ACTUALIDAD DIOCESANA

17/04/2022

El obispo invita en la Misa de Pascua a ser testigos del Resucitado y apóstoles de su paz

Mons. José Luis Retana ha presidido la Misa solemne del Domingo de Resurrección en la Catedral Vieja donde ha exhortado a los creyentes a dar testimonio de la fe en Cristo Resucitado. Al término de la celebración ha impartido la bendición papal

 

SERVICIO DIOCESANO DE COMUNICACIÓN

El obispo de la Diócesis de Salamanca, Mons. José Luis Retana, presidió la Misa Pontifical del Domingo de Pascua de la Resurrección del Señor con bendición papal, que se celebró en la Catedral Vieja de Salamanca, y donde proclamó con alegría la Resurrección de Jesucristo. Alegría manifestada también en los cantos que interpretó el Coro Francisco Salinas, bajo la dirección de Elena Blanco Rivas.

Antes de comenzar la liturgia de la Palabra el obispo asperjó a los fieles con el agua que se bendijo durante la celebración de la Vigilia Pascual en la noche del Sábado Santo, y con el que se recuerda al Bautismo.

El obispo se dirige hacia la asamblea para la aspersión con el agua bendita

Tras la proclamación del Evangelio, Mons. Retana pronunció su homilía en la que anunció que “¡Cristo vive!. Esta es la gran verdad que llena de contenido nuestra fe. Jesús, que murió en la cruz, ha resucitado, ha triunfado de la muerte, del poder de las tinieblas”, y por eso, “la Iglesia celebra con júbilo el triunfo de Cristo, su Resurrección, que es la prueba mayor de la divinidad de Nuestro Señor y de nuestra salvación“.

D. José Luis recordó que “la Resurrección del Señor es prenda de nuestra resurrección” y que “sobre el cristiano, como sobre Jesús, la muerte no tiene la última palabra; el que vive en Cristo no muere para quedar muerto; muere para resucitar a una vida nueva y eterna”. Y que “los creyentes en Cristo estamos llamados al gozo de la resurrección y de la vida inmortal”.

En su homilía señaló que “la fe en la resurrección es una creencia consoladora que da, al que la posee, una fuerza interior profunda para afrontar las circunstancias adversas y de dolor que tiene la vida” porque “el Señor ilumina todas nuestras oscuridades, y resucita nuestras muertes y sana todas nuestras heridas“.

El obispo exhortó a los presentes a pasar “por la vida haciendo el bien y que lo hagan “ungidos por la fuerza del Espíritu Santo, porque sólo así seremos capaces de hacer el bien a todos, especialmente a aquellas personas que se encuentren más oprimidas”. E indicó que “a una persona que hace siempre el bien es fácil creerla, sobre todo cuando hace el bien a aquellas personas que no podrán nunca corresponderle, a los últimos y a los más despreciados de la sociedad”.

 

El encuentro personal con Jesucristo

También recordó que la fe cristiana nace del encuentro personal con Jesús  “sólo un encuentro con Cristo, un encuentro vital y profundo, puede ser el fundamento de nuestra fe cristiana. La fe cristiana, antes que una doctrina o un dogma, es un encuentro personal con Cristo que nos abraza y nos transforma”, como les sucedió a los discípulos Pedro y Juan, “esto mismo sigue siendo necesario hoy para cada uno de nosotros”.

Mons. José Luis Retana subrayó en su intervención que “Cristo no es un crucificado vencido, sino un resucitado vencedor” y al igual que los Apóstoles se dedicaron “a dar testimonio con su vida de la Resurrección del Señor”, también “nosotros, cristianos del siglo XXI, debemos testimoniar nuestra fe en Cristo. Del Cristo eternamente joven, del Cristo vencedor de la muerte, del Cristo resucitado para siempre, del Cristo que en el Espíritu comunica la vida del Padre, del Cristo a quien debemos recurrir para fundamentar y asegurar nuestra esperanza”.

 

Testimoniar nuestra fe en Cristo

E invitó a abrir “el corazón a Cristo muerto y resucitado para que nos renueve, para que nos limpie el veneno del pecado y de la muerte y nos infunda la savia vital del Espíritu Santo: la vida divina y eterna”.

Y recordando la secuencia pascual, en la que se canta a viva voz ‘Sabemos que estás resucitado, la muerte en ti no manda’, “núcleo fundamental de nuestra profesión de fe” y “grito de victoria que nos une a todos”,  el obispo exhortó a que “cantemos el Aleluya con el corazón y con la vida, con un estilo de vida sencillo, humilde y fecundo de buenas obras. El Resucitado nos precede y nos acompaña (no estamos solos) por los caminos del mundo. Él es nuestra esperanza”.

Para terminar, Mons. José Luis Retana invitó a vivir esta Pascua “en comunión con María” y pidió a la Virgen que “siga guiando nuestros pasos en este tiempo de alegría pascual, para que crezcamos cada vez más en el conocimiento y en el amor al Señor, y nos convirtamos en testigos y apóstoles de su paz” y que “nos obtenga experimentar siempre la alegría de formar parte de esta comunidad de amor, nacida del corazón de Cristo, que es la Iglesia”.

 

Al término de la eucaristía, el obispo ha impartido la bendición papal

 

 

 

 

 

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