13/05/2021
SERVICIO DIOCESANO DE COMUNICACIÓN SOCIAL
Ocho sacerdotes y diáconos permanentes de la Diócesis de Salamanca celebraron el pasado 10 de mayo sus bodas de Oro y Plata de ordenación en la eucaristía de San Juan de Ávila. En esta ocasión, tuvo lugar en la Catedral Nueva presidida por el obispo, Carlos López Hernández, que en su saludo inicial habló sobre la elección de amor, en este caso al sacerdocio. “Entrar con Jesús a través de la amistad que nos regala, en la intimidad de amor con el Padre, que nos hace capaces de amar como hemos sido amados, de amar como Jesús nos ha amado, y de experimentar desde esa fuente del amor, que nuestra alegría plena está en mostrar a Jesús que le amamos sobre todo, y a los hermanos, que estamos dispuestos también a dar la vida por ellos”, destacó el prelado.
Asimismo, reiteró que en el ejercicio del ministerio se consigue la alegría plena, “que es la fidelidad última a la que el Señor nos llama, que es eterna y compartida con él para siempre”. Y López Hernández quiso dar gracias por el ministerio que los une a todos: “El misterio fundamental de nuestra vida, donde el señor renueve esta fe y esta gracia, y para que perdone la fragilidad que acompaña nuestra vida en formas diversas”.
La monición de entrada la realizó uno de los sacerdotes que celebra sus bodas de Plata en el sacerdocio, Juan Pedro Melgar, en representación del resto de presbíteros. En sus primeras palabras quiso dar las gracias a Dios “por la llamada y el don que un día nos hizo, la vida apostólica”, apuntó. Además, pidió que se reavive ese don, “porque los sacerdotes somos ordenados para la misión, para servir al pueblo de Dios como ministros del Evangelio, de los sacramentos y de la caridad”.
Por último, recordó que es Jesús el que lleva adelante la tarea de la misión, “nosotros solo somos pequeños instrumentos en sus manos”. Juan Pedro Melgar reiteró que, en esta Iglesia, “Jesucristo es el centro y el fundamento de nuestras vidas y la de nuestras comunidades”.
La homilía corrió a cargo del vicario general de la Diócesis de Salamanca, Florentino Gutiérrez, quien quiso repasar algunos datos y palabras del patrono del clero diocesano, San Juan de Ávila. Entre los aspectos que destacó de este santo está el hecho de recordar que la vocación del sacerdote, “es un don de Dios”, o que representa a Cristo en la liturgia y en la vida. Además, indicó que el sacerdote “ha de estar al servicio de todo el pueblo de Dios”. Por último, indicó que el Papa Francisco ha emitido un decreto por el que San Juan de Ávila queda inscrito en el Calendario Romano General, y ha determinado que la festividad se celebre en toda la Iglesia el 10 de mayo.
Este año, los homenajeados han sido Ángel Alsina, Aníbal Hernández, Florentino Gutiérrez y Jesús Vivanco, S.D.B., quienes fueron ordenados presbíteros en el año 1971; Juan Pedro Melgar y José Luis Atienza, que recibieron su ordenación sacerdotal en 1996, y los diáconos permanentes Juan Bosco Sardón y José Luis López, ordenados también en 1996.
Tras la cancelación de esta celebración en 2020 por el confinamiento y el estado de alarma, en esta ocasión también han sido homenajeados los presbíteros que celebraron el pasado año sus 50 y 25 años de ministerio. En concreto, el obispo de Salamanca, Carlos López, que celebró sus bodas de Oro (1970-2020) y los presbíteros Eugenio Alberto Rodríguez, Francisco Javier García, José Luis Sánchez, Lauren Sevillano, Manuel Muiños, sus bodas de Plata (1995-2020).
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