26/02/2021
“La primera vez que me pararon había estado consumiendo muchísimo alcohol, siempre he estado consumiendo alcohol, y ya me advirtieron de que dejara de beber porque iría a prisión”, apunta Antonio Martín, un salmantino de 49 años que quiere compartir su historia para sensibilizar a la población sobre los riesgos de beber y coger un coche. Lo hace en el jardín de Proyecto Hombre, donde ha estado los últimos 16 meses tratando su adicción a las bebidas alcohólicas. Y ahora dice alto y claro que inicia una nueva vida, lejos de este consumo que le hizo tanto daño.
En esta ocasión, cuenta su historia al responsable del Servicio diocesano de Apostolado en Carretera, David González Porras, en un vídeo compartido en el canal de YouTube de la Diócesis de Salamanca. “Yo hice caso omiso a esos consejos que me daba la Guardia Civil, y al poco tiempo me quitaron el carné de conducir, y tuve que hacer un curso nuevo para volver a sacármelo”, argumenta.
Pero Antonio ya estaba metido en un bucle de consumo de alcohol, y como relata, “a la semana siguiente volví a beber y me volvieron a parar, y una noche que me fui de fiesta, me volvieron a parar y ya tuve que ir al juzgado”. En ese momento, como argumenta este salmantino, padre de dos hijos de 16 y 18 años, “no me dieron más oportunidades e ingresé en prisión, donde estuve cuatro meses”. Pero tiene claro que lo importante no era estar en la cárcel, “sino que podía haber tenido un accidente y haber matado a un chico, a una familia o a un matrimonio con chicos pequeños… eso te queda ya de por vida, y te marca para siempre”.
Después salió de prisión, pero como admite, volvió a recaer de nuevo en el alcohol, “por más que me lo decían los amigos y los familiares que no bebiera, pero volví hacerlo”. Esta situación casi le lleva de nuevo a la cárcel, aunque le dieron la opción de ingresar en un centro de rehabilitación, y por eso terminó en Proyecto Hombre, presidido por el sacerdote diocesano, Manuel Muiños.
“En este centro me han ayudado muchísimo, esto es una gran familia, aquí he conseguido dejar el alcohol, y ser responsable de los actos que yo tenga, a convivir con la gente, que antes no lo hacía tampoco, solo me dedicaba a beber, los demás me daban igual”, subraya. Por todo lo vivido, Antonio Martín recomienda a las personas que no toquen el alcohol, “y más a los jóvenes que se andan sacando el carné de conducir, que no toquen el alcohol porque es una desgracia, y no ya para nosotros mismos, lo malo es que matas a una familia y te va a quedar de continuo ya en la mente que has matado a alguien, y eso no tiene perdón de Dios”.
Pero en Proyecto Hombre reconoce que ha vuelto a nacer, “es volver a vivir, a renacer, porque sino no eres persona ahí fuera. Este salmantino admite que le han acogido con mucho cariño, “y yo se lo tengo a ellos, y ahora con esto del Covid, incluso más, porque somos una piña, una gran familia, y en vez de ser cuatro o seis en una casa, somos 30”. Asimismo, admite estar orgulloso de haber estado en Proyecto Hombre, “nunca lo voy a olvidar, así como tampoco que no debo tocar el alcohol”.
En cuanto al tiempo que pasó en prisión, los vivió mal, “allí encerrado no ves a la familia, no ves a nadie, y sí me marcó”. En un primer momento, allí pensó en dejar el alcohol, “pero me fue inútil, porque no me motivaban para dejarlo”. En su nueva vida, Antonio asegura que a sus hijos les dice que no toquen el alcohol, “porque he visto las consecuencias sobre mí y no son nada buenas”.
Hoy por hoy está convencido de que no quiere volver a esa vida, “porque no es vida, el alcohol y las drogas no son vida para nadie, el día de mañana se van a arrepentir, como yo me he arrepentido, y más vale una retirada a tiempo que nunca”. El pasado 23 de febrero, Antonio dio un paso en su recuperación, dejando el centro de Proyecto Hombre para pasar a uno de los pisos de reinserción.