ACTUALIDAD DIOCESANA

28/05/2021

El acompañamiento al enfermo en pandemia

Esta semana, en #HazMemoria repasamos la labor de médicos y capellanes en el Complejo Asistencial de Salamanca en tiempo de pandemia, con los testimonios de dos médicos y un sacerdote

 

SERVICIO DIOCESANO DE COMUNICACIÓN SOCIAL

El acompañamiento a los enfermos fue clave en los momentos más duros de la pandemia del covid-19. Así nos lo relatan desde el Complejo Asistencial de Salamanca, donde lo vivieron en primera persona dos médicos, Ángel Batuecas y Miguel Ángel Delgado, y uno de los capellanes que conforman el equipo del servicio religioso, Fernando García Herrero.

Esta semana, #HazMemoria repasa la labor de la Pastoral de la Salud en los hospitales, que en Salamanca ha mantenido su presencia durante toda la pandemia, incluso en los meses iniciales con mayores restricciones. La Diócesis de Salamanca pone a disposición de pacientes y familiares un amplio equipo de sacerdotes y religiosas cuya principal tarea, más allá de ofrecer los sacramentos, es la de acompañar y escuchar a las personas, en muchas ocasiones, en sus últimos momentos de la vida.

El capellán y director del Servicio diocesano de Pastoral de la Salud, Fernando García Herrero, reconoce que la experiencia vivida en el hospital este último año ha sido “muy intensa para mí, y a la vez un gran regalo, un don especial porque ha sido tocar lo más hondo y lo más profundo del ser humano”. Además, reconoce que en estos meses también han vivido experiencias muy profundas, “acompañando en la soledad a tantos enfermos que no podían estar acompañados por sus familiares, atendiendo espiritualmente tanto en sacramentos como en presencia, intentando acercar el consuelo del Señor, y también, no solo a los enfermos sino también a sus familiares”.

Llevar el consuelo del Señor

Al respecto, este sacerdote insiste en que también han hecho la tarea de reconfortar con el consuelo del Señor, “no el nuestro”, porque cree que, al fin y al cabo, “somos instrumentos de la acción de Dios, de la presencia de Cristo resucitado entre nosotros que continúa estando presente”.

De esos primeros meses de pandemia, este capellán recuerda que la capilla siempre estuvo con las puertas abiertas, “para que la gente no tuviera que tocar nada al entrar, y de una forma simbólica se trajo la Palabra fuera, a la puerta, y se colocó una mesita para que se pudieran dejar en ella todo tipo de peticiones”, relata. De hecho, en un sencillo cubo de metal han recogido miles de testimonios, de pacientes y familiares.

Por otra parte, García Herrero asegura que la eucaristía se ha celebrado todos los días, incluso en Semana Santa, “con poca asistencia en los tiempos más duros de Covid, pero fuimos de los pocos lugares donde lo pudimos celebrar”. La gente nunca ha dejado de pasar por la capilla, y como detalla el capellán, “la gente también deja velas a la Virgen”. Los sacerdotes del hospital siempre se han hecho presencia al personal sanitario, fuera en planta o en las Ucis, “en especial si alguien requería el auxilio del Señor o la presencia del capellán”.

Una gracia especial

El responsable de Pastoral de la Salud tiene claro que esta experiencia ha sido una gracia especial, “que me ha hecho estar más cerca del ser humano en su profundidad, y también, me ha ayudado a crecer interiormente”. Asimismo, repasa algunos datos sobre su servicio en el hospital en 2020, un año marcado por la pandemia desde mediados de marzo, con 2.400 asistencias a la eucaristía, cerca de 4.500 comuniones y unas 700 unciones a enfermos. Y en lo que va de 2021, ya han contabilizado 500 asistencias a eucaristías y la distribución de 1.200 comuniones, así como 250 unciones.

El doctor Ángel Batuecas coordinó la atención de pacientes covid en la Hospedería Fonseca.

Ángel Batuecas es uno de los médicos del Complejo Asistencial que estuvieron en primera línea desde el inicio de la pandemia. Él es otorrinolaringólogo, pero como otros especialistas, también atendió a pacientes Covid. “Este año ha sido especial, para todo el mundo, pero los profesionales sanitarios hemos tenido que hacer frente a una situación no prevista”, advierte.

A este médico le tocó ponerse al frente del único emplazamiento no sanitario que se utilizó para la asistencia de pacientes Covid, la Hospedería Fonseca, que se medicalizó, y como recuerda Batuecas, era atendido por cinco estudiantes de Medicina, una supervisora de enfermería, cinco enfermeras y el mismo número de auxiliares, “para un total de casi cien pacientes que pasaron por allí”. En su caso, esta experiencia le ha traído “una renovación vocacional”, porque como relata, “quien se dedica a la Medicina, en mayor o menor medida, lo hace como una voluntad de servicio a los demás, para que estén mejor y ayudarles en su convalecencia”.

Ayudar a los demás

En estos últimos meses, este especialista recuerda que han tenido que ponerse al frente de situaciones que no estaban previstas, “y que ha supuesto una renovación también de valores e ideales que uno tiene cuando estudia Medicina, de pretender ayudar a los demás, y qué mejor forma que hacerlo en una situación como la que estábamos, de ponernos en el sitio donde más falta hacía”, subraya Batuecas. Para él, la mayor riqueza recogida en este tiempo fue el agradecimiento y la emoción de los pacientes cuando se marchaban a casa.

En cuanto al valor de la fe en momentos tan delicados, para Ángel Batuecas es fundamental, “es un plus”. Y aclara que una persona, con fe o sin ella, puede ejercer igual de bien la Medicina, “y ser igual de entregado con sus pacientes, y transmitir la paz”, pero piensa que cuando se vive con fe, “tienes un resorte, un apoyo adicional que te ayuda a situar cada vez mejor las cosas”. Este médico considera que los contratiempos se aceptan mejor cuando detrás tienes el apoyo de la fe. A la hora de hablar de la labor de los capellanes, piensa que ha sido “fundamental”, porque han atendido a esa población mayor que sentía más alivio con su presencia, “y han hecho un esfuerzo tremendo por llegar al 180% de las necesidades que había en esos primeros momentos”.

Miguel Ángel Delgado es médico del Servicio de Urgencias en el Complejo Asistencial de Salamanca.

Miguel Ángel Delgado es médico de Urgencias en el Complejo Asistencial de Salamanca. Como también reconoce, este último año ha sido especial, “en el que nadie nos esperábamos una situación como las que nos vino en el mes de marzo”. De forma especial quiere recordar a los pacientes de la primera ola de Covid-19, “había que aplaudirles por su paciencia, porque aguantaban horas y las pruebas tardaban mucho…”. Además, también le llamaba la atención la mirada de miedo que transmitía todo el mundo, “tanto pacientes como nosotros mismos”.

Un gesto de paz

De lo vivido reconoce que los primeros días pasaron rápido, y que el tiempo no existía: “La verdad es que era venir a trabajar, ir…, no existían los fines de semana, era un turno rotatorio”. Y ante el dolor y la muerte, Delgado piensa que a veces solo podían estar a su lado, “acompañar y mirar, pedir con la mirada simplemente un gesto de paz, de tranquilidad, y qué necesita ese paciente”.

Hospital Clínico Universitario de Salamanca.

En la actualidad, este médico de Urgencias reconoce que el hospital está bien, “en la planta Covid seguimos teniendo enfermos, pero son poquitos, porque la vacuna está ayudando, pero que la gente tenga en cuenta que el coronavirus no se va a ir, que va a seguir, y que si nos despistamos a podemos volver a liar”.

Respecto a la ayuda de tener fe, Miguel Ángel Delgado considera que de alguna manera u otra todo el mundo tiene fe. “Cuando la gente sabe que tal vez le quedan pocos días de vida, u horas, hablas con la familia y le ofreces la ayuda del capellán, y han sido excepcionales las personas que han dicho que no”, resalta. Este especialista piensa que en esos momentos, “luego lo agradecen porque encuentran la paz, y la fe puede ayudar”.  En su caso la fe le ayuda a tener fortaleza para ayudar a los demás cuando están pasando por un momento muy duro.

Aprender de lo vivido

Por último, invita a la gente a aprovechar lo que se ha vivido, “que hay mucha gente que lo ha pasado muy mal, que han perdido a muchos seres queridos, y que todavía hay gente que tiene miedo a salir a la calle“, admite. Pero insiste en que se puede salir y hacer una vida normal, “a la gente hay que animarla”. Miguel Ángel Delgado subraya que se puede vivir entre el coronavirus sin infectarse, “si sabemos hacer las cosas bien”.

 

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