos del ministerio de Don Carlos en Plasencia. A él también las gracias.

Magdalena Cabezas nos avisó una mañana que Don Carlos se había ido, y pudimos entrar en la capilla de la Casa de los Niños de Coro, y Francisco Delgado nos aseguró que cuando entrábamos en su despacho de la Casa de la Iglesia no íbamos a tener sorpresas, aunque por si acaso, Javier Santos, de consejería, también colaboró con su vigilancia y compromiso de avisarnos.

A todos muchísimas gracias.

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