17/06/2020
La celebración de la eucaristía del Corpus Christi estuvo marcada este domingo por la actual situación de pandemia, que conlleva un distanciamiento y el uso de mascarillas en el templo. La habitual procesión de la solemnidad del Cuerpo y la Sangre de Cristo quedó suspendida, y el aforo de la Catedral Vieja estaba limitado a 150 personas.
Sin embargo, se vivió una celebración más íntima y acorde con la solemnidad, con una oración final, con la exposición del Santísimo y la bendición eucarística. En su homilía, el obispo, Carlos López Hernández, anunció que, en los próximos días, la Diócesis de Salamanca va hacer realidad “la anunciada constitución de un Fondo Social en Cáritas, al cual pueden sumarse libremente otras instituciones o personas”. El prelado transmitía que es el momento “de la unión en la caridad efectiva para que el Señor no pase hambre”, ni esté sin hogar en ninguno de “sus hermanos más pequeños” (Mt 25,40).
En este sentido, al celebrarse el Día de la Caridad siempre coincidiendo con la Solemnidad del Cuerpo y la Sangre de Cristo, el obispo recordó algunos datos de la memoria de 2019 de Cáritas diocesana de Salamanca, que ha atendido a 14.500 personas en sus diversos programas, con un coste de 4,7 millones de euros. ”
López Hernández insistió en su homilía en que la crisis económica provocada por la pandemia, “se ha reflejado en la población más desfavorecida en un elevado incremento del desempleo, en la ausencia total de ingresos en muchos hogares y en una grave crisis de vivienda, pues muchas familias no tienen dinero para pagar el alquiler de la vivienda y los gastos de suministros”.
El obispo de la diócesis advirtió sobre la evolución de la situación laboral y económica “va a seguir haciendo necesaria una fuerte colaboración económica con Cáritas, para paliar de necesidades de las familias que se han quedado sin medios de subsistencia”.
Su homilía estuvo dividida en cuatro puntos. El primero, “El maná”, “alimento misterioso dado por Dios a su pueblo en el desierto”. En esta parte de su homilía, López Hernández reflexionó sobre el hecho de que la inmensa mayoría de personas de nuestra sociedad actual, “quieren vivir sólo de pan, o de pan y circo, y carecen de alimento de Dios”. Y añadió que la falta del pan a muchas personas, “como ocurre de forma generalizada en el mundo, y ahora también alrededor de nosotros, entre las víctimas más frágiles de la pandemia, lleva a muchos a sentir y proclamar que el antiguo trono de Dios está vacío”.
Y aseguró que con gran empeño “estamos cuidando la celebración de la eucaristía y la mejor pedagogía eucarística de nuestros fieles”, pero cree que se encuentran “con la grande y contagiosa influencia social de la mayoría de personas que se conforman y parecen sentir que la misa carece de interés, y lo que ofrece no motiva a la participación en ella”.
En este sentido, el prelado ve que “la necesaria y urgente pastoral eucarística” necesita “una previa evangelización de primer anuncio, una intensa renovación de la fe y la forma de vida eucarística de nuestras comunidades y una profunda revisión crítica de los fundamentos éticos y humanistas de nuestra sociedad del consumo”. En concreto, quizo aclarar que se refiere a la revisión crítica “que hemos de hacer los cristianos para aprender a liberarnos de la seducción del consumo como estilo de vida intrascendente”.
En el segundo punto de su homilía, “El Cuerpo y la Sangre de Cristo“, insistió en que la eucaristía “es el alimento de la verdad, y nos guía a la verdad del amor, que es la esencia misma de Dios y determina nuestra identidad personal”. Por ello, prosiguió el obispo, “la comunión del cuerpo y la sangre de Cristo está llamada a ser el principio de un cambio radical de la persona y de la humanidad”. El obispo de la diócesis también puntualizó cómo “El Cuerpo y la Sangre de Cristo edifican la Iglesia“, en su punto tercero de la homilía, porque la eucaristía, “nos edifica y nos mantiene en el ser Cuerpo de Cristo, en la vida fraterna, en el servicio de la caridad, y en la misión común”.