ACTUALIDAD DIOCESANA

09/10/2022

Curar a veces, aliviar a menudo, confortar siempre

Comentario del evangelio de este XXVIII Domingo del Tiempo Ordinario, realizado por Tomás González para el programa informativo diocesano Iglesia Noticia, de COPE Salamanca

 

Es posible que hayamos leído o escuchado algo acerca del Día Mundial de los Cuidados Paliativos, celebrado, como cada año, el segundo sábado de este mes de octubre. Recientemente, en la Semana de Pastoral con que la Diócesis dio inicio al curso, uno de los talleres estuvo dedicado a esta realidad del cuidado que quiere ser una verdadera apuesta por la vida humana, digna de por sí en la salud o en la enfermedad. Dirigido por el médico Francisco Vara, responsable de la unidad de Paliativos en el hospital de Los Montalvos, el taller fue una oportunidad también para compartir experiencias vividas en familia o en soledad, para mostrar heridas aún frescas y no esconder cicatrices agradecidas, para subrayar que la espiritualidad es parte notable y olvidada de la salud.

El fundamento por el que los cristianos reclamamos la protección legal de la vida humana, desde la concepción hasta su fin natural, es sólido y justo. Que las leyes vigentes en España no la protejan no debe amilanarnos, sino al contrario, motivarnos para una formación más profunda y apegada al terreno, y también llevarnos a una oración más intensa, como la que nuestra lglesia diocesana sugiere los días 25 de cada mes.

La Palabra de Dios de este domingo nos ayuda a reconocer la misericordia de Dios actuando con los enfermos, y dentro de ellos, con los que en aquel momento eran considerados singularmente impuros, los leprosos. La curación de Naamán el sirio y la de aquellos diez que imploraron la compasión de Jesús son signos del poder de Dios sobre el mal. Su amor nos levanta cuando estamos postrados.

Instrumentos de ese amor, de esa necesaria compasión, sea implorada o no, hemos de ser los profesionales sanitarios cristianos. A veces podremos curar, a menudo tendremos la posibilidad de aliviar los síntomas, pero siempre habremos de confortar, de consolar, de compadecernos como el mismo Cristo se compadeció de los enfermos.

     Tomás González Blázquez, cofrade y médico

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