ACTUALIDAD DIOCESANA

10/06/2019

El Centro Materno Infantil Ave María tiende la mano a la mujer embarazada y a sus hijos

El Instituto Secular Cruzada Evangélica abrió este recurso hace 70 años en Salamanca, de la mano de su fundador, el sacerdote Doroteo Hernández, que acaba de ser declarado Venerable por el Papa Francisco

Hace 70 años, cuando una joven se quedaba embarazada sin estar casada recibía en muchas ocasiones el rechazo de su familia y de la propia sociedad. No era fácil. Una situación que llevó al suicidio a una universitaria en 1949, en la Peña Celestina de Salamanca, porque no encontró otra salida. El sacerdote Doroteo Hernández Vera, fundador del Instituto Secular Cruzada Evangélica y que acaba de ser declarado Venerable por el Papa Francisco, decidió crear un recurso nuevo en Salamanca para atender estas situaciones.

De este modo se puso en marcha el Centro Asistencial de Madres Solteras, bajo las siglas de CAMS, en la actualidad denominado Centro Materno Infantil Ave María. Su primera sede estuvo en la calle Libreros, cedida por la Universidad de Salamanca, aunque se fue quedando pequeño y pasaron a la Ronda de Sancti Spiritus. “Eran mujeres que querían guardar el embarazo y después entregaban a sus hijos y que no se enterasen sus familias”, relata la directora del centro durante los últimos 18 años, Rosario Álvarez, y que llegó a conocer al fundador del Instituto Secular.

Su ubicación definitiva, en una finca del municipio de Santa Marta de Tormes llegó en 1974, tras el interés de Doroteo Hernández en que estas mujeres tuviesen un espacio más amplio y con jardín para sus hijos. El fundador fue el responsable de seguir las obras, y como asegura la actual directora, “tenía un entusiasmo tremendo por esta casa, donde ideó la capilla en el centro de la misma, porque tenía que ser el centro de todas las actividades”. Aquel edificio arrancó con 40 plazas, que solían cubrirse durante los primeros años, pero como relata Álvarez, la situación de las jóvenes embarazadas cambió, y la sociedad fue asumiendo ese tipo de situaciones.

La directora del centro, Rosario Álvarez. Foto: Óscar García

En la actualidad, cuentan con 14 plazas, y el perfil de las personas atendidas ha cambiado considerablemente. En sus orígenes, eran todas españolas, y ahora, se ha ampliado. En el centro Ave María trabajan con tres perfiles de mujeres, y así lo argumenta su directora. Por un lado, de familias españolas desestructuradas, muy jóvenes, con intervención de los servicios sociales tras el embarazo; por otro, “inmigrantes, algunas indocumentadas, que han estado trabajando como empleadas de hogar y al llegar el embarazo se han quedado sin ingresos y sin el apoyo de sus parejas, y por último, las que llegan de adopciones internacional, que se produjeron en la segunda infancia y no se han adaptado a sus familias y llegan los problemas en la adolescencia y el embarazo que no saben cómo asumir”. Todas ellas tienen en común, describe esta responsable, que se sienten “solas”.

En este momento tienen ocupadas 12 de las 14 plazas, con mujeres de entre 17 años la más joven, y una media que no supera la veintena. Junto a ellas están sus hijos, 12 en total, de diferentes edades, sobre todos bebés, que cuentan con espacios para cada una de ellas. En la puerta de cada habitación está la foto del niño junto a su madre y sus nombres. Como describe una de las educadoras, Rocío González, tratan de crear un ambiente lo más parecido a una familia, y así se respira en las estancias comunes, como el salón o el comedor.

Ambiente familiar

La directora también resalta su método de trabajo, “centrado en que se sientan queridas en un ambiente familiar y de cariño”. Rosario Álvarez subraya las palabras del fundador de su Instituto Secular al respecto de esta tarea: “Nos decía que lo primero era quererlas mucho y darlas bien de comer, que tuviesen cubiertas las necesidades afectivas y personales”. En su planteamiento establecen un programa individualizado para cada una de ellas, “en algunos casos las motivamos para que retomen sus estudios, o se formen para un futuro empleo”. Pero lo primero de todo, como detallan sus responsables, es que estas mujeres jóvenes “encajen su embarazo, porque en muchas ocasiones no es querido ni aceptado”. Asimismo, hay casos de embarazadas que no tienen un modelo parental de afecto y cariño incondicional, “llegan con desconfianza, creen que no apostaremos por ellas”.

* (Puedes leer el reportaje completo en la edición impresa de #Comunidad (709), la revista oficial de la Diócesis de Salamanca).

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