ACTUALIDAD DIOCESANA

El rector del Seminario diocesano de Salamanca señala en esta entrevista que “la vida feliz de los sacerdotes es la mejor pastoral vocacional” y destaca la importancia del testimonio, la oración y el acompañamiento de aquellos jóvenes que están descubriendo su vocación sacerdotal

SERVICIO DIOCESANO DE COMUNICACIÓN

Este miércoles, 19 de marzo, en la solemnidad de San José, se celebra el Día del Seminario, una jornada dedicada a reflexionar sobre la vocación sacerdotal y a rezar por quienes están en camino hacia este ministerio. Para profundizar en el significado de esta jornada, los desafíos que pueden encontrar los futuros sacerdotes y en las iniciativas que la Diócesis de Salamanca está impulsando para fomentar el discernimiento vocacional, entrevistamos al rector del Seminario diocesano, Fernando García Gutiérrez.

P.: ¿Qué significado tiene para usted el lema de la campaña del Día del Seminario de este año: “Sembradores de esperanza”?

El sacerdote es sembrador de esperanza, en medio de muchas situaciones vitales del ser humano: en la enfermedad, cuando llega la falta de trabajo, cuando los recursos para afrontar los retos familiares y el sostenimiento del hogar escasean,…  El sacerdote se hace cercano y no solo escucha y acompaña, sino que compromete su vida, dando recursos, apoyando con herramientas e incluso dándose a sí mismo.

Es esperanza para algunos jóvenes cuando se ven en encrucijadas y deben tomar una decisión vital en sus estudios, en su trabajo, en sus relaciones humanas y sentimentales, que no acaban de funcionar o empiezan a deteriorarse, o cuando enfrentan algún error en su vida,…

En muchos momentos de la vida, el sacerdote se convierte en un sembrador de esperanza para el hombre de hoy y de siempre, desde su escucha atenta y respetuosa, con su consejo y compañía discreta, y con su compromiso por la transformación de la situación vital, poniendo a Dios como medio para superarlo todo, por difícil que parezca.

«Para sembrar esperanza, uno tiene que estar muy anclado en el Dios de Jesucristo. Sólo Él da la auténtica Esperanza, la que lo cambia todo, la que lo inunda y transforma todo»

P.: La campaña del Día del Seminario destaca cuatro grandes desafíos que pueden generar desesperanza: la incertidumbre económica, el miedo a la enfermedad, la sobreexposición digital o la despoblación. ¿Cómo pueden los seminaristas prepararse para afrontar estos retos desde su vocación sacerdotal?
Los seminaristas, desde siempre, pero hoy más que nunca, se forman en todos estos aspectos en la Facultad de Teología y en la vida del Seminario, con especialistas y personas bien preparadas que les ayudan a formar bien tanto su inteligencia como su corazón.

También en su contacto pastoral con la realidad de la vida en las parroquias, donde se encuentran con familias con dificultades económica, con jóvenes que luchan por terminar sus estudios y buscan sus primeros trabajos, con enfermos que ansían salud,  con hombres y mujeres que nos ven más allá de las pantallas de su smartphone, y en zonas rurales donde la soledad es dura y muy triste. Con tanta gente en búsqueda,  así van creciendo y configurándose en su futuro ministerio. Van creciendo y adquiriendo todos los instrumentos para ir afrontar todas esas circunstancias, porque el mundo va cambiando y nosotros tenemos que estar actualizándonos cada día según van surgiendo las necesidades y los problemas. Porque, para sembrar esperanza, uno tiene que estar muy anclado en el Dios de Jesucristo. Sólo Él da la auténtica Esperanza, la que lo cambia todo, la que lo inunda y transforma todo.

P.: En la carta que ha dirigido a la comunidad diocesana, ha solicitado intensificar la oración por las vocaciones sacerdotales en estos días. ¿Cómo pueden los fieles participar en esta petición?
Principalmente, cada vez que celebramos la eucaristía. debemos mirar al sacerdote como un ministro que se pone al servicio de Dios y de la Iglesia, y. en ese momento. orar por cada uno de ellos. Lo principal: orar.

El Señor ha querido llamar a hombre de esta Tierra, para hacerse realmente presente en la eucaristía. Es necesario animar e interpelar a los sacerdotes para que vivan con alegría desbordante la llamada, su servicio y su entrega.

Cada uno de los sacerdotes,  tuvimos un referente, que nos hizo exclamar: “¿y porque yo no?….”.  Conozcamos a nuestros sacerdotes y nos sorprenderemos….

En segundo lugar, acompañando con cercanía, cariño y respeto a aquellos que han descubierto o están descubriendo su vocación sacerdotal.

P.: Actualmente, el Seminario diocesano de Salamanca cuenta con un único seminarista, Mario Cabrera. Ante la crisis vocacional y el envejecimiento del clero. ¿Qué acciones concretas son las que está tomando la diócesis para fomentar el discernimiento vocacional y atraer a más jóvenes a la vida sacerdotal?

La primera acción que está haciendo la diócesis es que todos los sacerdotes estamos viviendo nuestro ministerio con mucha ilusión. La mejor manera de que los jóvenes sientan la llamada es que nos vean felices en nuestra vocación. Es la primera acción pastoral que hacemos día a día en nuestras parroquias, en nuestras comunidades y movimientos, en cualquier lugar donde estamos presentes.

Toda la diócesis está en “modo vocacional” y, también en “modo vocacional sacerdotal”. Además, con motivo del Día del Seminario, se han preparado algunas acciones.

Por ejemplo, se ha retransmitido la eucaristía del Día del Seminario desde la capilla mayor de la Casa de la Iglesia, en La 2 de TVE, haciendo visible la vocación sacerdotal. Y, el día de San José tendremos una jornada especial con los sacerdotes y diáconos, que incluirá la eucaristía y una comida fraterna.

Convocaremos una vigilia vocacional el viernes, 21 de marzo, a las 20:00 horas, también en la Casa de la Iglesia.

El domingo 23 de marzo, Mario y un servidor estaremos celebrando la eucaristía y ofreciendo nuestro testimonio en la parroquia de Nuestra Señora de Lourdes por la mañana y en la misa de Pastoral Universitaria por la tarde, en San Benito.

A lo largo de todo el curso pastoral se están haciendo otras iniciativas. Contamos con un curso de discernimiento vocacional para aquellos jóvenes mayores de 18 años que sienten una llamada y están planteándose entrar en el Seminario. Se celebra el último fin de semana de cada mes, con encuentros de oración, de diálogo y convivencia, los últimos viernes y sábados, para ayudarles a discernir si realmente el Señor les está llamando.

«Sacerdotes, catequistas o cualquiera que descubra en algún joven la semilla de la llamada de Dios al ministerio sacerdotal pueden acompañarle y ayudarle a participar en estas actividades de discernimiento»

Además, hemos vuelto a poner en marcha el “Seminario en Familia”, que está empezando, con 4 chicos y sus familias, a quienes acompañamos desde casa en su proceso vocacional. Seguimos organizando encuentros de monaguillos, que ya son habituales en nuestra diócesis, y este año hemos querido centrarlos en tres momentos clave: en Adviento, Cuaresma y Pascua.

Seguimos organizando encuentros de monaguillos, que ya es habitual en nuestra diócesis, y este año hemos querido centrarlos en tres momentos clave: en Adviento, Cuaresma y Pascua.

A través de estas pequeñas actividades, vamos generando espacios de encuentro con Jesús, donde puedan venir aquellos que sientan un pequeño atisbo vocacional. Así, sacerdotes, catequistas o cualquiera que descubra en algún joven la semilla de la llamada de Dios al ministerio sacerdotal pueden acompañarle y ayudarle a participar en estas actividades de discernimiento. Un servidor está disponible para llamar, escuchar, acompañar a todos aquellos que lo necesiten. Y lo más importante es que la Iglesia diocesana siga sintiendo el Seminario como el corazón que sigue latiendo en la diócesis.

El Seminario diocesano convoca una vigilia de oración por las vocaciones sacerdotales

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