18/03/2024
SERVICIO DIOCESANO DE COMUNICACIÓN
“Padre, envíanos pastores”, es el lema de la campaña del Seminario de este año. ¿Cómo lo interpretas en el contexto actual?
Lo primero y más importante es rezar, porque nos lo pidió el Señor, y en este momento es urgente que envíe sacerdotes, y que tomemos conciencia que es un don.
“Padre”, porque tenemos que seguir descubriendo que Dios no nos abandona, y a través del sacerdote muestra su paternidad, su cercanía amorosa.
“Pastores”, identificados con Jesús el Buen Pastor, que va a buscar la oveja perdida. En este momento, el sacerdote, tendrá ese corazón de pastor que llama, reúne, alimenta, guía, cuida y forma a su rebaño, pero sobre todo sale a buscar a los que no están dentro, que son la mayoría, y está muy pendiente de los más débiles.
¿Cuál es la situación actual en el Seminario diocesano de Salamanca?
En este momento hay un seminarista, Mario, que cursa 4º de Teología en la Universidad Pontificia y reside en el Teologado de Ávila con otros seminaristas de distintas diócesis de Castilla y Extremadura. Además, hay un par de chicos, uno joven y otro adulto, que están haciendo un discernimiento vocacional.
Como paso previo al Seminario, está la Pastoral Vocacional. ¿Qué misión tiene y cómo trabaja?
La Pastoral Vocacional tiene la misión de promocionar la vocación sacerdotal en nuestra diócesis, animando a todo el pueblo de Dios, en especial a los sacerdotes, como sujetos activos de la misma.
Hay momentos importantes que se aprovechan para esta promoción, en torno al Día del Seminario, en la solemnidad de San José, donde se realizan distintas acciones: difusión de carteles, oraciones y material catequético a todas las parroquias para que se dé a conocer la vocación sacerdotal a la comunidad cristiana, especialmente a los niños, adolescentes y jóvenes; vigilia de oración diocesana, donde se invita en especial a participar a los jóvenes, para rezar por las vocaciones y el encuentro de monaguillos de la diócesis; la marcha vocacional en torno a una ruta, el Camino del Agua, que solemos hacerla durante el año y dar testimonio de la vocación en colegios, y allí donde se reúnen más jóvenes, en Pastoral Universitaria y Juvenil.
Después, a lo largo de todo el año la Pastoral vocacional promueve una “cultura vocacional” para que en los grupos de niños, adolescentes y jóvenes que hay en las distintas realidades eclesiales haya auténticos procesos de fe que ayuden a descubrir la vocación y responder a ella.
¿Cómo se puede fomentar una mayor conciencia y aprecio por la vocación sacerdotal, especialmente entre los jóvenes?
En primer lugar, los mismos sacerdotes debemos dar un buen testimonio de nuestra vocación. Se nos debe ver alegres, entregados, enamorados del Señor; debemos amar nuestra propia vocación y hablar bien de nuestros hermanos en el presbiterio.
Y en segundo lugar, que aprovechemos estas campañas en torno al Día del Seminario, y también durante el año, para hablar de la belleza y la importancia de la vida sacerdotal, en los lugares donde hay adolescentes y jóvenes. Los sacerdotes deberíamos tener alguna presencia en colegios, Pastoral Juvenil, y Universitaria, cofradías, etc. Y, por supuesto, dado que la Pastoral Vocacional es cosa de todos, los catequistas, profesores de Religión y los padres deberían dar a conocer esta vocación. En esta campaña, son los mismos laicos los que están dando testimonio del valor de tener sacerdotes.
Es importante que los mismos jóvenes nos vean cercanos y conozcan lo que hacemos, cómo vivimos para que se les quiten prejuicios y aprecien esta vida como una vocación natural dentro de la Iglesia.
¿Cómo se realiza el acompañamiento a los jóvenes que sienten la llamada de Dios al sacerdocio?
Los jóvenes hablan personalmente conmigo, cada quince días tenemos una entrevista en la cual los candidatos narran su biografía personal. Vamos viendo los signos vocacionales, también se analizan cuáles son las motivaciones que les están moviendo, y si hay una idoneidad o madurez humana, intelectual y espiritual para iniciar un camino de formación.
Por otro lado, queremos promocionar de nuevo el Seminario en familia, como estructura que ayude de una manera más comunitaria e intensa al discernimiento de los que muestren esta inquietud vocacional, antes de entrar en el proceso formativo del año propedeútico y la Teología.
¿Qué requisitos humanos, espirituales e intelectuales, necesita tener un candidato al sacerdocio?
El candidato a sacerdote tiene que tener un gran amor a Cristo y a la Iglesia, ser un hombre disponible y entregado a la causa del Señor, que se une a Cristo en obediencia, pobreza y castidad. Además, debe tener suficiente madurez afectivo-sexual, ser una persona de oración cuyo alimento espiritual fundamental sea la lectura de la Palabra, la Eucaristía y la frecuencia en el sacramento de la reconciliación. Debe manifestar un celo apostólico por anunciar a Jesucristo, ser una persona de comunión, capaz de relacionarse sanamente, acogiendo a todos sin hacer preferencias, humilde, servicial, que busque la verdad, conozca y ame el mundo que le toca vivir, preocupado por los problemas y necesidades de la sociedad y de las personas, en especial atento a los más débiles.
¿Qué tiene de específica la formación de los seminaristas? (cómo se combina la espiritualidad y la formación académica?)
La formación académica específica toca materias propias como la del Orden sacerdotal, pero no se pueden desvincular de la Cristología, Eclesiología, pneumatología, etc. Luego, en el Seminario, esta formación es enriquecida con formaciones donde cada año tratan una dimensión: humana, pastoral, espiritual, intelectual. Este año toca la dimensión pastoral, con el objetivo es “formar en una sensibilidad para ser responsables de la realidad e implicarse pastoralmente”.
En el Teologado de Ávila, la espiritualidad se cuida con la dirección espiritual, la oración y la eucaristía, los cursos de espiritualidad sobre alguna figura sacerdotal, los ejercicios espirituales propios de cada etapa y la configuración con Cristo Pastor, donde se van tocando las virtudes humanas y sacerdotales.
Las familias, la comunidad diocesana, ¿qué papel tienen en la promoción de esta vocación?
Sin duda, es fundamental la familia. De hecho, las últimas vocaciones en la diócesis provienen de familias que viven la fe, están comprometidas con la Iglesia y han apoyado a sus hijos en la vocación sacerdotal. Por otro lado, hoy en día, en los grupos y parroquias donde hay matrimonios y familias comprometidas nacen vocaciones sacerdotales.
La comunidad diocesana también tiene mucho que aportar en esta promoción, desde la oración, la catequesis, la propuesta explícita y la ayuda a los propios sacerdotes para que vivan su vocación de una manera más auténtica.
El obispo ha mostrado su preocupación por esta urgencia vocacional y ha pedido que se ore insistentemente por las vocaciones al sacerdocio. ¿Qué iniciativas estáis impulsando?
En primer lugar, con la ayuda de la Delegación diocesana de Liturgia, hemos elaborado un díptico con peticiones vocacionales para que se recen en la eucaristía cada día de la semana y, en especial, en la adoración de los jueves sacerdotales. También se han repartido otras tarjetitas con peticiones para la oración de Laudes y Vísperas.
En segundo lugar, el Consejo Episcopal ha elaborado un documento sobre la Pastoral vocacional que tiene estas partes: 1. La belleza de ser sacerdote; 2. Promover para todos una cultura de la vocación; 3. Todos estamos llamados a la promoción sacerdotal; 4. Visibilidad e instituciones para crear semilleros, seminario. Este documento se está trabajando este año en los arciprestazgos y en los consejos diocesanos para enriquecerlo, de manera que el próximo curso podamos iniciar un camino nuevo para impulsar la pastoral vocacional en nuestra diócesis.