16/10/2020
Inés Cruz, Hija de Jesús.– La Madre Cándida captó la urgente necesidad del momento eclesial y social de su época: La educación cristiana de la niñez y juventud. Era un reto de primer orden en su tiempo . Y hoy lo sigue siendo, igualmente, un reto para los que intentamos seguir haciendo vida su carisma y, también, para tantos que creen en la necesidad y urgencia de una educación integral de la persona. Circunstancias también difíciles hoy. Pero sorprende lo que Dios realizó en la Madre Cándida y a través de ella. Una persona sencilla, con poca formación… pero con un enorme deseo de responder a lo que veía como voluntad de Dios. Su entrega abandonada y confiada al Señor, el deseo de hacerlo presente en el mundo: “Al fin del mundo iría…” son ejemplo de su dimensión espiritual y confiada en el Padre, a pesar de su pobreza. Y es que Dios lo puede todo. Y la Madre Cándida lo vivió así y lo expresó cuando decía “Sola nada, pero con Dios lo puedo todo”.
“Si el amor no conoce fronteras, no las conoció tampoco el espíritu emprendedor de la Madre Cándida” como nos decía el cardenal Ladaria en la eucaristía de acción de gracias…
Ojalá que el ejemplo de su vida refuerce nuestro testimonio de Cristo en nuestro mundo hoy. Que al recordar y celebrar este acontecimiento, alabemos las maravillas de Dios y nos ayude a expresar nuestra gratitud y agradecimiento. Dejemos, como ella, que Jesús sea para nosotros fuerza y esperanza ¡y que con su protección intentemos seguir sus huellas a través de tantos senderos marcados a lo largo de su vida y también en esta ciudad de Salamanca, tras el querer de Dios.