ACTUALIDAD DIOCESANA

09/02/2021

“Desde que comenzó la pandemia no dejo de rezar todos los días para que termine”

Ignacio José García Pascual es especialista en Obstetricia y Ginecología en el Complejo Asistencial de Salamanca, y con motivo de la Jornada Mundial del Enfermo reflexiona sobre su experiencia como cristiano en este tiempo de pandemia

 

Este médico salmantino, que ejerce su labor en el hospital de Salamanca, tiene claro que la pandemia “nos ha dejado marcados”. Con motivo de la Jornada Mundial del Enfermo, que se celebra el 11 de febrero, comparte como cristiano sus vivencias durante todos estos meses, en los que admite haber cambiado su percepción de la vida y de las cosas que realmente tienen importancia.

En su labor diaria no tiene contacto directo con los enfermos más graves de Covid, pero es consciente de la labor de sus compañeros, que se encargan de suplir la ausencia de los familiares, o de dar la mano en el último suspiro. “En mi planta si tenemos algún caso de embarazadas o enfermas, no son muchas, pero las tenemos que ver con el equipo de protección oportuno”, aclara Ignacio García Pascual.

Y él mismo se cuestiona: “¿Hemos tenido miedo?”, a lo que admite que sí, porque es una enfermedad contagiosa, “que se desconocía mucho de ella, y no estábamos preparados para hacer frente a una epidemia tan tremenda”. En su caso, tiene experiencia en epidemias cuando viajó hasta Perú con una ONG para tratar enfermos de cólera.

Vivir la pandemia con fe

Este facultativo reconoce que se puede tener miedo, “pero es nuestra vocación, y como médico cristiano, ese enfoque me ayuda muchísimo”. Ignacio García es consciente de que hay que poner todas las medidas técnicas y científicas para finalizar esta pandemia, “pero también se puede recurrir a la oración, como creyentes y cristianos“.

 

“Esta pandemia es una llamada a lo espiritual, y la religión forma parte de la cultura del ser humano como algo esencial”

“Estelaintución” es la obra realizada por este médico salmantino, bajo su firma artística de Garpal, en memoria de las víctimas del coronavirus.

 

En su caso, reconoce que desde que comenzó la pandemia, “no dejo de rezar todos los días para que termine de alguna manera”. Este médico especialista cree que esta situación actual, “es una llamada de atención, porque vivimos en un mundo demasiado materialista, donde la economía es lo primero, y ahora, llega un microorganismo que nos ha dado la vuelta a la tortilla”.

Ignacio García tiene claro que esta pandemia, “es una llamada a lo espiritual”, y  que la religión forma parte de la cultura del ser humano, “como algo esencial, pero que hemos perdido”. En cuanto a la enfermedad, con el covid-19 considera que el enfermo se ve identificado con el sufrimiento de Cristo en la Cruz, “y eso tiene un valor tremendo para tener fuerzas para afrontar la enfermedad y el dolor”.

“Vivir con fe nos ayuda a contemplar la enfermedad desde otra perspectiva”

Un Dios interior

El hecho de vivir con fe, subraya este médico, “nos ayuda a contemplar la enfermedad desde otra perspectiva”, porque confirma que se encuentra el significado. “Si Cristo sufrió en la Cruz y tú lo haces ahora con la enfermedad, te ves reconfortado”, insiste. Como profesional sanitario cristiano reitera que sienten ese Dios interior, “que está con nosotros, nos acompaña y nos da fuerzas de alguna manera, pero hay que buscarlo en nuestro interior”.

Por otra parte, García habla del espíritu de sacrificio, “que forma parte de nuestra religión y de nuestra fe”, aunque admite que esa palabra, “no nos gusta, es muy dura”. En este sentido, admite que el confinamiento ha sido un sacrificio, “no nos gusta, y qué duro se hace, pero es un sacrificio y hay que asumirlo, aunque con fe se lleva mucho mejor”.

 

Ignacio García, en la consulta del centro de salud parroquial de San José de Tianaya, en Perú.

 

En relación al mensaje del Papa con motivo de la Jornada Mundial del Enfermo que habla sobre que la enfermedad, “siempre tiene un rostro, incluso más de uno”, Ignacio García destaca que la enfermedad no es un número de habitación o de enfermo, “tiene un rostro, con nombre y apellidos”. En relación a la pandemia, este médico lamenta que todo se resuma en cifras de fallecidos y afectados, “pero detrás de esos números, hay personas, rostros como dice el Papa”, y a mayores, las familias y sus vidas, “y hay muchas personas que lo han pasado muy mal por la pérdida de esos seres queridos”.

Mantener la esperanza

Otro aspecto que resalta en relación a la fe y la enfermedad es la esperanza, “que nunca debemos perder, y más aún en los cristianos, porque siempre tenemos que tener esperanza de que lo vamos a superar”. Asimismo, la pandemia, “ha sido una cura de humildad”, reitera, porque según detalla, “creíamos que teníamos todo y que nada nos haría perder la salud, hasta que llegó este microorganismo que nos puede matar en 24-48 horas”.

En todo el tiempo de pandemia en el hospital agradece la labor de los capellanes, y en especial, de que mantuvieran abierta la capilla las 24 horas del día: “La gente dejaba notas para pedir por los pacientes más graves, y también leían algunas peticiones…”. Porque insiste en que hay que rezar, “tenemos que hacer oración por los enfermos, y confiar en la medicina, pero a veces, tiene sus limitaciones, y no podemos curar, pero si podemos acompañar”.

¿Te gustó este artículo? Compártelo
VOLVER
Actualidad Diocesana

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información. ACEPTAR

Aviso de cookies