20/10/2021
La Iglesia de Salamanca da sus primeros pasos en el camino sinodal que acaba de iniciarse. En todas las diócesis españolas, el 17 de octubre ha tenido lugar una celebración de apertura de este tiempo de Sínodo, fijado por el Papa Francisco, donde se invita a toda la Iglesia a interrogarse sobre la sinodalidad: comunión, participación y misión.
La eucaristía tuvo lugar en la Catedral Nueva, fue presidida por el obispo de Salamanca D. Carlos López Hernández y concelebrada por el obispo emérito de Riobamba D. Julio Parrilla Díaz, con asistencia de una amplia representación de la comunidad diocesana, y donde se realizaron varios gestos para simbolizar el inicio del camino sinodal.
El primero de ellos, durante la monición de entrada, donde se entronizó la Cruz de la Asamblea, portada por algunos miembros de la Comisión diocesana para el Sínodo 2023, “un signo de comunión que estimuló nuestra participación y que vino a fortalecer la misión”, apuntaron.
Por otra parte, se recordó que el camino sinodal, “está íntimamente conectado con el espíritu de la Asamblea, de hecho, viene a ser para nosotros un acicate para recuperar, tras todo lo vivido en tiempo de pandemia, el espíritu de renovación espiritual, pastoral y estructural en nuestra diócesis”. La Cruz se colocó a un lado del altar mayor mientras se entonaba, “Un solo Señor”.
Y tras la renovación de las promesas bautismales, a través del rito de aspersión, comenzó la liturgia de la Palabra. En su homilía, el obispo de la Diócesis de Salamanca, Carlos López Hernández, confirmó que en gozosa comunión con el Papa Francisco, y con todas las iglesias particulares que constituyen la Iglesia de Jesucristo, “celebramos esta eucaristía de apertura diocesana del Sínodo de los obispos”.
Al respecto, insistió en que el Espíritu Santo es “el agente principal y el alma del camino sinodal que Dios espera de la Iglesia en el tercer milenio, es decir, el alma del caminar juntos como realización y manifestación de la naturaleza de la Iglesia como pueblo de Dios peregrino y misionero”.
Además, apuntó una pregunta fundamental que el Sínodo llama a responder desde la propia experiencia: “¿Qué pasos nos invita a dar el Espíritu para crecer como Iglesia sinodal? “. Y para ello, propuso la consulta del documento preparatorio del Sínodo, “donde se aclara que afrontar juntos esta cuestión exige disponerse a la escucha del Espíritu Santo, que sopla donde quiere, permaneciendo abiertos a sorpresas que ciertamente prepara para nosotros a lo largo del camino”.
López Hernández determina que el primero de los objetivos para el desarrollo de la misión evangelizadora de todos los bautizados y confirmados, “es hacer memoria sobre cómo el espíritu ha guiado el camino de la Iglesia en la historia, y nos llama hoy a ser juntos testigos del amor de Dios”.
Con esta orientación, remarcó el prelado, “el nuevo proceso sinodal nos sitúa de forma bastante explícita en la continuidad de nuestra Asamblea diocesana, porque nos llama a hacer memoria de la guía del Espíritu en ese momento decisivo de nuestro camino de asamblea”.
Y alentó a los que participen en los nuevos grupos del Sínodo, a tener el texto de las Orientaciones de la Asamblea “como fondo de meditación para la tarea en la que vais a participar”.
El obispo diocesano también interpeló a seguir las huellas de Jesús, “los que en el que camino de Emaús, de la propia vida, hemos encontrado la compañía del Señor, que nos salva y llena de amor nuestro corazón, y nos sentimos ungidos a salir como misioneros, y asumimos gozosos el compromiso de volver a las huellas de Jesús, como nos propuso la Asamblea diocesana a la luz de la Pascua, y guiados por el Espíritu Santo”.
Carlos López Hernández cree que, siguiendo estas huellas, “el Señor nos hará caminar por las alturas, y renovará la esperanza de la comunidad diocesana en medio de la dificultad evangelizadora actual, y de la aparente falta de cosecha pastoral”.
Asimismo, remarcó que el ritmo de la renovación que se asume con este Sínodo, “lo irá marcando la acción del Espíritu Santo, que unas veces empujará como un viento impetuoso, y otras veces, se manifestará como una suave brisa o susurro casi imperceptible”.
En la presentación de las ofrendas, se incluyeron dos gestos relacionados con el camino sinodal. Por un lado, el logotipo del mismo, para que sea “un camino de escucha, de aportaciones, de luz que el Espíritu Santo va a dar a todos gracias a la participación de todos”. Por otro, el texto de las propuestas de la Asamblea Diocesana.
Para terminar, después de la Comunión, tuvo lugar la presentación de la Comisión diocesana del Sínodo, a los que fueron nombrando uno a uno y se acercaron al altar mayor junto a otro laico que daba testimonio de cada uno de ellos. La celebración concluyó con la oración comunitaria del camino sinodal, “Adsumus” (Estamos ante ti), la bendición final y el envío a la misión.