08/01/2021
Natural de Morille (1931), don Jesús realizó sus estudios eclesiásticos en el Seminario diocesano de Salamanca y fue ordenado sacerdote en Salamanca el 4 de julio de 1954 por el obispo Francisco Barbado Viejo, quien le encomendó la misión pastoral de coadjutor en la parroquia de Sancti Spiritus y San Martín, en la ciudad. Dos años después, le nombró coadjutor de la parroquia de Peñaranda de Bracamonte. En 1958, el obispo le designa capellán de las Carmelitas Descalzas de Peñaranda y ecónomo de la parroquia de Jesús Obrero, en el barrio de Pizarrales en Salamanca, donde desempeñó su ministerio como párroco desde 1959 hasta su jubilación en 2006.
Durante los 47 años que sirvió a esta comunidad parroquial el barrio, por aquel entonces “marginado y olvidado” como lo calificó, experimentó una gran transformación social fruto de la solidaridad y la comunión de numerosos laicos comprometidos de la comunidad parroquial y de otros grupos y colectivos sociales de la ciudad, que se hicieron presentes en el mundo de la marginación y la exclusión social. Gracias a su compromiso consiguieron canalizar el agua corriente en el barrio; crearon una cooperativa y construyeron 600 viviendas en los barrios Blanco y de Pizarrales; fomentaron la educación en el barrio donde el grado de analfabetismo era muy alto, gracias a las escuelas de San José y a la escuela de adultos donde muchos vecinos consiguieron su certificado de estudios primarios y el graduado escolar; y, entre otras acciones sociales, crearon una unidad de alcohólicos rehabilitados. Por toda esta labor fue distinguido en 2011 con la medalla de Plata al mérito en el trabajo.
A lo largo de su ministerio, don Jesús asumió otras tareas pastorales. Así, fue vicario general de pastoral y a principios de la década de los 70, delegado de Cáritas diocesana, y delegado diocesano de Pastoral de la Salud, desde 1990 hasta 2014. Además, fue miembro de los Consejos de Pastoral y Presbiteral; arciprestre el arciprestago nº 1; capellán de la Residencia de mayores de las Hermanitas de los Pobres de Salamanca, donde residía en la actualidad, y Consiliario Nacional de Fe y Luz. También fue uno de los directores espirituales de la Hermandad de Jesús Despojado.
La noticia del fallecimiento de D. Jesús ha sobrecogido a los vecinos de Pizarrales y barrio Blanco. Sus asociaciones de vecinos MUNIBAR y CANTO BLANCO, en cuyo nacimiento estuvo involucrado, han lamentado la pérdida de su párroco durante más de 40 años, y le recuerdan como un “luchador incondicional por los derechos, en especial los de los más necesitados. Don Jesús llegó al barrio de Pizarrales en el año 1959, cuando apenas existían calles asfaltadas, la pobreza y el paro imperaba en casi todos los hogares del lugar y no se podía disfrutar de servicios como agua corriente”. Resaltan que, “gracias a su liderazgo e intermediación, junto con el trabajo de decenas de vecinos, se consiguió la primera canalización de agua desde la Chimchibarra hasta el Teso de los Cañones donde, posteriormente, se distribuiría a los hogares”.
Desde estas asociaciones recuerdan su participación en la “lucha contra la pobreza, el alcoholismo, la precariedad y la infravivienda”, en la “creación de la Asociación de Alcohólicos Rehabilitados”, además de ser “miembro activo de las cooperativas de viviendas que construyeron decenas de hogares de los barrios”; así como la participación en la educación del barrio, donde fue artífice de una escuela de adultos y de las escuelas de San José Obrero.
Los barrios de Pizarrales, Carmen y Blanco manifiestan “estar de luto” y expresan su “enorme gratitud a esta irrepetible persona que nunca será olvidada”.
Descanse en paz, D. Jesús.