06/12/2022
SERVICIO DIOCESANO DE COMUNICACIÓN
El obispo de Salamanca, Mons. José Luis Retana, ha presidido este martes, 6 de diciembre, la eucaristía de apertura del centenario del nacimiento del fundador del Instituto Id de Cristo Redentor, Fernando Rielo Pardal (1923-2023), coincidiendo con el 18 aniversario de su fallecimiento (Nueva York, 6 de diciembre de 2004).
La celebración ha tenido lugar en la capilla mayor de la Casa de la Iglesia, donde se han dado cita miembros y amigos de la familia de misioneros y misioneras Identes de Salamanca para dar gracias por su vida e inaugurar con esta eucaristía los actos conmemorativos de este centenario. A lo largo de todo el año, y bajo el lema: “En el corazón del Padre”, se llevarán a cabo múltiples eventos en todo el mundo, para dar a conocer el carisma idente, y de forma especial, la figura de Fernando Rielo; como poeta, intelectual, metafísico y fundador, que entregó su vida al servicio de la Iglesia, y de tantas personas lejanas a la fe.
Durante su homilía, el obispo destacó que Rielo fue “un profundo maestro de la vida espiritual, un hombre enamorado de Dios y cuya única ambición en toda su vida fue proclamar la paternidad de Dios e invitar a todos a sentirse hijos de Dios”. Mons. José Retana recordó que el fundador del Instituto de Identes descubrió en su corazón que sentirse hijo de Dios “es la cosa más hermosa que un ser humano pueda experimentar”, y “dedicó todas sus fuerzas a difundir entre los seres humanos, especialmente entre sus hijos misioneras y misioneros identes, la aspiración a desarrollar esta conciencia filial”.
El pastor de la diócesis ha subrayado que Fernando Rielo exhortaba a los miembros de su instituto a ser santos, “a vivir inmersos en las bienaventuranzas”, siendo “misericordiosos, pacientes, humildes, obradores de paz”. También, ha resaltado que este fundador “dedicaba mucho tiempo a leer, meditar y escrutar el Evangelio“, y como enamorado de la eucaristía, “enseñó a sus hijos a no descuidar este canal excelente de unión con la Trinidad; recibir el cuerpo y la sangre de Cristo y adorarlo sacramentalmente”.
Para terminar, Mons. José Luis Retana ha deseado “que la celebración de este Centenario produzca, con la intercesión de María nuestra madre, abundantes frutos de conversión“.