09/09/2024
SERVICIO DIOCESANO DE COMUNICACIÓN
Este domingo, 8 de septiembre, la Catedral de Salamanca se llenó de fieles que acudieron a honrar a la patrona de Salamanca y su alfoz, Santa María de la Vega, en el día de su fiesta, que coincidía con la conmemoración de la Natividad de María. El obispo diocesano, Mons. José Luis Retana, presidió la eucaristía, agradeciendo la presencia de todos y extendiendo un saludo a las numerosas autoridades civiles y militares, a quienes reconoció su “generosa entrega al servicio de la ciudad y sus habitantes”.
En su homilía, Mons. Retana resaltó que “es hermoso iniciar el curso a los pies de la Madre, que abre sus brazos al pueblo de Salamanca” y recordó el significado del nacimiento de María en el contexto del plan de salvación de Dios. El obispo reflexionó sobre el misterio de la encarnación y el nacimiento del Mesías. Y se refirió a María como modelo de fe y esperanza.
Recordó que la Virgen fue elegida “desde la pequeñez y la sencillez” para ser “madre del Mesías”, que llenaría “el mundo de esperanza”, y está siempre presente en medio del pueblo de los discípulos de su Hijo. “Él es la paz” que tanto necesitaba el pueblo “que no cesaba de llorar su destierro”, afirmó, haciendo también un paralelismo con la actualidad, el mundo actual se ve afectado por “la violencia de la guerra que arranca a las personas de su hogar y separa a los miembros de las familias con su muerte atroz”. En ese sentido, subrayó que “solo Dios es capaz de transformar la violencia” y animó a los fieles a abrirse “a la ternura de Dios” que se acerca y quiere habitar en nosotros, “mostrándose en lo pequeño, en lo sencillo, en lo escondido, en el silencio”, en contraste con la búsqueda humana del éxito y reconocimiento. “Cristo habita en nosotros, en medio de nuestro dolor, vacíos y limitaciones, en la tienda de nuestro corazón roto, para llenarlo de vida, de luz y de esperanza”, expresó.
Refiriéndose a la Virgen de la Vega, Don José Luis animó a los salmantinos a contemplarla y a pedirle que “nos regale humildad y disponibilidad para aceptar responsablemente lo que Dios ha pensado para cada uno de nosotros”.
Destacó que la Virgen es “el pilar que sostiene y alienta la fe de este pueblo de Salamanca”, calificándola como “la mejor evangelizadora”, y un modelo a seguir en la transmisión de fe “a las generaciones futuras de nuestra Iglesia diocesana”.
Además, anunció el inicio del curso con la XVI Semana de Pastoral, que se llevará a cabo del 22 al 29 de septiembre, con el lema: “Se llenaron de alegría al ver al Señor” (Jn 20, 20). El obispo exhortó a la comunidad diocesana a participar en esta experiencia “alegre de la fe”, que busca transformar los corazones y renovar las comunidades de la Diócesis de Salamanca con espíritu misionero.
Por último, Mons. José Luis Retana confió a la Virgen el camino de la Iglesia diocesana en este curso pastoral marcado por la fase final del Sínodo, el Jubileo de la Esperanza 2025 y el Congreso sobre las Vocaciones, “un problema que atañe de lleno a nuestra diócesis”. También pidió por el camino personal de cada fiel y aseguró que “en el corazón de la madre, cabemos todos”, incluyendo a quienes experimentan gozo, sufren, buscan sentido en la vida o nunca han conocido al Señor.
Después de las palabras del obispo y la oración de los fieles, tuvo lugar la ofrenda a Nuestra Señora de la Vega, que cada año realiza el alcalde de Salamanca. En esta ocasión, Carlos García Carbayo, puso a los pies de la patrona, el esfuerzo, talento y valores de los salmantinos, quienes “se esfuerzan con ahínco en mejorar esta ciudad y hacerla más humana y solidaria”. El edil elogió, sin mencionarlos directamente, la labor de figuras locales que han engrandecido a Salamanca, incluyendo a una investigadora que ha logrado avances médicos, así como un empresario, atletas, médicos y artistas. “La nómina de salmantinos ejemplares es interminable”, recalcó, haciendo hincapié en la diversidad de talentos que, según dijo, “se empeñan cada día en hacer felices a los demás”.
El alcalde pidió la intercesión de la Virgen para que “el espíritu de concordia y confraternidad reine entre nosotros” y deseó que estas fiestas, “sean un reflejo de lo es nuestra ciudad, una ciudad abierta, pacífica, tolerante, diversa y divertida”. Y concluyó con el ruego: “Querida Virgen de la Vega, bendice a tu pueblo, bendice a tu ciudad”.
Tras el ofertorio, la misa continuó con la liturgia eucarística y la comunión, concluyendo con la bendición solemne. Para finalizar, se interpretó el himno a Nuestra Señora de la Vega, compuesto por Aníbal Sánchez (música) y Felicísimo Martín (letra), que fue cantado por el Coro Francisco Salinas, que animó la celebración.